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Biodiversidad de montaña en peligro

Los bosques de montaña se están perdiendo a un ritmo acelerado, lo que pone en riesgo la biodiversidad.

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Cuando el destino nos alcance quizás no sea por el cambio climático, que ya comienza a asomar sus efectos, sino que que posiblemente sea por el colapso de todos los ecosistemas por pérdida de biodiversidad.

En los años treinta del siglo pasado los humanos eran 2300 millones, el dióxido de carbono era de 280 ppm y la parte virgen del planeta era un 66%. Ahora somos 8000 millones, hay 420 ppm de CO2 y solo queda un 35 del planeta sin alterar. Nos empeñamos en crecer exponencialmente sobre recursos finitos y eso no puede ser, cuando ya ni siquiera podríamos simplemente crecer. Puede que al final tengamos que comer Soylent Green, al fin y al cabo la Unión Europea ya ha autorizado el uso de harina de insectos en los alimentos.

La mayor diversidad de vida terrestre está en las montañas, especialmente en hábitats forestales. Más del 85% de las especies de aves, mamíferos y anfibios del mundo viven en montañas. Pero los bosques que hay allí están amenazados. Esto lo vemos, por ejemplo, en España, en donde se queman cada vez más masas boscosas, aunque los campos de cultivos de eucaliptos no tengan ningún valor ecológico.

Ahora un grupo de investigadores informa en la revista One Earth que estos bosques están desapareciendo a un ritmo acelerado. A nivel mundial, hemos perdido 78,1 millones de hectáreas (7,1 %) de bosque de montaña desde 2000. Para los forofos de la película Armaguedón, esto representa un área más grande que el tamaño de Texas. Gran parte de la pérdida se produjo en puntos críticos de biodiversidad tropical, lo que ejerce una presión cada vez mayor sobre las especies amenazadas.

Aunque su ubicación alguna vez protegió a los bosques de montaña de la deforestación, se han explotado cada vez más desde principios del siglo XXI a medida que las áreas de tierras bajas se agotaban o están sujetas a protección. Un equipo de científicos dirigido por Xinyue He, Dominick Spracklen y Joseph Holden (Universidad de Leeds) y Zhenzhong Zeng (Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur en China) quería investigar el alcance y la distribución global de la pérdida de bosques de montaña .

Para hacer esto, los investigadores rastrearon los cambios en los bosques de montaña anualmente desde 2001 hasta 2018. Cuantificaron tanto las pérdidas como las ganancias en la cubierta arbórea y estimaron la velocidad a la que ocurren los cambios. También compararon el efecto de las diferentes elevaciones y tipos de bosques de montaña (boreales, templado o tropical) y exploraron los impactos de esta pérdida de bosque en la biodiversidad.

«El conocimiento de la dinámica de la pérdida de bosques a lo largo de los gradientes de elevación en todo el mundo es crucial para comprender cómo y dónde cambiará la cantidad de área boscosa disponible para las especies forestales a medida que cambien en respuesta al calentamiento», escriben los autores.

La tala fue el mayor impulsor de la pérdida de bosques de montaña en general con un 42%, seguida de los incendios forestales (un 29 %), el cultivo itinerante de «tala y quema» (un 15 %) y la agricultura permanente o semipermanente con un 10%. La importancia de estos diferentes factores varió de una región a otra, pues se produjeron pérdidas significativas en Asia, América del Sur, África, Europa y Australia, pero no en América del Norte y Oceanía.

De manera preocupante, la tasa de pérdida de bosques de montaña parece estar acelerándose. La tasa anual de pérdida aumentó en un 50% entre 2001 y 2009 y entre 2010 y 2018, cuando perdimos aproximadamente 5,2 millones de hectáreas de bosques de montaña por año. Los autores escriben que esta aceleración probablemente se deba en gran medida a la rápida expansión agrícola en las zonas altas del sudeste asiático continental, así como al aumento de la tala de bosques de montaña debido al agotamiento de los bosques de tierras bajas o porque estos bosques de tierras bajas quedaron protegidos.

Los bosques tropicales de montaña experimentaron la mayor pérdida con un 42% del total mundial y con la tasa de aceleración más rápida, aunque también tuvieron una tasa de crecimiento más rápida en comparación con los bosques de montaña en las regiones templadas y boreales. En general, los investigadores observaron algunos signos de regeneración de la cubierta de árboles en el 23% de las áreas que perdieron bosques.

Las áreas protegidas experimentaron menos pérdida de bosques que las áreas no protegidas, pero los investigadores advierten que esto podría no ser suficiente para preservar las especies amenazadas . Dicen que con respecto a las especies sensibles en los puntos críticos de biodiversidad, el problema crítico se extiende más allá de la simple prevención de la pérdida de bosques. También, añaden, que debemos mantener la integridad de los bosques en zonas lo suficientemente grandes como para permitir los movimientos naturales y suficiente espacio para las especies.

Los autores también enfatizan la importancia de considerar los medios de vida y el bienestar humanos al desarrollar estrategias e intervenciones de protección forestal, pues cualquier nueva medida para proteger los bosques de montaña debe adaptarse a las condiciones y contextos locales y debe conciliar la necesidad de una mayor protección forestal con la garantía de la producción de alimentos y el bienestar humano.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
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