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Un nuevo estudio demuestra que una pequeña siesta reduce las muertes por ataque de corazón así como otras dolencias.
Este estudio, dirigido por Androniki Naska y Dimitrios Trichopoulos, es uno de los más extensos hechos hasta ahora sobre los efectos de una pequeña siesta durante el día y lo han realizado investigadores de Harvard School of Public Health (HSPH) y la universidad de Atenas. Se ha hecho un seguimiento de 23.681 individuos aparentemente sanos con edades comprendidas entre 20 y 86 años y sin antecedentes de problemas cardiacos o cáncer. El estudio se ha realizado durante más de seis años.
Los resultados publicados en Archives of Internal Medicine muestran que aquellos que tomaban regularmente una pequeña siesta de unos 30 minutos unas 3 veces por semana tenían un 37% menos de riesgo de morir de algún problema de corazón que aquellos que no lo hacían.
Es incluso más impresionante cuando se tenía en cuenta que a los trabajadores en activo. Entre éstos, aquellos que tomaban siestas regularmente o incluso ocasionalmente eran un 64% menos susceptibles de morir de ataque cardiaco u otro tipo de enfermedades relacionadas con el corazón que aquellos que no dormían la siesta.
Entre personas inactivas como jubilados el efecto era más modesto. Y aquellos que dormían la siesta sólo ocasionalmente obtenían una ventaja del 12%.
Entre las mujeres trabajadoras hubo un número pequeño de muertes en el periodo del estudio que es insuficiente como para extraer conclusiones estadísticas (las mujeres sufren en general menos problemas cardiacos que los varones).
Dormir la siesta es una práctica habitual entre los habitantes de los países del Mediterráneo, sobre todo en zonas rurales. Además estos países presentan baja mortalidad por accidentes cardiovasculares. Aunque ha habido estudios previos sobre esta asociación los resultados eran controvertidos. En este caso la muestra es más amplia y se tienen en cuenta otros factores de riesgo como la dieta o el ejercicio físico.
La hipótesis sobre la que trabajan estos investigadores es que la siesta tendería a eliminar o reducir el estrés, liberando las tensiones acumuladas. Ayudaría sobre todo a reducir el estrés crónico asociado al estilo de vida.
Se sabe del efecto fatal que tiene el estrés sobre las personas, sobre todo su influencia en las enfermedades cardiovasculares. La diferencia tan grande entre los trabajadores y jubilados que muestra el estudio se debería que los primeros estarían sometidos a mayor nivel de estrés que los segundos.
Además del efecto beneficioso de la siesta los países mediterráneos cuentan con una dieta rica en frutas, vegetales, legumbres y aceite de oliva que son muy buenos contra las enfermedades cardiovasculares.
Si estaba buscando una excusa perfecta para dormir la siesta o para eliminar el sentimiento de culpa por dormirla ya tiene una. Sólo hay que tener en cuenta si su jefe le permite realizar esta sana inactividad.
Referencia: “Siestas of Health Adults and Coronary Mortality in the General Population,” Androniki Naska, Eleni Oikonomou, Antonia Trichopoulou, Theodora Psaltopoulou, Dimitrios Trichopoulos, Archives of Internal Medicine, Feb. 12, 2007.
Fuente: Harvard School of Public Health. [1]