Las temperaturas más altas producidas por el cambio climático están favoreciendo la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos en los bosques de altura de Kauai y los pájaros que los pueblan mueren en gran número.
Cuando algún ser inteligente futuro estudie dentro de millones de años los estratos geológicos terrestres observará un límite sobre el cual el número de especies fósiles se reduce drásticamente. Eso se corresponderá a la extinción masiva que el ser humano está llevando a cabo en la actualidad.
Un centímetro de estratos se puede corresponder con millones de años. Así que el siglo durante el cual el ser humano se cargará la biosfera terrestre será prácticamente inapreciable. La extinción masiva será (es) súbita bajo los estándares geológicos.
El ser humano destruye las selvas y los arrecifes coralinos o cualquier otro espacio salvaje, sobrepesca los mares y contamina el aire y las aguas. Encima está cambiando el clima terrestre a un ritmo tan rápido debido a sus emisiones que las especies no tienen tiempo de adaptarse.
Cualquier de esos factores es suficiente por sí solo como para provocar una extinción masiva. Combinados constituyen una bomba de destrucción planetaria.
El caso del cambio climático es paradigmático, pues es incluso negado por parte de una población sometida a los intereses de las grandes corporaciones. Además, la sensación que incluso tienen muchas personas es que eso del cambio climático es algo lejano que sucederá a finales de siglo y que ya no les pillará vivos.
Incluso si fuera así, sería tremendamente rápido desde el punto de vista biológico o geológico (además de nada ético), pero, encima, sus efectos ya los estamos sufriendo. Vimos por estas mismas páginas que algunas islas del Pacífico ya han desaparecido debido al cambio climático y sus habitantes han tenido que emigrar a otras islas cercanas.
También estamos comprobando como cada septiembre, enero, mayo o cualquier otro mes, estación o año bate el récord absoluto de calor. Este tipo de patrón ya no es meteorológicamente normal si no se tiene en cuenta el cambio climático.
La última (seguro que ya penúltima pasados estos días) es la progresiva vía de extinción que han tomado los pájaros de Kauai (una de las islas de archipiélago de las Hawai) debido al cambio climático. Al parecer, las temperaturas más altas están favoreciendo la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos y, como consecuencia, los pájaros mueren en gran número.
Entre las enfermedades que se están transmitiendo de este modo está la malaria aviar en las áreas boscosas. En estas regiones la temperatura solía ser lo suficientemente baja como para que la población de mosquitos estuviera bajo control y no hubiera propagación de esta enfermedad. Pero ya no es así.
Este descubrimiento constituye una alarma temprana para tratar de evitar que los pájaros de otras islas del archipiélago y de otros lugares del mundo sufran el mismo destino.
Estas islas, como otras, ya han sufrido las consecuencias de la destrucción del los hábitats y la invasión de especies foráneas. Así que el cambio climático no hace sino añadir más daño.
También sucede que las islas en general son experimentos en miniatura de lo que le puede pasar al planeta en su conjunto cuando la sobreexplotación y destrucción se dispara. Algunas de ellas ya quedaron completamente arrasadas en el pasado, como Pascua.
Los pájaros de bosque de las islas Hawai viven en regiones restringidas en altura en donde las enfermedades transmitidas por mosquitos estaban ausentes total o estacionalmente. En los pasados 15 años se ha producido una rápida propagación de enfermedades en la parte superior del altiplano Alakai de Kauai, que consiste en un antiguo cráter volcánico erosionado y cubierto de bosque. Como consecuencia, las poblaciones de especies nativas de pájaros que vivía allí han declinado proporcionalmente durante la última década. El estudio pronostica una extinción de estas especies en los próximos 10 años.
Especies como los pájaros akikiki y los pájaros akekee ya están en la lista de especies en peligro de extinción. Hay también una petición para que los pájaros iiwi se sumen también a dicha lista.
Para realizar este estudio, los investigadores implicados analizaron los datos tomados a largo plazo por distintas campañas realizadas por biólogos federales y del estado. Estas campañas trataban de documentar el declive de las distintas especies nativas de pájaros y la prevalencia de las enfermedades que los aquejan.
Los científicos encontraron un aumento de mosquitos en los hábitats de estas aves, así como un aumento de la temperatura en los mismos. Esta correlación les hace pensar en una relación de causa-efecto en la que el aumento de temperatura ha permitido un aumento de los mosquitos y, por tanto, de las enfermedades que portan.
Según los autores del estudio, el cambio climático está simplemente acelerando todo este proceso y es el principal sospechoso, aunque las especies invasoras también contribuyen al problema. Añaden que los efectos del cambio climático pueden estar ya en el punto de no retorno para el caso de aves sensibles a estas enfermedades.
“El estudio es una señal de alarma de que necesitamos hacer algo acerca del calentamiento global y los mosquitos”, dice Sam Ohu Gon, uno de los autores y consejero del Nature Conservancy of Hawaii. Añade que es sólo cuestión de tiempo que las enfermedades transmitidas por mosquitos sean comunes en todo Hawai.
Además del desastre ecológico que supondría la desaparición de estas aves, también habría consecuencias culturales, pues la población humana nativa de las islas ven a las plantas, los animales y pájaros como sus antepasados. Las plumas de estas aves también adornaban los ornamentos ceremoniales de los jefes de las tribus originales. Así que la pérdida de estas aves supondrá una desconexión con el pasado cultura de estas poblaciones humanas.
Lamentablemente, parece que la población nativa actual sólo está preocupada últimamente por la construcción de un gran telescopio en Mauna Kea.
Aunque la situación es crítica, no está todo perdido y las autoridades federales, estatales y las distintas organizaciones se están movilizando para realizar acciones como la eliminación de roedores, cerdos y cabras, todas ellas especies invasoras. Los roedores se comen los huevos de estas aves y las otras especies invasoras destruyen los hábitats de estas aves.
También los individuos particulares pueden hacer algo reduciendo su huella de carbono. “Todo lo que podamos hacer para reducir el ritmo del cambio climático ayudará a las aves”, dice Lisa Crampton, otra de los coautores del estudio.
El dióxido de carbono que emite el 4×4 con el que algunos en España llevan a sus niños al cole está contribuyendo a eliminar a los pájaros iiwi, akikiki y akekee de Hawai.
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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Ilustración: AAAS / Carla Schaffer.
Foto de iiwi: Lucas Behnke / Kauai Forest Birds Recovery Project.