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El mundo será un grado más cálido sin las selvas

El mundo sería 1 C más cálido sin el efecto de enfriamiento de los bosques tropicales.

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El problema del cambio climático es que, cuando lleguen sus consecuencias más graves, el ser humano ya habrá destruido la biosfera debido a multitud de factores, uno de ellos es la deforestación.

Cuando usted, querido lector, consume un producto con aceite de palma, está destruyendo la selva de Borneo. Cuanto usted, bienintencionado vegano, consume tofu de soja, posiblemente está destruyendo la selva amazónica.

Pero las selvas no solamente son fundamentales para la salud de los ecosistemas terrestres, sino que también son importantes para el clima.

Cuando nos acabamos de enterar de que solamente disponemos de unos escasísimos pocos años para evitar que la Tierra no se caliente por encima de los 1,5 grados sobre los niveles preindustriales, nos enteramos gracias a un nuevo estudio de que los bosques tropicales enfrían el planeta en más de 1 C. Como estos bosques están en grave retroceso, el calentamiento global se acelerará. Así que este nuevo resultado destaca la importancia de proteger y reforestar las regiones ecuatoriales si queremos proteger el clima.

Esta es la primera investigación que identifica los beneficios no relacionados con el dióxido de carbono locales, regionales y globales de zonas forestales específicas en todo el mundo y que encuentra que todo el mundo obtiene tremendos beneficios de la banda de bosques tropicales.

«Todos los bosques son preciosos. Estamos descubriendo cada vez más que también mantienen el aire fresco y húmedo tanto cerca como lejos. El corazón de los trópicos está en el corazón del planeta y estos bosques son fundamentales para nuestra supervivencia», dice Deborah Lawrence (Universidad de Virginia).

Los bosques pueden afectar los climas locales y globales de diversas formas, en particular al absorber carbono de la atmósfera y retenerlo en los árboles y el suelo. «Pero los bosques no son solo esponjas de carbono. Su estructura biofísica interactúa con la atmósfera y también enfría la superficie de la Tierra de otras maneras», añade Lawrence.

Entre los mecanismos implicados está que reflejan parte de la luz solar hacia el espacio. También está la evapotranspiración, pues cuando la humedad dentro del árbol se libera como vapor de agua a través de las hojas se libera también calor, por lo que al final se enfría el aire que rodea un bosque. Las irregularidades en la superficie formada por las copas de los árboles también juegan un papel a tener en cuenta.

Finalmente, los árboles pueden producir sustancias químicas en forma de compuestos volátiles que también afectan el clima.

Este estudio se suma a otros que muestran cómo la deforestación tropical tiene impactos climáticos más allá del carbono, pues la deforestación aumenta inmediatamente el calor y el calor extremo a nivel local y disminuye la precipitación regional y local. También que la pérdida de bosques altera el clima en lugares lejanos.

Lawrence y sus colaboradores decidieron investigar los efectos climáticos de los bosques tanto a escala local como mundial teniendo todos los factores comentados antes, incluyendo, obviamente, su importancia para retener el carbono en forma de biomasa. Así que recopilaron y analizaron los datos publicados sobre estos efectos en la bibliografía científica.

Descubrieron que entre los 50 grados al norte y al sur del ecuador, los bosques tienen un efecto de enfriamiento global de al menos 1 C cuando se consideran tanto los efectos biofísicos como el secuestro de carbono. Un tercio de este enfriamiento puede atribuirse solamente a mecanismos biofísicos.

Sin embargo, más al norte y al sur, el equipo descubrió que una deforestación significativa conduciría a un enfriamiento global neto porque esas regiones se cubrirían de nieve y el hielo que reflejaran más luz solar que los bosques.

Obviamente, Lawrence no aboga por una deforestación masivas en estas regiones porque estos bosques también son importantes por muchas otras razones, incluyendo las climáticas.

A nivel local, el equipo descubrió que los bosques pueden ser cruciales para minimizar los efectos del calor extremo, la sequía, las tormentas y las inundaciones, fenómenos que se prevé que sean cada día más frecuentes debido al cambio climático.

Según el estudio, localmente a todas las latitudes, los impactos biofísicos de los bosques superan con creces los efectos del carbono, promoviendo la estabilidad climática local al reducir las temperaturas extremas en todas las estaciones y momentos del día. La importancia de los bosques tanto para la mitigación del cambio climático global como para la adaptación local por parte de los humanos y las especies no humanas no son tenidas en cuenta adecuadamente por las métricas actuales centradas en el carbono, particularmente en el contexto del calentamiento climático futuro.

Todo esto significa que cualquier esfuerzo de protección o restauración forestal que se lleve a cabo entre los 40 grados de latitud sur y los 50 grados de latitud norte ayuda tanto a nivel local como global. Por ejemplo, la destrucción de las selvas tropicales en la banda de 10 grados justo al sur del ecuador podría calentar el planeta medio grado. Y restaurar los bosques en la banda de 10 grados justo al norte del ecuador generaría un 25 % más de enfriamiento global de lo esperado según el secuestro del CO2 por sí solo. Pero el estudio muestra que incluso los bosques fuera de esta banda proporcionan una serie de beneficios que justifican su protección.

La deforestación es responsable de un tercio del aumento de la intensidad de los días más calurosos y también está detrás del aumento de los veranos cálidos y secos.

Según Lawrence deberíamos estar protegiendo los bosques, pero que también debemos pensar en ellos como herramientas de adaptación. En un mundo sin ellos, ya estaríamos en un mundo mucho más caliente y estaríamos mucho peor.

«Si protegemos estos bosques, nos protegerán de los desastres climáticos extremos, las sequías y los impactos en nuestra alimentación y agricultura. Ahora nos estamos beneficiando de que los trópicos que nos mantienen más frescos, pues ya nos impiden sentir estas situaciones extremas», añade.

Otro estudio ya mostró que el aumento de las temperaturas y la humedad vinculados a la pérdida de árboles ya ha reducido la cantidad de horas al día en las que las personas pueden trabajar de manera segura al aire libre y que esta situación empeorará si se destruyen más bosques.

Según Lawrence, como las personas que viven en zonas que sufren deforestación ya están sufriendo los efectos de ese mundo más cálido y extremo, la restauración forestal traería de regreso un clima más amigable.

«La investigación deja cada vez más claro que los bosques son incluso más complejos de lo que se creía anteriormente. Cuando los talamos, vemos impactos devastadores en nuestro clima, en la cadena de suministros de alimentos y en la vida cotidiana. Los beneficios de mantener los bosques intactos son claros y es imperativo que priorizar su protección», añade Wayne Walker, director del programa de carbono en el Centro de Investigación Climática Woodwell.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto de cabecera: David Krohne.