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Sobre la sexta gran extinción

Una evaluación exhaustiva aporta más pruebas a la tesis de que la sexta extinción masiva ya está en marcha.

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Conchas de caracoles recientemente extintos de la Polinesia francesa. Fuente: O. Gargominy, A. Sartori..

El fin del mundo tal y como lo conocemos no será un suceso que se dé de un día a otro, salvo que antes nos impacte un gran meteorito meteorito o nos dé por apretar el botón rojo nuclear. Algo, esto último, que no es tan descartable como en un principio pudiera pensarse según los humanos vayamos luchando por unos recursos cada vez más escasos.

Por tanto, el fin del mundo tal y como lo conocemos no será algo puntual, sino que es un proceso en el que ya estamos inmersos. Se trata de la sexta gran extinción masiva, esta vez generada por el ser humano. La destrucción de los ecosistemas, el cambio climático, la sobrepesca, la tala y caza indiscriminada, la ocupación de tierras para campos de cultivo o la contaminación de distinto tipo están haciendo que las especies se extingan al mismo ritmo, o incluso superior, al que se daba durante las cinco extinciones masivas del pasado documentadas por los paleontólogos.

La historia de la vida en la Tierra ha estado marcada por esas cinco ocasiones previas en las que se han producido extinciones masivas. Durante estos fenómenos, que incluso determinan nuestra manera de dividir la historia biológica de nuestro planeta en los distintos periodos geológicos, se produjo una reducción muy grave de la biodiversidad en la Tierra. En esas ocasiones las extinciones fueron provocados por fenómenos naturales extremos.

Hoy, muchos expertos advierten que está en marcha una crisis que es equivalente a una sexta extinción masiva, pero que esta vez está causada en su totalidad por la actividad humana.

Un grupo internacional de investigadores publicó recientemente una evaluación exhaustiva de las pruebas que apoyan la existencia de este suceso de extinción en la revista Biological Reviews.

«Las tasas de extinción de especies han aumentado drásticamente y la disminución de la abundancia de muchas poblaciones de animales y plantas está bien documentada, pero algunos niegan que estos fenómenos equivalgan a una extinción masiva. Esta negación se basa en una visión sesgada de la crisis que se centra en los mamíferos y las aves e ignora a los invertebrados, que por supuesto constituyen la gran mayoría de la biodiversidad», dice Robert Cowie (SOEST), autor principal del estudio.

Al extrapolar las estimaciones obtenidas para los caracoles terrestres y las babosas, Cowie y sus coautores estimaron que desde el año 1500, la Tierra ya podría haber perdido entre el 7,5 y el 13 % de los dos millones de especies conocidas en la Tierra. Es decir la asombrosa cantidad de 150 000 a 260 000 especies.

«Incluir a los invertebrados fue clave para confirmar que, efectivamente, estamos presenciando el inicio de la sexta extinción masiva en la historia de la Tierra», dice Cowie.

Sin embargo, la situación no es la misma en todas partes. Aunque las especies marinas se enfrentan a amenazas importantes, no hay pruebas de que la crisis esté afectando a los océanos en la misma medida que a tierra firme. En tierra, las especies insulares, como las de las islas Hawai, se ven mucho más afectadas que las especies continentales. Y la tasa de extinción de las plantas parece menor que la de los animales terrestres.

Desafortunadamente, como la negación de la ciencia que se afianza en la sociedad moderna en una variedad de temas, el nuevo estudio señala que algunas personas también niegan que la sexta extinción haya comenzado, al igual que pasa con el cambio climático o la epidemia de covid.

Además, otros lo aceptan como una trayectoria evolutiva nueva y natural, ya que los humanos son solo otra especie que desempeña su papel natural en la historia de la Tierra. Algunos incluso consideran que la biodiversidad debe manipularse únicamente en beneficio de la humanidad, pero ¿quién define ese beneficio?

«Los humanos son la única especie capaz de manipular la biosfera a gran escala. No somos simplemente otra especie que evoluciona frente a las influencias externas. Por el contrario, somos la única especie que tiene una elección consciente con respecto a nuestro futuro y el de la biodiversidad de la Tierra», señala Cowie.

En la lucha contra esta crisis, varias iniciativas conservacionistas han tenido éxito con ciertos animales carismáticos. Pero estas iniciativas no pueden dirigirse a todas las especies y no pueden revertir la tendencia general de extinción de especies. Sin embargo, es fundamental continuar con estos esfuerzos y documentar la biodiversidad antes de que desaparezca.

«A pesar de la retórica sobre la gravedad de la crisis y aunque existen soluciones correctivas y se señalan para que atención de los responsables de la toma de decisiones les presten atención, está claro que falta voluntad política. Negar la crisis, aceptarla sin reaccionar o incluso alentarla constituye una inhibición de la responsabilidad común de la humanidad y allana el camino para que la Tierra continúe en su triste trayectoria hacia una sexta extinción masiva», afirma Cowie.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]