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Estrellas que favorecen la vida

Las estrellas naranjas serían las que más favorecerían la vida los planetas que las orbitaran.

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Se conocen unos 4000 exoplanetas alrededor de otras estrellas y los estudios estadísticos concluyen que debe de haber unos 100 000 millones de planetas en nuestra galaxia.

El «santo grial» de este tipo estudios astrofísicos sería encontrar Tierra II, o un planeta rocoso similar a la Tierra que presente indicios de vida. Algo para lo que, de momento, no tenemos el instrumental adecuado.

Por analogía se ha creído que si hay algo así debería ser como la Tierra y que ese planeta tenía que orbitar una estrella amarilla de tipo G como el Sol. Pero este tipo de estrellas sólo representan un 10% de la población de la galaxia, entre otras cosas porque tampoco viven mucho tiempo y a los, más o menos, 10 000 millones de años se transforman en gigantes rojas.

Tampoco parece que las estrellas de clase espectral G den mucho margen a la vida compleja, pues cada vez se hacen más calientes y desplazan la zona de habitabilidad hacia el exterior. La vida en la Tierra surgió hace 3800 millones de años, pero la vida compleja apareció hace sólo unos 500 millones de años. Sin embargo, en otros 1000 millones de años la vida compleja ya no podrá sobrevivir en la Tierra porque las condiciones serán muchos más cálidas y hostiles. Un poco más tarde posiblemente no haya ni atmósfera. Si la vida compleja hubiera tardado un poco más en aparecer quizás no hubiera habido ventana de oportunidad para la vida «interesante». Quizás esto ocurra en muchos casos de estrellas de tipo G en nuestra galaxia.

Por otro lado, las estrellas enanas rojas de tipo M son las más abundantes, viven mucho más tiempo, pero tienen frecuentemente fenómenos de fulguraciones que bañan con rayos X y partículas de radiación sus inmediaciones. Sus zonas de habitabilidad son, además, muy estrechas y cercanas a la estrella, por lo que los planetas que haya ahí necesariamente sincronizan su rotación con su órbita y presentan siempre la misma cara a su estrella. Así que no parece que estas estrellas favorezcan la vida, pese a que son abundantes y son las que más ejemplos nos han dado de exoplanetas, principalmente debido a un sesgo observacional.

Por otro lado, las estrellas de tipos O, B, A o F viven unos pocos millones de años y a la vida no le da tiempo aparecer y evolucionar hacia algo interesante.

Sin embargo, entre las estrellas de tipo M y tipo G están las estrellas naranjas de tipo K. Desde hace unos años se viene especulando con el concepto de estrellas más propicias para la vida y se cree que serían, precisamente, las estrellas de clase espectral K las que mejor se prestarían.

Hay tres ves más de estrellas de tipo que te tipo G como el Sol en nuestra galaxia. Según dice Edward Guinan (Villanova University), Las estrellas de tipo K son las ideales porque son más luminosas que las estrellas de tipo M y más abundantes y longevas de las de tipo G, por lo que sería más fácil encontrar vida en los plentas que orbitaran a su alrededor. Además, presentan menos actividad en cuando a fulguraciones al no tener campos magnéticos tan intensos en comparación con las de tipo M. En su contra está el hecho de que su zona de habitabilidad es menor que para las estrellas de tipo G.

Hay unas 1000 estrellas de tipo K en la esfera de 100 años luz de radio alrededor de nosotros, objetos que deberían ser blancos principales de observación. Estas estrellas viven de 15 000 a 45 000 millones de años y son más estables que las estrellas de tipo G, por lo que permiten que las atmósferas planetarias sean estables por más tiempo. Todo ello proporciona un amplio margen para que la vida aparezca, evolucione y perviva.

En el proyecto GoldiloKs, Guinan y su colaborador Scott Engle han estado midiendo la edad, rotación, emisiones de rayos X y ultravioletas de estrellas de tipo K y tipo G. Para ello han usado los telescopios espaciales Hubble, Chandra y XMM-Newton.

Encontraron que los niveles de radiación perjudicial para la vida eran mucho más benignos para planetas que orbiten estrellas de tipo K que para estrellas de tipo M. Además, calculan que la variación de su brillo no cambia más allá de un 10 o 15 por ciento en 10 000 millones de años. Esto da un gran ventana de oportunidad para la vida compleja.

En especial estudiaron las estrellas de tipo K que albergan planetas conocidos como Kepler-442, Tau Ceti y Epsilon Eridani. Kepler-442 es orbitada por Kepler-442b, que es, hasta la fecha, el mejor candidato para Tierra II, un planeta de tipo rocoso bien situado en la zona de habitabilidad.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa [2]
Gráfico: NASA, ESA, and Z. Levy (STScI).