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Recientemente se ha encontrado un ejemplar vivo de tiburón de volantes en la reserva marina japonesa de Awashima. Este pez es considerado un fósil viviente y normalmente vive a gran profundidad, por lo que el evento es muy raro.
El ejemplar, de 160 cm de longitud, fue transferido a un estanque especial para su estudio, pero murió a las pocas horas. El pez probablemente estaba enfermo y desorientado, y de ahí que nadara tan cerca de la superficie.
Aunque parezca una anguila las aperturas branquiales determinan su condición de escualo.
Esta especie ha cambiado muy poco desde hace millones de años. Está emparentado unos tiburones ya extintos cuya mandíbula superior formaba parte del cráneo, a diferencia de los tiburones modernos cuya mandíbula superior está abisagrada al cráneo. Este pez es un depredador y con sus exóticos dientes atrapa a pequeños calamares y otros peces.
Esta especie es atrapada frecuentemente por la redes de pesca, pero se han observado a muy pocos ejemplares vivos. Si cae en las redes termina siendo comida para animales o abono para plantas en la mayoría de las ocasiones. Y por desgracia ya está muy cerca de ser catalogada como una especie en peligro de extinción.
Al final este fósil viviente puede que termine extinguiéndose por culpa de la desidia humana, acabando como un simple fósil estricto como sus remotos antepasados.
Uno de los grandes misterios de la evolución es por qué algunas especies han evolucionado muy poco, mientras que otras lo han hecho mucho (de hecho se han trasformado en otras diferentes). Se supone que en el primer caso el medio en el que viven tampoco ha cambiado y por tanto no se han visto en la necesidad de evolucionar mucho más.
En los fondos oceánicos debe de haber todavía muchas otras especies misteriosas por descubrir y estudiar.
Referencia: Video en You Tube. [1]