Parece que a los abejorros urbanos les va mejor que a los que viven en zonas agrícolas.
Se está dando una crisis de polinizadores en muchas partes del mundo. Esto es especialmente llamativo en el caso del síndrome de despoblamiento de las colmenas, pues es el caso que mejor se puede cuantificar. Pero es más preocupante en el caso de las abejas y abejorros silvestres.
La destrucción del medio ambiente, el cambio climático y el uso de pesticidas está diezmando las poblaciones de estos insectos tan fundamentales para los ecosistemas.
En las últimas décadas se ha podido apreciar un aumento de la población de abejorros en las ciudades, incluso en grandes ciudades como Londres. A la vez, las poblaciones de estos insectos se han reducido en las zonas agrícolas.
Ash Samuelson (Royal Holloway University of London) quería saber si estos abejorros de ciudad están realmente prosperando en la ciudad o si simplemente están de paso y recalan en las ciudades cuando los recursos del campo escasean.
Las zonas agrícolas ya no son muy naturales, pues la eliminación de humedales, pastos y bosques han conllevado la pérdida de biodiversidad y, por tanto, de plantas con flores. El uso de pesticidas, sobre todo de los neonicotinoides, es una presión más contra estos insectos en esas zonas.
Pero tampoco está claro que las ciudades sean un buen sitio para los abejorros. Es un ambiente lleno de asfalto, cemento, edificios y humanos. Además, a la contaminación del aire, lumínica y acústica se le suma unas flores que están pensadas para proporcionar en los jardines y parques placer estético a los humanos, no para proporcionar néctar y polen a estos insectos.
Así que este investigador y sus colaboradores decidieron hacer unas pruebas de campo, en las que básicamente se les proporciona esos dos ambientes, para comprobar si era en las zonas agrícolas o en las urbanas en donde los abejorros prosperaban mejor. Al final terminó siendo lo segundo.
El estudio consistió en la captura de reinas de abejorro en un parque (Windsor Great Park, Surrey), ejemplares a los que se les puso en unas cajas para que pusieran huevos y crearan una nueva colonia. Las cajas fueron colocadas en 38 localizaciones entre Londres y Basingstokepara para ser evaluadas durante diez semanas, que es la duración promedio de las colonias de abejorros.
Los investigadores visitaron cada una de estas nuevas colonias cada semana y midieron la cantidad de néctar y polen almacenado, eliminaban abejas cuco que se aprovechan de otras especies abejas y zánganos con capacidad reproductora.
Descubrieron que en las zonas agrícolas había menos obreras, menos descendencia y la reina moría antes. Estas colonias tendían a colapsar antes y contenía menor néctar y polen. Las colonias que estaban en la ciudad producían más machos que en las áreas agrícolas. Los abejorros prosperaron realmente bien incluso en mismo centro de Londres. Además, tanto en la ciudad como en otras poblaciones no tan grandes, las colonias tenían más individuos que las situadas en áreas agrícolas. En estos últimos sitios se contabilizaron una mayor cantidad de abejas cuco invasoras.
Los investigadoras no saben decir por qué a los abejorros parece que les va mejor en áreas urbanas, pero sugieren que puede deberse a una variedad de factores. Las áreas agrícolas tienden a tener épocas de floración más concretas y cortas, además de estar más expuestas a los pesticidas y otros productos químicos. Por otro lado, en las áreas urbanas hay una mayor variabilidad de flores que además florecen en distintas épocas.
«No estamos diciendo a partir de esto que las áreas urbanas son la solución para el declive de los abejorros o que las áreas urbanas sean el hábitat ideal. Pero, dada la elección entre dos situaciones no naturales, son realmente capaces de explotar el ambiente de la ciudad, que es diferente del ambiente en el que evolucionaron», dice Samuelson
La lección que tenemos que aprender de este estudio es que las áreas agrícolas deberían ser zonas más amigables a las abejas y abejorros. Una idea sería plantar plantas de varias especies además los cultivos habituales. También se debería facilitar la presencia de plantas silvestres. La mayor presencia de flores a lo largo de más tiempo permitiría a estos insectos proveerse de más alimento. También habría que plantear la prohibición de ciertos pesticidas, como los neonicotinoides, en todo el mundo.
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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
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