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Reacciones de simios a las cámaras

Evalúan las reacciones de distintas especies de simios y sus individuos ante la presencia cámaras.

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Inventariar animales salvajes suele ser complicado, entre otras cosas porque muchos no quieren ser encontrados. A su naturaleza tímida se le suma el hecho de que tampoco es que hayan tenido buenas experiencias con el ser humano.

Debido a esto, muchas veces se recurre a cámaras trampa que se activan cuando se nota la presencia de algún animal. Generalmente están camufladas, pero a veces no lo suficiente.

Un grupo de primatólogos se planteó qué pasaría si se colocaban este tipo de cámaras sin ningún tipo de camuflaje en los sitios que solían frecuentar tres tipos de simios, en concreto chimpancés, bonobos y gorilas. Al parecer el experimento no se realizó con orangutanes. Para ellos debía ser un objeto muy extraño, casi alienígena. Las propias cámaras grabaron en vídeo sus reacciones. Ahora publican los resultados en Current Biology.

Al parecer la reacción de estos primates varía de una especie a otra e incluso entre individuos de una misma especie. Pero hay un denominador común: los simios notan la presencia de la cámara, la tocan, la miran fijamente y, ocasionalmente, tratan de morderla.

La meta de los investigadores era saber cómo estos animales reaccionarían a la presencia de un objeto no familiar en su medio natural y determinar si este equipamiento tenía algún efecto sobre su comportamiento y si había diferencias entre estas tres especies de simios estudiadas.

«Nos sorprendió especialmente las diferencias en las reacciones observadas entre chimpancés y bonobos. Como son especies hermanas y comparten gran parte de su genética esperábamos que reaccionaran de un modo similar ante la cámara , pero ese no fue el caso», dice Ammie Kalan (Instituto Max Planck)

Los chimpancés no estaban en general interesados en las cámaras, casi ni notaban su presencia y no les molestaba. Pero los bonobos se mostraron mucho más alterados y les importaba acercarse, por lo que se mantenían a cierta distancia de seguridad de la cámara.

Los individuos dentro de cada especie reaccionaban también de distinto modo. Así, los que vivían cerca de áreas con actividad humana, como puedan ser ciudades, estaban insensibilizados a objetos no familiares y se mostraban indiferentes. Pero miembros de la misma especie que no habían sido expuestos tanto a objetos extraños se mostraban más interesados hacia las cámaras.

También la edad influía. Los simios más jóvenes exploraban las cámaras y las miraban fijamente durante más tiempo. «Como los niños humanos, necesitan conseguir más información y aprender acerca del ambiente. Ser curiosos es una forma de hacer eso», dice Kalan.

La gama de respuestas mostradas por los simios y las diferencias complejas tanto entre especies como entre miembros de una misma especie mostraría la necesidad de que los científicos reevalúen las respuestas de los animales ante la presencia de equipos de vigilancia en sus habitas naturales cuando los están estudiando. Esta presencia puede ser problemáticas y podría alterar los datos que se estén tomando. Kalan propone que para evitar este efecto sería importante establecer un periodo para que los animales se acostumbren a la presencia de este tipo de equipamiento.

A pesar de este problema, el uso de cámaras trampa para evaluar poblaciones de animales en el medio natural es todavía la opción más útil. Kalan afirma que, gracias a esta tecnología, hay menos limitaciones a la hora de estudiar un número grande de grupos o poblaciones numerosas.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]