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Resuelven definitivamente el misterio de las cebras

El patrón a rayas de las cebras sería un sistema para reducir las picaduras de los tábanos.

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La cebra es uno de los animales más singulares sobre la Tierra, al menos entre los mamíferos. El patrón coloreado de su pelaje en forma de franjas en blanco y negro, que les hace ser uno de los animales de la sabana con aspecto menos aburrido, siempre ha sido motivo de especulación.

En una Naturaleza en la que los seres vivos están sujetos a las selección natural nada extra que aparezca lo hace sin motivo. Por esta razón debe de haber una razón por la cual la cebra tiene esas franjas.

No parece que estas rayas, a diferencias de otros animales, tengan propósitos de camuflaje. Más bien es lo contrario y hacen que estos animales sean evidentes a los observadores, como puede comprobar todo aquel que haya viajado al África subsahariana.

Una de las hipótesis más aceptadas era que las rayas blancas y negras confundían a los depredadores y estos no sabían determinar muy bien la dirección en la que se movían las cebras. Pero la verdad es que las cebras son frecuentemente víctimas de los leones, con permisos de los ñus, que también son cazados por los felinos.

Incluso se llegó a proponer que las rayas tendrían alguna función en la regulación del calor del cuerpo de las cebras cuando están al sol.

Recientemente se ha propuesto otra hipótesis más realista. Según esta idea, el patrón a rayas no tiene como objetivo confundir a los leones, sino a las moscas, entre ellas la tsetse. La presión de selección es en este caso clara, pues las moscas o, más bien tábanos, pueden transmitir enfermedades que pueden ser fatales para las cebras. El precio de ser comidas por los leones parece de esto modo reducido. Hacía falta, no obstante, poner a prueba esta idea.

Para demostrar esta hipótesis, Tim Caro (University of California, Davis) y sus colaboradores se han valido de caballos a los que hacen vestir una manta, mantilla o sudadera con ese mismo patrón a rayas.

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Estos investigadores estudiaron unas cebras en cautividad que hay en una granja de Reino Unido. Observaron y filmaron cómo los tábanos locales trataban de posarse sobre las cebras y lo compararon sobre cómo lo hacían sobre los caballos que había también allí, con y sin la sudadera rayada o con sudadera monocroma.

Al parecer, los tábanos no tenían problemas a la hora de localizar a los animales, pero cuando se disponían a posarse sobre ellos, el patrón rayado les impedían posarse sobre el cuerpo del animal. No eran capaces de hacer un «aterrizaje» controlado. Se acercaban demasiado rápido y salían rebotadas al chocar. Básicamente no eran capaces de desacelerar adecuadamente.

Sobre los caballos normales no tenían problema, pero cuando estos vestían la sudadera a rayas les pasaba lo mismo, salvo en la cabeza del caballo en donde no había tal patrón.

Los tábanos sólo eran capaces de aterrizar bien sobre las cebras una fracción de la veces de lo que lo conseguían sobre los caballos son mantilla. En 5,3 horas de observación, ningún tábano se posó sobre las cebras, mientras que sí lo hicieron en 239 ocasiones en los caballos sin traje en 11 horas de observación. Por otro lado, sólo cinco tábanos se posaron sobre los caballos con sudadera a rayas en 30 minutos. Mientras que 60 lo hicieron sobre los caballos que vestían o una mantilla o totalmente blanca o totalmente negra. En todos lo casos, los tábanos atacaban la cabeza del caballo, sobre la que no había ningún tipo de capucha.

No se sabe aún cómo funciona tan bien este patrón. Los autores del estudio especulan con que el alto contraste entre las rayas blancas y negras engaña de algún modo la visión de baja resolución de los insectos, sobre todo si hay movimiento.

En la ilusión óptica del cilindro de barbería unas franjas diagonales roja y azules sobre fondo blanco parece que se mueven arriba o abajo dependiendo del sentido de rotación del cilindro. Algo similar puede que suceda en este caso. Quizás, el cerebro de los insectos interpreten a las cebras como grises, pero moviéndose en una falsa dirección. De este modo, el tábano puede creer que tiene espacio y margen suficiente para posarse cuando no es así y termina chocando.

Este grupo de investigadores va a seguir estudiando el fenómeno con sudaderas de caballo con diferentes patrones rayados para así saber más sobre cómo se consigue detener a los tábanos.

Mientras tanto, puede que algún turista de safari quieran vestir ropas a rayas para evitar ser picados por las moscas. Hasta ahora, cuando los safaris entran en zona de moscas tsetse, los turistas tienen que estar pendientes unos otros para matar de un manotazo las moscas tsetse que se posan sobre los compañeros. Es una forma de evitar la transmisión de la enfermedad del sueño. Si prefieren la camiseta a rayas no serían originales en este aspecto, pues algunas tribus africanas ya hacen algo similar. Como se puede ver en esta foto:

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En un artículo publicado hace poco se expone que algunas comunidades indígenas africanas, australianas y asiáticas imitan el patrón a rayas de las cebras pintándose en cuerpo con un patrón similar y con ello consiguen reducir las picaduras de tábanos a un 10%.

Esta tribus llevan practicando esta pintura ritual como parte de ceremonias durante muchas generaciones. Tradicionalmente muchas culturas usan arcilla, tiza, ceniza e incluso estiercol o una mezcla de estas sustancias como pigmento gris con el que cubrirse el cuerpo y reducir así el intenso calor procedente del sol.

Pero el patrón rayado no tendría esta motivación, sino la de evitar las picaduras de los tábanos al igual que hace en la cebras. En lugar de una evolución biológica, como el caso de la cebras, se trataría de una evolución cultural.

En este otro estudio usaron maniquís de tienda de moda con tonos de piel oscuros y claros a los que pintaron patrones en forma de rayas. Además, los recubrieron de un adhesivo para contabilizar los insectos que se posaban, que eran atrapados por el pegamento.

Después de ocho semanas en verano al aire libre recogieron los maniquís y contaron los tábanos pegados. Los maniquís sin patrón a rayas tenían 10 veces más tábanos que los rayados.

Estos investigadores especularon con el efecto que las rayas tendrían sobre la polarización de la luz reflejada por la piel humana.

Como los tábanos necesitan que su larvas se desarrollen en charcas y lagos, frecuentemente se encuentran en las cercanías de esos lugares y los humanos suelen ser picados por ellos cuando van a por agua.

Todo esto se podría considerar como un ejemplo de comportamiento ecológico y evolutivo y una adaptación al ambiente. Este efecto repelente en humanos sería un subproducto feliz de la decoración corporal, que tendría en origen un significado cultural. El propósito no sería detener a los tábanos, pero felizmente así ocurre. Sin embargo, esta tradición cultural sería seleccionada evolutivamente al aportar un beneficio a los individuos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original I. [2]
Artículo original II. [3]
Fotos por orden de aparición:
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Tim Caro
Gábor Horváth, Ádám Pereszlényi, Susanne Åkesson y György Kriska