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El secreto de los ginkgos

Se estudia la longevidad de los Ginkgos biloba que, por extensión, se podría aplicar a otros árboles longevos.

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A lo largo del mundo nos podemos encontrar con ejemplares de árboles que tienen miles de años de edad, desde las secuoyas de California a los olivos mediterráneo, pasando por algunos Ginkgos biloba.

No se sabe las razones por las que esos árboles viven tanto, salvo para los ginkgos, pues un estudio reciente sobre ellos ha descubierto algunos de los secretos de su longevidad, algo que, posiblemente, les pase a otras especies de árboles. La conclusión es que el estado natural por defecto de estos árboles sea, probablemente, la inmortalidad.

Hay ejemplares de ginkgo que cuentan con más de 3000 años de edad, todos ellos en China. Aunque recientemente se han plantado por todo el mundo debido a su gran resistencia frente a la contaminación. Fue el primer árbol que brotó tras el lanzamiento de la bomba de Hiroshima.

Se considera que esta especie es un fósil viviente y sus antepasados se remontan a fechas anteriores a los dinosaurios. Se han hallado fósiles emparentados con esta especie que datan de hace 270 millones de años, en el Pérmico. Estos árboles se extendieron y diversificaron por toda Laurasia durante el Jurásico medio y el Cretácico, pero empezaron a escasear a partir de entonces. Ahora no tienen parientes vivos por los que fueron clasificados. Esta especie es clasificada en su propia división, Ginkgophyta, siendo el único miembro de la clase Ginkgopsida, orden Ginkgoales, familia Ginkgoaceae, género Ginkgo.

El nuevo estudio es el más amplio que se ha hecho sobre envejecimiento de plantas y ha conseguido revelar los mecanismos moleculares que permiten a este árbol vivir tanto tiempo. Proporciona, además, las primeras pruebas genéticas que apoyaría la idea de que la condición por defecto en plantas de este tipo sería la inmortalidad.

Para comenzar la investigación los investigadores tomaron muestras de 34 ginkgos sanos de las provincias chinas de Pizhou y Jiangsu. Este tipo de tomas de muestra no daña a los árboles, salvo casos de extrema estulticia. [1]

Li Wang (universidsd Yangzhou) y sus colaboradores analizaron los anillos de crecimiento y vieron que estos no dejaron de crecer al mismo ritmo incluso después de cientos de años, incluso que el crecimiento se incrementaba en el tiempo. El tamaño de las hojas, la capacidad fotosintética y la calidad de las semillas, que con buenos indicadores de la salud de los árboles, tampoco cambiaban con el edad.

Para saber qué es lo que estaba pasando a nivel genético, los investigadores analizaron la expresión genética del cambium. El cambium es la parte realmente viva del tronco de los árboles hacia adentro genera tejidos lignificados que terminan siendo madera y hacia el exterior tejidos con suberina que formarán la corteza y el corcho.

Lo malo es que el cambium es de sólo unas pocas células de grosor, por lo que las muestras no eran abundantes. Aún así estos investigadores pudieron secuenciar su ARN y examinar la producción de hormonas en árboles con edades comprendidas entre los 3 años y los 667.

Tal y como se esperaba, la expresión genética asociada con la senescencia aumentaba en las hojas moribundas. Pero no apreció diferencia alguna en la expresiones genéticas en el cambium de todos esos árboles. Esto sugeriría que órganos como las hojas perecen, pero los árboles en sí no son propensos a morir de viejos a edad avanzada.

Pero, a pesar de todo, estos árboles sí experimentan algunos cambios con el tiempo. Los árboles de más edad tiene niveles más bajos de la hormona de crecimiento ácido indólico 3 acético y niveles más altos de la hormona inhibidora del crecimiento denominada ácido abscísico.

Los árboles con más de 200 años de edad presentan una reducción de la expresión genética asociada con la división celular, diferenciación y expansión. Esto significaría que las células del cambium no se transformarían en madera y corteza tan fácilmente como lo hacen los árboles jóvenes.

Los autores proponen que la división celular declinaría después de miles de años, el árbol crecía más lentamente y finalmente moriría a edad avanzada. La mayoría de los árboles, sin embargo, morirían de «accidentes», como plagas o sequías.

Para comprobar si los árboles eran más sensibles a estas fuentes de estrés con la edad, los investigadores examinaron los genes relacionados con la resistencia a los patógenos y la producción de compuestos antimicrobianos como los flavonoides. No encontraron diferencia alguna entre la expresión de estos genes en árboles de distinta edad. Esto habría permitido a los ginkgos crecer sanos durante miles de años.

Tener una edad avanzada en esta especie no sería un problema, sino que los más importante sería resistir a las fuentes de estrés.

Los investigadores esperan ahora continuar su proyecto de investigación estudiando el ritmo de mutación de estos árboles y examinar los mecanismos detrás del envejecimiento.

Este mismo tipo de análisis podría ser llevado a cabo por otros investigadores para así estudiar el envejecimiento de especies longevas como las secuoyas, así como de especies de vida corta como los álamos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [3]
Foto: DeltaWorks (pixabay.com).