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Genética de la Península Ibérica

Varios estudios genéticos nos permiten saber qué sucedió a las poblaciones humanas desde hace 19 000 años.

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La ventaja de los análisis genéticos es que nos dan un idea objetiva de lo que sucedió en el pasado. Con ellos nos podemos remontar a lo que les sucedió a ciertas especies hace millones de años o podemos extrapolar los genomas actuales para saber más acerca del árbol filogenético de la vida en este planeta.

Pero eso que se aplica a especies animales, también se puede aplicar al ser humano y así determinar qué les fue pasado a las poblaciones humanas desde hace unos miles de años hasta la actualidad.

Unos estudios recientes han puesto el foco en la Península Ibérica y las vicisitudes de los humanos que han pasado por ella. Es de todos conocidos la gran cantidad de culturas y razas que han pasado por esta región mundo, pero ahora se cuenta con más herramientas para analizar el fenómeno.

Sólo hay que fijarse en un mapa para darse cuenta de lo singular de esta península europea. Está bañada por el Atlántico y por Mediterráneo. Además, ocupa un lugar bastante al sur de Europa, lo que la salvó de ser congelada en la última glaciación. La diversidad de plantas en esta región es más alta que en el norte de Europa por esta razón. Es el mismo motivo por el que supuso un refugio para los humanos que se replegaban ante los hielos en ese tiempo.

Se cree que los primeros humanos llegaron a la Península Ibérica hace 44 000 años, pero los restos de ADN más antiguos son de hace unos 19 000 años y que se corresponde a unos restos hallados en 2010 en la cueva el Mirón, en el norte de España.

Pero saber qué humanos pasaron por este gran cruce de caminos no es fácil si nos queremos remontar a tiempos anteriores a los textos escritos. Unos estudios nos ayudan ha saberlo mejor gracias a que han analizado restos humanos correspondientes a 300 individuos. Uno de ellos está publicado en Current Biology por un grupo de investigadores del Instituo Max Planck y cubre el lapso de tiempo que va desde hace 13 000 años hasta hace 6000. El otro está publicado en Science y cubre un tiempo que va desde hace 8000 años hasta hace 400. Un tercer estudio publicado en Nature el pasado mes de febrero se basa en una secuenciaón del ADN de 1413 individuos procedentes de España.

El primero analiza 11 individuos cazadores y recolectores del Neolítico, siendo el más antiguo de hace más de 12 000 años y procede de Balma Guilanyà.

En estudios previos se determinó que la Europa central y occidental estaban dominadan por cazadores-recolectores al final de la última edad del hielo. El individuo más antiguo conocido está representado por unos restos hallados en Villabruna (Italy). Al igual que la Península Ibérica, la Itálica también fue un refugio para los humanos al estar al sur y tener un clima menos severo. Los antepasados de este humano reemplazaron a la cultura magdaleniense previa (de hace 19 000-15 000 años) que había en Europa central y occidental. Se sabe que este linaje antiguo se remontaría a hace al menos 35 000 años gracias a los restos encontrados en Goyet (Bélgica).

Este estudio muestra que ambos linajes estaban presentes en la Península Ibérica desde hace 19 000 años hasta mucho tiempo después. La supervivencia de un linaje paleolítico adicional de tipo Goyet en esta región confirmaría el papel refugio de la Península Ibérica duramente el máximo de la última glaciación. Por tanto, este papel de refugio no sólo se habría aplicado a plantas y animales, sino también a poblaciones humanas.

Los habitantes de la Península Ibérica no habrían sido reemplazados completamente por individuos de tipo Villabruna como sucedió en Italia y el resto de Europa, sino que serían descendientes tanto de humanos de la cultura magdaliense como de humanos relacionados con los humanos de tipo Villabruna. Por consiguiente, estos habitantes antiguos de la Península Ibérica portaban una mezcla genética procedentes de estos dos linajes distintos.

El estudio podría ayudar a descifrar la estructura genética de los cazadores-recolectores tardíos a lo largo de Europa para así entender mejor su pasado, en particular la asimilación del estilo neolítico de vida traída por la expansión de agricultores y ganaderos procedentes del Oriente próximo durante el Holoceno.

El artículo publicado en Science se centra en un periodo más tardío que cubre el periodo Mesolítico, el Neolítico, la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Se basa en restos procedentes de 271 individuos. Este gran número de individuos ha permitido a los autores del estudio realizar inferencias con resolución como nunca antes se había hecho.

Los investigadores encontraron que durante la transición hacia el sedentarismo impuesto por la agricultura, los cazadores recolectores de la Península Ibérica fueron fuertemente influidos por la genética de los agricultores de la región de Anatolia que llegarían hace 7500 años. Así que tuvo que haber un cruce entre individuos de ambas poblaciones. Esta mezcla parece ser única en toda Europa. Al final de ese tiempo los esqueletos de cazadores recolectores sólo representan el 10% de los hallados, para recuperarse más tarde hasta un 20%.

Posteriormente se dio cierta influencia genética del norte de África, como prueban el caso de un individuo de hace 4400 años hallado en la península que era 100% norteafricano y el de una mujer de hace 3500 años que tenía abuelo norteafricano. Esto demostraría que gente del norte de África viajaba hasta la península mucho antes de que surgiera el Imperio Romano.

Quizás lo más curioso que han encontrado es que hace entre 4500 y 4000 se reemplazaron todos los cromosomas Y locales por los que portaban los varones procedentes de las estepas de Europa central, de lo que hoy es Ucrania y Rusia.

Se cree que esta invasión no fue violenta, pues no hay pruebas de violencia en ese periodo. El reemplazo genético se pudo dar, simplemente, porque estos nuevos pobladores tenían más hijos que los locales antiguos. La hibridación haría el resto. Otra explicación sería que los agricultores tenían más éxito reproductor debido a razones culturales. Las pruebas arqueológicas indican que entonces vivían en sociedades más igualitarias, almacenaban comida y tenían ritos funerarios en los que enterraban a su muertos juntos.

Este gran influjo genético reemplazó el 40% de la herencia genética de los antiguos pobladores de la península. Esta «invasión» podrían ser la que introdujo el lenguaje Indoeuropeo en la península.

Estos antepasados esteparios no sólo se extendieron en las zonas actuales de habla indoeuropea, sino que también llegaron la país vasco. Aunque los vascos retuvieron su lengua pese a este fenómeno, representarían bien cómo era la población de la península en la Edad del Hierro. Esta pequeña región, sin embargo, no fue afectada de igual manera que el resto de la península por las influencias genéticas que vinieron después tras la llegada de griegos y romanos, pues permaneció relativamente aislada desde el punto de vista genético a partir de ese momento. Pero la población vasca es genéricamente indistinguible del resto de la población de la península durante la Edad del Hierro.

La Edad del Hierro empezó hace 2800 años en la península y está marcada por nuevas oleadas de gente procedentes del norte y centro de Europa, lo que marcaría el surgimiento del la cultura celtibérica.

Los fenicios, procedentes del Mediterráneo oriental ha habían establecido puntos de comercio en las costas de la península antes de ese momento.

Los análisis genéticos muestran los periodos históricos posteriores en los que griegos y romanos se asentaron en la península. Los romanos llegaron a la misma hace 2200 años. Durante el periodo romano hubo un flujo genético procedente del norte de África, de distintas partes del este del Mediterráneo y de origen local que interaccionaban entre sí de tal modo que dejaron un legado tanto demográfico como cultural.

También se ve la influencia genética de los musulmanes y de como esta se redujo hace 500 años cuando los reinos cristianos los expulsaron. Pero el análisis muestra que los invasores musulmanes no penetraron en el País Vasco

En todo caso, este tipo de estudios sirve para ilustrar cómo los análisis de alta resolución de ADN antiguo permiten una descripción, más detallada que la que nos da la Historia, acerca del origen de las poblaciones humana y de las vicisitudes históricas por las que han pasado hasta la actualidad. Así que es de esperar que se pueda hacer lo mismo que se ha realizado en la Península Ibérica en otras regiones del globo.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Artículo original. [3]
Artículo original. [4]
Foto: Julio Manuel Vida Encinas.