- NeoFronteras - https://neofronteras.com -

¿Más dinero se correlaciona con una mayor felicidad?

Unos mayores ingresos económicos sí parecen proporcionar más felicidad.

Foto

¿Qué tal la factura del gas o de la electricidad de este mes?, amigo europeo. ¿Qué tal la hipoteca esa a tipo variable o su alquiler? ¿Y qué tal ese kilo de naranjas a 2 euros o esa maceta vacía para sus geranios por 40 euros? Seguro que alguna de esas cosas le produce estrés o ansiedad y, por tanto, algo de infelicidad.

A la vez, le han dicho que el dinero no da la felicidad y que los ricos son gente desgraciada que no sabe ser feliz. Usted debe sentirse bien consigo mismo y, aunque no tenga mucho dinero, tiene entereza, ética, cultura, principios, etc. Parece ser que, para compensar, tiene que tener cierta sensación de superioridad moral. O, al menos, así parece que se lo han vendido. Quizás para que se conforme y no cause problemas.

Mientras tanto, a usted le hacen maniobras ilícitas los conductores del Audi SUV por la autovía que pagó con sus impuestos y pronto será de pago, no le dejan entrar con su utilitario antiguo en la ciudad y ni por ensoñación puede comprarse un auto eléctrico y ser así ecológico como le demandan.

En los EEUU, cuya constitución consagra la búsqueda de la felicidad, hay también adoración por el dinero, así que algunos grupos investigan la relación entre ambas cosas, si es que existe tal relación.

Aunque saber si las personas que ganan más dinero son más felices en su vida diaria parece algo sencillo de resolver, las investigaciones que se han hecho sobre el tema había arrojado resultados contradictorios hasta ahora.

El trabajo publicado en 2010 por Daniel Kahneman y Angus Deaton (Universidad de Princeton) descubrió que la felicidad diaria aumentaba a medida que aumentaban los ingresos anuales, pero por encima de los 75000 dólares se estabilizaba y la felicidad no aumentaba. Por el contrario, el trabajo publicado en 2021 por Matthew Killingsworth (Universidad de Pensilvania) encontró que la felicidad aumentaba constantemente con ingresos muy por encima de los 75000 dólares, sin indicios de una meseta.

Para reconciliar los resultados, los dos grupos se unieron, en lo que se conoce como una colaboración contradictoria, con Barbara Mellers (Penn Integrates Knowledge) como árbitro

En un nuevo artículo muestran que, en promedio, mayores ingresos están asociados con niveles de felicidad cada vez mayores. Sin embargo, al acercarse, la relación se vuelve más compleja, lo que revela que dentro de esa tendencia general, un grupo infeliz dentro de cada grupo de ingresos muestra un fuerte aumento en la felicidad hasta 100 000 dólares anuales y luego se estanca.

«En los términos más simples, esto sugiere que para la mayoría de las personas, los ingresos más altos están asociados con una mayor felicidad. La excepción son las personas económicamente acomodadas pero infelices. Por ejemplo, si eres rico y miserable, más dinero no te ayudará. Para todos los demás, más dinero se asoció con una mayor felicidad en grados algo diferentes», dice Killingsworth (Escuela Wharton de Penn), autor principal del artículo.

Mellers señala que el bienestar emocional y los ingresos no están conectados por una sola relación y que la función difiere para las personas con diferentes niveles de bienestar emocional. Específicamente, para el grupo menos feliz, la felicidad aumenta con el ingreso hasta 100 000 dólares, luego no muestra un aumento adicional a medida que crece el ingreso. Para aquellos en la gama media de bienestar emocional, la felicidad aumenta linealmente con los ingresos. Finalmente, para el grupo más feliz, la asociación en realidad se acelera por encima de esos 100 000.

Foto

Los investigadores comenzaron este esfuerzo combinado reconociendo que su trabajo anterior había sacado conclusiones diferentes. El estudio de Kahneman de 2010 mostró un patrón de aplanamiento donde el estudio de Killingsworth de 2021 no lo hizo.

Killingsworth, Kahneman y Mellers se centraron en una nueva hipótesis de que existe tanto una mayoría feliz como una minoría infeliz. Para los primeros, conjeturaron, la felicidad sigue aumentando a medida que ingresan más dinero. Para los segundos la felicidad mejora a medida que aumentan los ingresos, pero sólo hasta cierto umbral de ingresos, después del cual no progresa más.

Para probar esta nueva hipótesis, buscaron el patrón de aplanamiento en los datos del estudio de Killingworth que había recopilado a través de una aplicación de telefonía móvil llamada Track Your Happiness, creada por el mismo. Varias veces al día, la aplicación hace ping a los participantes en momentos aleatorios, haciendo una variedad de preguntas que incluyen cómo se sienten en una escala de «muy bien» a «muy mal». Tomando un promedio de la felicidad y los ingresos de la persona, Killingsworth saca conclusiones sobre cómo se vinculan las dos variables.

Los investigadores dieron una gran paso adelante en su colaboración cuando se dieron cuenta de que los datos de 2010, que habían revelado la meseta de la felicidad, en realidad habían estado midiendo la infelicidad en particular en lugar de la felicidad en general.

Se puede ver con un ejemplo. Imaginemos una prueba cognitiva para la demencia que la mayoría de las personas sanas superen fácilmente. Si bien una prueba de este tipo podría detectar la presencia y la gravedad de la disfunción cognitiva, no revelaría mucho sobre la inteligencia general, ya que la mayoría de las personas sanas recibirían la misma puntuación perfecta.

Del mismo modo, los datos de 2010 que muestran una meseta en la felicidad tenían una calificación perfecta en su mayoría, por lo que nos informa sobre la tendencia en el extremo infeliz de la distribución de la felicidad, en lugar de la tendencia de la felicidad en general.

Una vez que vieron eso, fueron conscientes de que los dos resultados aparentemente contradictorios no eran necesariamente incompatibles. «Y lo que encontramos confirmó esa posibilidad de una manera increíblemente hermosa. Cuando observamos la tendencia de felicidad de las personas infelices en los datos de 2021, encontramos exactamente el mismo patrón que se encontró en 2010; la felicidad aumenta de manera relativamente pronunciada con los ingresos y luego hay una meseta», dice Killingsworth.

Los dos hallazgos que parecían completamente contradictorios en realidad resultan de datos que son sorprendentemente consistentes entre sí.

Según Killingsworth, estos hallazgos tienen implicaciones en el mundo real. Por un lado, podrían afectar a los impuestos o cómo compensar a los empleados. También son importantes para las personas a medida que desarrollan su carrear profesional y tienen que optar entre distintos empleos y sopesar un salario mayor frente a otras prioridades en la vida.

Sin embargo, agrega que para el bienestar emocional el dinero no es el fin último. «El dinero es solo uno de los muchos determinantes de la felicidad. El dinero no es el secreto de la felicidad, pero probablemente pueda ayudar un poco», añade.

En fin, algunos estaríamos dispuestos a averiguar si sufrimos o no el efecto meseta de la felicidad siempre, pero es solo por curiosidad científica, para comprobar si somos más felices.

Copyleft: atribuir con enlace a https://neofronteras.com [1]

Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Gráficos: Proceedings of the National Academy of Sciences (2023). DOI: 10.1073/pnas.2208661120.