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Sobre los microplásticos y la vida marina

Un estudio señala el efecto que los microplásticos está teniendo en las anémonas marinas.

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El ritmo de consumo de plástico por parte del ser humano, sobre todo de usar y tirar y en embalajes, crece exponencialmente. Y con ello crecen los desperdicios plásticos que llegan al mar, principalmente procedentes de ríos asiáticos, en donde el tratamiento de residuos sólidos es básicamente inexistente.

Los plásticos no pueden degradarse y se rompen en trozos cada vez más pequeños. Además, algunos plásticos, como los que usamos en las prendas de vestir, desprenden fibras durante el lavado que terminan en los ríos y finalmente en el mar. Todo ello genera una ingente cantidad de microplásticos. Se espera que dentro de unos pocos años haya más microplásticos que plancton en los océanos.

Un estudio reciente señala el efecto que estos microplásticos están teniendo en la vida marina, en concreto en las anémonas.

Estos animales ingieren estos microplásticos al consumirlo junto al plancton marino del que se alimentan y lo retienen en sus cuerpos. Además, las anémonas que sufren blaqueo retienen más de estos microplásticos que las sanas.

El estudio es el primero que investiga la interacción entre microfibras y anémonas marinas. Las anémonas están emparentadas con los corales y pueden ayudar a los científicos a comprender cómo los ecosistemas de los arrecifes de coral están siendo afectados por los millones de toneladas de plásticos que contaminan los océanos de todo el mundo.

La microfibras plásticas procedentes del lavado de ropa sintética y de fragmentación de los hilos de las artes de pesca es uno de los tipos de contaminación plástica más frecuente. Se encuentran por los mares de todo el mundo y ya han empezado a aparecer el los moluscos que consume el ser humano. La contaminación plástica ha terminado siendo un asunto bastante serio.

Los investigadores implicados deseaban comprender cómo este tipo de contaminante de larga vida está afectando a los arrecifes coralinos. Frecuentemente es confundido por comida por los animales marinos, incluyendo corales y anémonas. Lo peor no es el plástico en sí, sino los contaminantes en forma de distintos productos químicos peligrosos que estos plásticos portan o han absorbido.

Como las anémonas están emparentadas con los corales, pero son más fáciles de manejar y cultivar, los investigadores decidieron usarlas como modelo animal en el laboratorio en las que ver los efectos de los microplásticos en forma de fibra y así extrapolar los efectos de este tipo de contaminante sobre los corales.

En la mayor parte de los laboratorios que tratan de estudiar este fenómeno se suelen usar microbolitas de plástico, pero no microfibras. Este no fue el caso. La idea era ver si las microfibras ingeridas por las anémonas sanas y por aquellas enfermas que han perdido sus algas fotosintéticas (blanqueadas) era ingeridas de forma distinta.

Como todos sabemos, los corales sufren un proceso de blanqueamiento de ese tipo por culpa de la subida de la temperatura del agua marina que puede llegar a matar los corales. La frecuencia de los eventos de blanqueamiento del coral ha venido aumentando en los últimos tiempos debido al cambio climático.

Los investigadores añadieron tres clases de microfibras (nylon, poliéster y polipropileno) al medio en donde había tanto anémonas sanas como blanqueadas, tanto por separado como junto a artemias que constituían la comida real.

Encontraron que el nylon fue consumido por un cuarto de las anémonas sanas y los otros tipos de fibra no fueron ingeridos. Al mezclarlo con las artemias, el 80% de las anémonas sanas ingirieron los tres tipos de fibras. Las blanqueadas consumieron un 60% de nylon y un 20% de poliéster cuando no había artemias y un 80% ingería los tres tipos de microfibras cuando estaba presenta la comida real.

A las anémonas enfermas les costó más expulsar las microfibras que a las sanas una vez ingeridas, aunque las dos se habían desecho de todas las microfibras al cabo de tres días. Lo malo es que en el medio natural, tanto las anémonas como los corales, al estar permanentemente expuestos a este tipo de contaminante, lo reintroducen de nuevo en sus cuerpos haciendo que la situación sea crónica.

Según Ken Caldeira (Carnegie Institution for Science), el trabajo sugiere que la contaminación y el cambio climático actúan en conjunto sobre los arrecifes coralinos y el impacto es así más grave. Cuando el coral se blanquea debido a una temperatura del agua más alta, el animal es más proclive a ingerir microfibras plásticas. Según él, los efectos de la contaminación y del calentamiento global no es que se sumen, es que se multiplican.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Manoela Romanó de Orte.