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Nueva rama de los eucariotas

Los hemimastigotos podrían constituir una nueva rama de árbol filogenético de los eucariotas.

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Hace ya varias semanas que la noticia saltó a los medios de forma casi desapercibida y ni siquiera fue cubierta por estas páginas de NeoFronteras. Antes de finalizar el año es conveniente que la visitemos.

Se descubren nuevas especies todos los días. Incluso muchas se extinguen antes de que lo sean. Pero no todos los días, años o décadas se descubre una nueva rama del árbol filogenético de los eucariotas.

La clasificación taxonómica es algo que entraña cierta complejidad y ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo. De hecho, hay varias formar de definir el árbol filogenético de los seres vivos. Recientemente, gracias al uso de la secuenciación genética, se están aclarando diversas incógnitas al respecto.

El «árbol de la vida» tiene tres ramas (dominios) en su parte más baja: la que corresponde a las bacterias, la que corresponde a las arqueas y la que corresponde a los eucariotas.

El supergrupo eucariota se compone, a su vez, de la rama de hongos y animales, de la rama de las amebas, de la rama de los excavados, de la rama SAR o harosa y de la rama de las plantas.

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Un grupo de investigadores de Dalhousie University (Halifax) ha encontrado pruebas de que en este supergrupo de los eucariotas hay una nueva rama, la que corresponde a los hemimastigotos. Publicaron su estudio en Nature.

Se trata de unos microorganismos que viven en el suelo y que son conocidos desde el siglo XIX, pero hasta ahora no se habían secuenciado sus genomas, principalmente porque son difíciles de cultivar en el laboratorio. Estos seres miden dos centésimas de milímetro y poseen una docena de flagelos para desplazarse. Normalmente estos protistas se alimentan de otros microorganismos a los que dan caza.

Yana Eglit y sus colaboradores estaban intrigados sobre los microbios del suelo. Así que, bajo la supervisión de Alastair Simpson, cultivaron algunos de ellos que habían encontrado en muestras de suelo y agua que Eglit y sus compañeros habían recolectado durante un mes en 2016. La idea era realizar un análisis genético de estos seres. La técnica que han desarrollado puede servir a otros investigadores de guía de cómo cultivar microorganismos en gran cantidad para su posterior análisis.

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Por el camino descubrieron una nueva especie: Hemimastix kukwesjijk, cuyo nombre se inspira en una leyenda sobre un ogro de los nativos de Nueva Escocia. Era un hemimastigoto.

Este equipo secuenció 300 genes procedentes de muchas muestras y modelaron cómo estos genes evolucionaron en el tiempo para así deducir su clasificación filogenética. En principio creían que los hemimastigotos iban a caer dentro de las ramas ya existentes. Pero no fue así, pues representan su propio linaje fuera de los otros 5 que había en los eucariotas.

Por tanto, después de este análisis genético concluyen que estos seres formarían una nueva rama en el árbol filogenético de los eucariotas, pues son genéticamente muy diferentes de otros eucariotas. Estos seres posiblemente se separaron o escindieron evolutivamente de los demás hace unos mil millones de años.

Según los investigadores, el descubrimiento es de considerable importancia para poder entender la historia evolutiva a un nivel profundo en las cercanías de la base del árbol de la vida.

El descubrimiento también hace preguntarnos sobre si hemos descubierto ya todas las posibles ramas taxonómicas o clados, si alguna queda por descubrir o cuándo podremos definir todos los reinos, grupos y supergrupos del árbol de la vida.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Yana Eglit
Equema: Quanta Magazine/ Neofronteras.