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Supervivencia de tardígrados a impactos

Los tardígrados podrían sobrevivir al impacto meteorítico, pero sólo en unos pocos caso.

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Ya hemos visto en este sitio web que los tardígrados, u osos de agua, pueden sobrevivir a temperaturas cercanas al cero absoluto, pueden soportar el calor más allá del punto de ebullición del agua, aguantar el vacío del espacio y dosis de radiación que serían letales para los humanos.

Ahora, un grupo de investigadores han sometido a estas criaturas microscópicas a impactos tan rápidos como una bala para ver si sobreviven. Han descubierto que estos animales los sobreviven a la desaceleración hasta cierto punto, así que el resultado impone nuevos límites a su capacidad para sobrevivir a los impactos en el espacio.

La investigación se inspiró en la misión israelí Beresheet que en 2019 intentó sin éxito aterrizar en la Luna. Esta misión incluía a unos tardígrados cuya existencia se había ocultado al público. Al estrellarse sobre la superficie lunar algunos científicos se preocuparon por la posible contaminación biológica al enterarse de la existencia de esos pasajeros.

Alejandra Traspas (Universidad Queen) tenía curiosidad sobre si los tardígrados habían sobrevivido o no al impacto. Así que ella y su supervisor, Mark Burchell, se pusieron a averiguarlo y se propusieron hacer experimentos en la Tierra al respecto.

Así que, después de alimentar a unos 20 tardígrados con musgo y agua mineral, los pusieron en un estado similar al de hibernación en el que su metabolismo disminuye al 0,1% de su actividad normal. Después los congelaron durante 48 horas.

Luego colocaron de dos a cuatro ositos de agua a la vez en una bala de nailon hueca y los dispararon a velocidades cada vez más crecientes utilizando una pistola de gas ligero de dos etapas. Con esta herramienta, típica de algunos experimentos de Física, se pueden alcanzar velocidades de salida mucho más altas que cualquier arma convencional.

Al disparar las balas a un blanco de arena a varios metros de distancia, los investigadores encontraron que las criaturas podían sobrevivir a impactos de hasta unos 900 metros por segundo y presiones de choque instantáneas de hasta 1,14 gigapascales. Por encima de esas velocidades los tardígrados simplemente «se mezclan».

Los resultados sugieren que es poco probable que los tardígrados de la misión Beresheet hayan sobrevivido al impacto contra la Luna. Además esto pone nuevos límites a la panspermia. Según esta teoría, algunas formas de vida podrían moverse entre distintos mundos a bordo de meteoritos eyectados tras impactos de asteroides sobre un planeta. Un meteorito cargado de vida podría impactar en otro planeta junto a la vida que porta. Este mecanismo se ha propuesto para un supuesto intercambio de vida entre Marte y la Tierra.

En otros experimentos realizados en el pasado se pudo demostrar que algunos microorganismos unicelulares sí podían resistir impactos de este tipo, pues pueden sobrevivir a impactos de hasta 5000 metros por segundo.

Pero, según se muestra este estudio, los animales multicelulares complejos, como podían ser los tardígrados, no pueden transferirse fácilmente según este método. La Tierra sería, por tanto, una isla biológica con respecto a los animales, que estarían atrapados para siempre en ella, aunque fueran muy pequeños como los tardígrados.

Los impactos de meteoritos en la Tierra suelen llegar a velocidades de más de 11 kilómetros por segundo, mientras que en Marte chocan a unos 8 kilómetros por segundo. Estas velocidades están muy por encima del umbral para el que sobreviven los tardígrados. Aunque puede ser que algunas partes de un meteorito que impacte la Tierra o Marte experimenten presiones de choque menores que un tardígrado podría soportar.

En el caso de objetos que caigan sobre la Luna los impactos serían menos intensos y el 40% del material podría ir a velocidades lo suficientemente bajas como para que los ositos de agua sobrevivan. Aunque, obviamente, en la Luna no podrían prosperar.

El nuevo resultado también tiene implicaciones sobre la capacidad para detectar vida en lunas heladas en el Sistema Solar exterior, como en Encélado. Este satélite natural de Saturno expulsa agua al espacio proveniente de un océano subterráneo que podría albergar vida. Si, junto al agua, se expulsara seres similares a los tardígrados, una nave espacial que orbitara este cuerpo podría tomar muestras y detectar la vida existente sin matarla. Aunque ahora no se planea ninguna misión orbital de este tipo para Encélado o Europa, puede que un orbitador sea enviado a esos lugares en un futuro lejano.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Proyecto Agua, vía Flickr.