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Abejorros y floración

Cuando el polen escasea los abejorros dañan las hojas de las plantas para acelerar su floración.

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Con el cambio climático se producen asincronías entre la floración de las plantas y los insectos polinizadores, al producirse la floración en un momento inadecuado para sus insectos polinizadores. Esto puede suponer una alteración negativa en las relaciones mutualistas entre plantas e insectos.

Un grupo de investigadores de ETH dirigidos por Consuelo De Moraes y Mark Mescher ha demostrado que los abejorros pueden ayudar a coordinar las plantas y las abejas al provocar la floración de estas cuando perforan sus hojas.

Estos investigadores han descubierto que una especie de abejorro tiene un comportamiento peculiar. Usa su boca para perforar las hojas de las plantas que no han florecido aún y, como resultado del daño, se estimula la producción de flores. Las plantas así estimuladas florecen antes que las que no han sido estimuladas bajo las mismas condiciones. Los abejorros no obtiene directamente sabia ni ninguna recompensa de este comportamiento.

Este es uno de los casos de estudios raros que han observado un fenómeno natural que no había sido documentado antes. Es realmente una sorpresa y sólo se ha empezado a explorar el fenómeno.

Según Mescher, en estudios previos se había ya demostrado que diferente tipos de estrés pueden inducir la floración de las plantas, pero que el papel de los daños causados por las abejorros en la aceleración de la producción de flores fue inesperado.

Colocaron a abejorros hambrientos de polen en una jaula de malla en la que había plantas de tomate y mostaza. Los investigadores primero notaron que, durante los experimentos, los abejorros perforaban las hojas de las plantas del invernadero. Para esta tarea los abejorros usaron sus mandíbulas y brobóscides.

Otros ya habían notado ese comportamiento, pero, al parecer, nadie había explorado lo que estos insectos estaban haciendo o informado acerca de sus efectos sobre la floración.

Así que decidieron realizar unos experimentos específicos para estudiar el asunto bajo condiciones de laboratorio. También realizaron pruebas de campo usando colonias comerciales de abejorros que se venden para polinización de explotaciones agrícolas.

Según los resultados obtenidos, los investigadores fueron capaces de demostrar que había una fuerte correlación entre la inclinación de los abejorros hacia dañar las hojas y el polen que obtenían. Este comportamiento era mucho más frecuente cuando había poco o nada de polen disponible para los abejorros.

Además, encontraron que el daño infligido sobre las hojas de las plantas tenía un notable efecto sobre el momento de la floración en dos especies de plantas. Las plantas de tomate así tratadas, por ejemplo, florecían 30 días antes que aquellas que no habían sido blanco de los abejorros. Si se trataba de plantas de mostaza el adelanto en la floración era de 14 días.

Moraes sugiere que el estado de desarrollo de la planta cuando es dañada por los abejorros puede tener alguna influencia en la aceleración de la floración.

Los investigadores también probaron a dañar manualmente las hojas de las plantas de una manera similar a como lo hacen los abejorros, pero, aunque sí consiguieron una floración más temprana, el efecto no era tan fuerte en comparación a cuando lo hacían los abejorros.

De Moraes sugiere que los abejorros tiene que liberar alguna sustancia química o similar que obre el efecto. Ahora están tratando de caracterizar los mecanismos moleculares involucrados en la respuesta de la planta al daño producido por las abejas.

En las pruebas de campo pudieron ver que cuando los abejorros no tenían suficiente suministro de polen perforaban las hojas de plantas a las que tenían acceso. Pero este daño disminuía cuando los investigadores colocaban más plantas con flores disponibles para los abejorros.

No solamente eran los abejorros de los experimentadores los que tenían este comportamiento. Pudieron observar que los abejorros silvestres de otras dos especies distintas a las con que habían experimentado tenían el mismo comportamiento que en los experimentos de campo que realizaron. Sin embargo, otros insectos polinizadores, como las abejas melíferas, no exhibían ese comportamiento, simplemente ignoraban las plantas que todavía no habían florecido, aunque estuviera entre otras ya florecidas.

Observaron que, según la primavera avanzaba y había más polen disponible, este comportamiento se reducía.

Además, los abejorros agujereaban las hojas de las plantas no florecidas cerca de su colmena, pese a que lejos sí había plantas con flores. Esto optimizaría el forrajeo una vez la floración fuera forzada. Así que el comportamiento de los abejorros podría ser una adaptación para maximizar la eficacia en el forrajeo de polen. Como los abejorros sólo viven un mes, es un truco que no parece que aprendan, sino que debe ser instintivo y posiblemente sea heredado. Aunque los abejorros obreros no se reproducen, su comportamiento redunda en un mayor beneficio hacia la colmena lo que podría resultar en una presión evolutiva.

Según Moraes, puede que los abejorros hayan encontrado un método eficaz para remediar la escasez de alimentos, en este caso polen. Aunque todavía no está claro si este mecanismo es suficiente como para compensar los problemas de época de floración que está trayendo y traerá el cambio climático.

En el futuro esperan investigar cómo de extendido está este comportamiento en los abejorros y los cambios bioquímicos que se producen en las hojas agujeradas por ellos. Si se lograra descubrir algún compuesto específico que podría usar en floricultura para adelantar la floración.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Hannier Pulido / ETH Zurich.