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Las cubomedusas aprenden

Experimentos de laboratorio parecen demostrar que Tripedalia cystophora es capaz de aprender, pese a no tener cerebro.

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Los cubozoos o cubomedusas, llamadas comúnmente avispas de mar por su peligroso veneno, son una clase del filo Cnidaria y son habitantes del macroplancton marino. Su nombre alude a la forma cúbica del cuerpo de estos cnidarios.

Una de estas medusas es Tripedalia cystophora, que es nativa del mar Caribe y del Indo-Pacífico central. Su cuerpo, de 1 cm de diámetro aproximadamente, posee cuatro ropalios (centros sensoriales) en cada una de sus caras laterales. Cada ropalio está compuesto por dos pares de ocelos y dos ojos desarrollados (uno grande y otro pequeño). En total esta especie de cubomedusa posee 24 ojos. Las cubomedusas se distinguen de las medusas verdaderas en parte por este complejo sistema visual. Sin embargo, este animal no tienen cerebro y controla su cuerpo con una red distribuida de neuronas.

Pero esa red neuronal es más sofisticada de lo que podría suponerse en un principio. Hace unos días un grupo de investigadores publicó un artículo en la revista Current Biology que sostiene que Tripedalia cystophora tiene la capacidad de aprender. Debido a que las medusas de caja se separaron de nuestra parte del reino animal hace mucho tiempo, comprender sus capacidades cognitivas podría ayudar a los científicos a rastrear la evolución del aprendizaje.

La parte complicada de estudiar el aprendizaje en las medusas fue encontrar un comportamiento cotidiano que los científicos pudieran entrenar para que estas criaturas lo realizaran en el laboratorio.

Anders Garm (Universidad de Copenhague) dice que su equipo decidió centrarse en un rápido giro que ejecutan las medusas cuando están a punto de tocar una raíz de manglar y así evitar la colisión. Este comportamiento cotidiano de evasión permitió a los científicos entrenar a estas criaturas para así estudiarlas en el laboratorio.

Las oscuras raíces de los mangles se elevan sobre sobre el fondo en el agua mientras que el agua a su alrededor parece pálida en comparación. Pero el contraste entre los dos puede cambiar de un día a otro a medida que el limo enturbia el agua y hace más difícil saber lo lejos que se está de una raíz. Las medusas deben saber cuando se están acercando demasiado a las raíces y para ello tienen que aprender cómo es la calidad del agua en un momento dado.

Para representar en el laboratorio las raíces de los mangles y el agua, los investigadores produjeron imágenes de franjas claras y oscuras alternadas y revistieron con ellas cubículos de unos 15 cm de ancho.

Vieron que cuando las rayas eran de un intenso blanco y negro, las medusas nunca se acercaban a las paredes del cubo. Sin embargo, si había menos contraste entre las rayas, las medusas se topaban inmediatamente con ellas.

Lo sorprendente es que, después de algunas colisiones, las medusas cambiaron su comportamiento. En menos de ocho minutos después de su llegada al receptáculo, nadaban un 50 por ciento más lejos de las paredes y casi habían cuadruplicado el número de veces que realizaban maniobras de evasión. Es decir, habían aprendido a evitar las colisiones.

Para estudiar mejor el asunto, los investigadores extrajeron neuronas visuales de la medusa caja y las estudiaron in vitro. A estas células se les expuso a un patrón rayado mientras recibían un pequeño pulso eléctrico que representara la colisión. En unos cinco minutos, las células comenzaron a enviar la señal nerviosa que normalmente envían cuando la medusa al completo gira para evitar una colisión. «Es sorprendente ver lo rápido que aprenden», afirmó Jan Bielecki (Universidad de Kiel en Alemania).

Los resultados sugieren que las cubomedusas poseen cierto nivel de memoria a corto plazo, porque pueden cambiar su comportamiento basándose en experiencias pasadas. Sin embargo, se desconoce aún durante cuánto tiempo mantienen el recuerdo.

Al parecer, esta es sólo la tercera vez que el aprendizaje asociativo se ha demostrado de manera convincente en los cnidarios (anémonas de mar, hidras y medusas).

Estos investigadores especulan si la capacidad de aprender es universal entre las células nerviosas, independientemente de si forman parte de un cerebro.

En trabajos futuros, este grupo espera identificar qué células específicas controlan la capacidad de la medusa para aprender de la experiencia.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Wikipedia/Jan Bielecki