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Retrasan experimento de geoingeniería

Se ha cancelado temporalmente un vuelo de prueba en globo que iba a tener en el extremo norte de Suecia como parte de un controvertido experimento de geoingeniería solar para enfriar artificialmente el planeta con aerosoles estratosféricos.

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Desde que empezó a haber inquietud por el cambio climático, se empezaron a proponer soluciones de geoingeniería que redujeran la irradiación solar sobre la Tierra y así hacer disminuir artificialmente la temperatura global, aunque con ello no se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono.

Algunas de esas soluciones no eran posibles técnicamente, pues consistían en colocar gigantescas sombrillas espaciales que nos dieran sombra. Otras eran más factibles e inquietantes, como la de inyectar aerosoles de dióxido de azufre en la estratosfera y así imitar el efecto que tienen las grandes erupciones volcánicas. Estos aerosoles reflejan la luz solar, por lo que tendrían un efecto «sombra».

Por desgracia, ese escenario distópico (como si ya no viviéramos suficiente distopía con el COVID) en el que ser humano toma con soberbia el control del clima terrestre, algo que antes de la aparición de los humanos se controlaba por sí solo, es algo que se plantea una y otra vez. La oportunidad de negocio que habría detrás de algo así sería tremenda, la misma que tendría una corporación farmacéutica que vendiera la medicina para curar una enfermedad que ella misma hubiese creado. Además, al principio, diversos grupos de investigación recibirían financiación con la que investigar.

Según un informe norteamericano publicado por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) hace unos días, el gobierno de EEUU debería lanzar un programa de investigación federal para explorar si es factible, o incluso prudente, enfriar artificialmente la Tierra alterando las nubes o inyectando partículas en la atmósfera para reflejar la luz solar

Se dice que el informe llega en un momento políticamente oportuno, con un presidente estadounidense, Joe Biden, más preocupado con el clima que el anterior y con un creciente apoyo de ambos partidos del Congreso hacia este tipo de investigación.

El informe sostiene que el gobierno federal debería gastar de 100 millones a 200 millones de dólares durante cinco años en investigación de geoingeniería solar, incluidos modelos y posiblemente experimentos de campo, como los que determinan cómo se comportan las partículas de aerosol inyectadas en la estratosfera de la Tierra.

Aunque las agencias científicas en los Estados Unidos y otros países han financiado la investigación de geoingeniería solar en el pasado, los gobiernos han evitado lanzar programas formales en este controvertido campo. Además de los temores de que manipular la atmósfera de la Tierra podría ser contraproducente de formas impredecibles, a muchos ambientalistas les preocupa que centrarse en la geoingeniería pueda reducir la presión para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero sobre los políticos y la poderosa industria de los combustibles fósiles.

«El cambio climático es una crisis genuina y hemos sido demasiado lentos para actuar juntos», dice Christopher Field (Universidad de Stanford), copresidente del comité que produjo el informe. «Esa es parte de la razón por la que necesitamos tener una comprensión clara de todas nuestras opciones, incluidas las opciones que no hubiéramos estado dispuestos a considerar no hace tanto tiempo».

Durante los últimos dos años, el Congreso norteamericano aprobó sus primeras inversiones directas en investigación sobre geoingeniería centrándose en las nubes y aerosoles estratosféricos. El dinero se ha destinado a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) y al Departamento de Energía de los Estados Unidos.

«Si la administración Trump hubiera intentado financiar esta investigación, la comunidad de defensa del medio ambiente se habría abalanzado sobre ellos como una tonelada de ladrillos», dice David Keith, físico de la Universidad de Harvard en Cambridge y co-líder del experimento ScoPEx.

Un equipo de científicos ya ha estado desplegando globos que llevan un dispositivo láser liviano para medir el tamaño y la cantidad de partículas de aerosol en la estratosfera (ver foto de cabecera). El objetivo de los investigadores es establecer información de referencia sobre los tipos de aerosoles que ya se encuentran en la atmósfera y mejorar la comprensión de sus orígenes, que incluyen incendios forestales y erupciones volcánicas.

Para Sarah Doherty (Universidad de Washington en Seattle), física atmosférica que gestiona un proyecto sobre nubes marinas, la financiación federal para la investigación en geoingeniería solar aportaría algo aún más valioso: avances en la ciencia básica de la atmósfera y el clima. Encontrar dinero para realizar este tipo de ciencia ha sido difícil precisamente porque se enreda en los dilemas morales y éticos que plantea la geoingeniería solar.

El mencionado informe señala, además, que esta investigación en geoingeniería debería realizarse idealmente en asociación con otras naciones. Es aquí en donde entraría la colaboración con científicos suecos, cuyas primera prueba se ha cancelado temporalmente hace unos días.

En concreto se ha cancelado un vuelo de prueba en globo que iba a tener lugar en junio en el extremo norte de Suecia como parte de un controvertido experimento de geoingeniería solar para enfriar artificialmente el planeta.

Este equipo de científicos suecos y norteamericanos de la Universidad de Harvard había estado planeando lanzar un globo a gran altitud desde la ciudad sueca de Kiruna para probar si en el futuro podría llevar equipos para liberar partículas que reflejen la radiación solar en la atmósfera de la Tierra. Forma parte del proyecto ya mencionado SCoPEx, abreviatura de «Experimento de Perturbación Controlada Estratosférica.

Como hemos explicado, esta perturbadora idea consiste en imitar el efecto de las erupciones volcánicas. Los partidarios del proyecto dicen que la tecnología debería estudiarse para ver si podría convertirse en un método para combatir el calentamiento global.

Pero el proyecto, al igual que la geoingeniería en sí, ha suscitado preocupaciones tanto entre los científicos como entre los ambientalistas que dicen que la tecnología es peligrosa y arriesgada.

Los críticos temen que la inyección de partículas en la estratosfera podría dañar la capa de ozono y alterar los ecosistemas. Recordemos, también, los tristes días en los que en Europa llovía lluvia ácida por culpa del dióxido de azufre que emitían las centrales térmicas de carbón. Además, estos experimentos que enfrían la Tierra mediante sombra no eliminan el exceso de acidificación de los océanos, algo que afecta fuertemente a la vida marina. Un exceso de acidez altera fuertemente la vida de los corales y moluscos. Recordemos que, en el pasado geológico, algunas extinciones masivas fueron causadas por cambios en la química oceánica.

Estas soluciones de geoingeniería son similares, si se permite la metáfora, a que un doctor, en lugar de enyesar y curar la pierna rota de un enfermo, le recomiende que se desplace con la pierna rota en una cara silla de ruedas motorizada que tendrá que comprar.

«La comunidad científica está dividida con respecto a la geoingeniería», dijo en un comunicado emitido hace poco la agencia estatal Swedish Space Corporation (SSC). Tras los diálogos con expertos, las partes interesadas y la Universidad de Harvard, el SSC ha decidido no realizar el vuelo de prueba técnico previsto para este verano.

Un comité especial creado por Harvard para estudiar los aspectos sociales y éticos del proyecto también había pedido que se pospusiera el vuelo de prueba con el fin de revisar las implicaciones que este tipo de experimentos podría tener para el pueblo indígena Sami de Suecia y para Suecia en general. El comité recomendó que haya participación de la sociedad sueca en el debate sobre este tipo de experimentos antes de que se lleve a cabo cualquier investigación de SCoPEx en el país.

Se cree que todo esto probablemente pospondrá el lanzamiento de los globos por parte de SCoPEx en Suecia hasta 2022.

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Fuentes y referencias:
Noticia en Nature [2]
Foto: Patrick Cullis, CIRES/NOAA GML.