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Inmunidad cruzada en COVID-19

El haber tenido resfriados producidos por coronavirus tradicionales generaría anticuerpos contra SARS-CoV-2 en algunos casos.

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El SARS-CoV-2 está poniendo en jaque a todo el mundo y a las medidas con la que los gobiernos pretenden controlar la pandemia.

Este virus parece que está diseñado para expandirse de una manera muy eficiente. A la facilidad de contagio se le suma el factor de los casos asintomáticos que propagan la enfermedad sin darse cuenta. Hay muchos interrogantes, entre otros estos dos: ¿por qué hay casos asintomáticos?, ¿por qué parece afectar poco a los jóvenes?

Un grupo de investigadores de University College London parece que ha confirmado la hipótesis de la inmunidad cruzada que se manejaba desde hace ya tiempo. Según esta hipótesis, la infección por otros coronavirus que provocan resfriados comunes en el pasado podría facilitar la pervivencia de anticuerpos que también atacarían al virus del COVID-19, lo que conferiría cierto grado de protección al menos en algunos casos.

En respuesta a cualquier infección el sistema inmune crea anticuerpos que ayudan a combatir al microorganismo, sea virus o no. Estos anticuerpos permanecen en la sangre durante un tiempo después de la infección y evitan una reinfección por el mismo virus de nuevo (salvo mutaciones).

En su artículo, estos investigadores sostiene que algunas personas, especialmente niños, tienen anticuerpos para el SARS-CoV-2 en su sangre, pese a no haber sido infectados por el virus. Estos anticuerpos son, posiblemente, el resultado de haber sido expuestos a otros coronavirus que causan una parte de los resfriados comunes y que tiene una estructura similar a la del SARS-CoV-2.

Estos investigadores desarrollaron un test para la COVID-19 altamente sensible. Para comprobar su efectividad compararon el resultado que daba con la sangre de pacientes que habían sido infectados por el SARS-CoV-2 con la de otras personas que no habían pasado la enfermedad y, por tanto, no habían sido expuestos a este virus. Encontraron que algunas de estas personas poseían los anticuerpos y que esto incluso esto sucedía en 300 muestras de sangre recolectadas entre 2011 y 2018, cuando este virus no había empezado a actuar en los humanos.

Casi todas las muestras que tenían estos anticuerpos reaccionaban frente a los coronavirus del resfriado común, lo que significaría que estas personas habían sido expuestas a estos virus del resfriado en el pasado. Sin embargo, una fracción de ellos, en concreto una de cada veinte, tenían anticuerpos que también funcionaban frente al SARS-CoV-2, por lo que habría inmunidad cruzada. Esta inmunidad cruzada no dependía de si la infección del coronavirus de resfriado había sido reciente.

Curiosamente, esta inmunidad cruzada se presentaba más frecuentemente en menores de 6 a 16 años.

«Nuestro resultado nuestra que los niños son más propensos a tener estos anticuerpos de reacción cruzada que los adultos. Se necesita más investigación para comprender por qué esto es así, pero podría deberse a que los niños se exponen a otros coronavirus más frecuentemente», dice Kevin Ng, líder del estudio.

«Estos niveles más altos observados en niños podrían explicar por qué son menos propensos a padecer casos severos de COVID-19. Sin embargo, no hay pruebas aún de que estos anticuerpos eviten la infección de SARS-CoV-2 o su difusión», añade.

En el laboratorio los investigadores comprobaron que los anticuerpos hallados en la sangre de gente no infectada neutralizaban al SARS-CoV-2. Encontraron que los anticuerpos de reacción cruzada hacían diana en las subunidades S2 de las espículas de proteína de la superficie del virus.

Las espículas de este virus están compuestas por dos partes o subunidades que realizan distintas funciones: S1 y S2. La subunidad S1 permite al virus anclarse a la superficie de la célula a infectar y es relativamente diversa entre las distintas variedades de coronavirus. Por otro lado, la subunidad S2 permite el acceso del virus al interior de la célula y es similar en distintos coronavirus.

El trabajo de estos investigadores mostraría que la subunidad S2 de los coronavirus de los resfriados es suficientemente similar a la de del SARS-CoV-2 como para permitir la inmunidad cruzada.

Antes se creía que solamente los anticuerpos contra la subunidad S1 podía bloquear la infección, pero ahora hay pruebas de que los anticuerpos contra la S2 pueden ser también efectivos. Esto podría dar lugar a vacunas que no solamente combatan al SARS-CoV-2, sino a otras cepas de coronavirus, incluso algunas que todavía no han aparecido. De este modo, se evitarían algunas pandemias futuras si otros coronavirus saltan al ser humano desde otras especies animales.

De todos modos, hay aspectos que todavía no se entienden que requieren investigación. Así, no se sabe exactamente cómo se modifica la inmunidad frente a un coronavirus cuando se es expuesto a otro distinto. Tampoco se sabe si esta inmunidad declina con la edad y a que ritmo lo hace.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: NIH/NIAID.