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Perseverance amartiza con éxito

En lo que parece un éxito rotundo, Perseverance amartiza sin problemas y envía sus primeras imágenes.

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El róver Perseverance llegó ayer 18 de febrero a la superficie marciana con éxito después de una maniobra arriesgada.

En unos minutos de infarto la misión más pesada jamás lanzada al planeta rojo consiguió pasar desde la trayectoria espacial directa al suelo marciano a través de un complicado sistema que frenó desde los 5,4 kilómetros por segundo a prácticamente cero.

Llegar al suelo marciano sin problemas no es nada fácil porque la atmósfera de este planeta es muy tenue y no se tienen las ventajas de una atmósfera densa ni las ventajas de la ausencia de la misma. En el primer caso bastaría con un paracaídas y en el segundo con unos retrocohetes.

Además, siempre está ahí la pugna entre los científicos que quieren llevar la misión a un terreno interesante y, por tanto, peligroso para el amartizaje, y los ingenieros que quieren llevar la misión a una superficie con la menor cantidad posible de accidentes geográficos, pero que son generalmente aburridos desde el punto de vista científico. El usar un róver puede ayudar a ir hacia terrenos más difíciles, pero tampoco pueden recorrer una distancia ilimitada.

La primera etapa de descenso consistió en la entrada en la atmósfera protegido por un escudo de ablación. En esta etapa se alcanzaron los 11g (107,8 m/s2) de desacelaración máxima, algo que sería horroroso para un humano, pero que el rover puede soportar sin demasiados problemas. Esta etapa, de casi tres minutos de duración, permitió pasar de los 5,4 km/s iniciales respecto la superficie marciana a sólo 420 m/s (1500 km/h).

Durante el descenso la capsula (que contenía a Perseverance y el sistema de grúa y retrocohetes) debe ajustar el centro de masas, por lo que fue eyectando lastres de wolframio y activando pequeños retrocohetes de orientación.

La cápsula genera una pequeña sustentación, puesto que durante el viaje a Marte la cápsula debe estar equilibrada, la desviación del centro de masas se consigue eyectando estos lastres de wolframio. Dos de estos lastres de 70 kg se expulsaron cinco minutos antes de la entrada. Luego, la cápsula maniobró gracias a los propulsores de hidrazina haciendo girar el eje del vehículo de tal forma que se pudiera ajustar la trayectoria real a la prevista. Finalmente, antes del despliegue del paracaídas supersónico, se eyectaron otros seis lastres de 25 kg para volver a equilibrar la cápsula.

En la segunda etapa se desplegó el paracaídas supersónico, que es el mayor que se ha construido hasta ahora, con 21,5 m de diámetro. Recordemos que Perseverance es el objeto más masivo que el ser humano ha conseguido depositar en Marte, con 1025 kilos de masa (aunque en la gravedad marciana su peso es de sólo 393 kg).

La zona de aterriza suele consistir en una elipse cuyo centro es el blanco de la misión, en este caso la región marciana de Timanfaya del cráter Jerezo. Al final ha quedado bastante cerca, pero no en exactamente en esa región, sino en la zona Canyon de Chelly de Jezero.

Veinte segundos después del despliegue del paracaídas la cápsula se separó del escudo térmico inferior que cayó la superficie, con lo que el róver quedó al descubierto sujeto el sistema de grúa y retrocohetes.

Treinta segundos tras la separación del escudo, a unos 8 kilómetros de altura, se activó el radar para calcular la distancia precisa al suelo.

Para poder ajustarse lo más posible al blanco en esta misión se controló la caída durante esta etapa de descenso gracias a la realización de man¡obras de ajuste.

Por debajo de los 4,2 kilómetros, se observó el terreno mediante una cámara diseñada para este menester. Las imágenes se compararon in situ en tiempo real (el desfase de tiempo hace imposible que esto se pueda hacer desde la Tierra) con un mapa de la zona almacenado previamente en el sistema para así realizar las maniobras de ajuste. Con ello se puede modificar el punto de aterrizaje hasta 600 metros. Esta misión ha sido, por tanto, la primera sonda marciana que ha usado navegación óptica.

La siguiente fase fue la más crítica. A una altura de 2,1 kilómetros, mientras viaja a una velocidad de 320 km/h, la etapa de descenso con el róver se separó de la parte trasera del escudo térmico con el paracaídas y, después de caer durante un par de segundos, se encendieron los ocho retrocohetes para frenar la caída, pues el paracaídas no es suficiente para frenar la misión.

Una vez alcanzada una trayectoria totalmente vertical, se apagaron cuatro de los ocho retrocohetes para garantizar un descenso a velocidad constante. A los 21,3 metros de altura se activó la grúa celestial (sky crane), que descolgó el róver mediante unos cables de sujeción evitando movimientos pendulares.

El aterrizaje tuvo lugar a 2,7 km/h y unas guillotinas pirotécnicas cortaron los cables y la conexión eléctrica con la etapa. La etapa de descenso ejecutó entonces una maniobra de evasión para evitar chocar contra el róver.

Todo salió a la perfección y el róver llegó sano y salvo a la superficie, en la zona Canyon de Chelly de Jezero. Al poco tiempo, el rover transmitió las primeras imágenes del entorno, aunque borrosas al estar todavía la cámara protegida por la cubierta transparente que impedía que se ensuciaran en la etapa de aterrizaje.

En el día de hoy ha enviado más imágenes, entre otras una del róver según descendía de la grúa o de la maniobra de descenso en paracaídas de la cápsula fotografiada desde la órbita marciana.

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Pronto estarán disponibles más imágenes de descenso y el sonido del mismo registrado gracias a un micrófono, así como de la superficie.

En este caso, se eligió como blanco del amartizaje un antiguo delta en donde hubo agua hace miles de millones de años. La idea es buscar indicios fósiles de que allí pudiera haber habido vida microbiana, sea por una segunda abiogénesis o la importación de vida terrestre a través de meteoritos. Aunque también pudo ser al revés.

Jezero es un cráter de impacto ubicado en Syrtis Major y al borde oeste de Isidis Planitia, una cuenca de impacto gigante justo al norte del ecuador marciano. Los científicos han determinado que, hace 3500 millones de años, el cráter tenía su propio delta fluvial y estaba lleno de agua. En otras palabras, en el pasado albergó un lago. El cráter está situado en el entorno de la zona Nili Fossae y tiene un diámetro aproximado de 45.0 km. Cuenta con dos valles de entrada, con sus desembocaduras ubicadas al oeste y al norte de la cuenca. Además, tiene un valle de salida situado al este del cráter. Su lecho es rico en sedimentos lacustres arcillosos, por lo que es un buen lugar para la búsqueda de bioindicadores fósiles como los mencionados.

Aunque lo más probable es que en Marte no hubo nunca vida, porque de otro modo sería evidente, en ciencia hay que buscar siempre pruebas o indicios para estar seguros. Además, puede que haya suerte y que al final se encuentre vida allí, aunque esta sea fósil.

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«Perseverance es el geólogo robótico más sofisticado jamás creado, pero verificar que la vida microscópica alguna vez existió conlleva una enorme carga de pruebas», dijo Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias de la NASA. «Si bien aprenderemos mucho con los excelentes instrumentos que tenemos a bordo del róver, es muy posible que se requieran laboratorios e instrumentos mucho más capaces aquí en la Tierra para decirnos si nuestras muestras contienen evidencia de que Marte alguna vez albergó vida».

En la segunda parte de este vídeo de animación se ve cómo serán las operaciones de este rover:

Perseverance irá recogiendo muestras del terreno y las depositará en cápsulas herméticas que en una misión posterior será recolectadas y enviadas a la Tierra para su análisis. Si todo sale bien se tendrán por fin muestras de terreno marciano que podrán se analizadas con minuciosidad en laboratorios equipados convencionales, que siempre serán mucho mejores que los que podrían depositar en Marte.

Si todo sale bien estas muestras llegarán a la Tierra en 2031 gracias a la sonda europea ERO.

Pero a partir de ahora se irán recabando importantes datos e imágenes del cráter de Jerezo. Además, esta misión cuenta con un helicóptero (Ingenuity) que tomará fotos aéreas, es el primer helicóptero que el ser humano posa en otro planeta.

Las operaciones empezarán una vez se revisen y activen todos los instrumentos.

Nos esperan meses, o incluso años, de datos interesantes.

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Fuentes y referencias: NASA
Web de la NASA [2]
Primeras imágenes [3]
Fotos: NASA/JPL-Caltech