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Multiplican por 10 la vida de levaduras

Unos científicos multiplican por 10 la esperanza de vida de unas levaduras sin que éstas experimenten efectos secundarios. Esperan poder aplicar estos resultados a enfermedades humanas.

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Para alcanzar este logro los investigadores han combinado una dieta especial con unas alteraciones genéticas, consiguiendo así que la ciencia se acerque más al control de la supervivencia de la unidad de todos los sistemas biológicos: la célula.
Según Valter Longo, de University of Southern California, se están sentando las bases para la reprogramación de una vida larga y sana.
El estudio apareció el 25 de enero en PloS genetics. Y en un estudio paralelo, que apareció publicado el pasado 14 de enero en Journal of Cell Biology, se muestra que los mismos cambios genéticos de las levaduras invierten el curso del síndrome del envejecimiento prematuro.
El grupo de Longo sometió a las levaduras a una dieta de restricción calórica y desactivó los genes RAS2 y SCH9 que promueven el envejecimiento en levaduras y cáncer en humanos.
Con este sistema lograron multiplicar por 10 la esperanza de vida de las levaduras, logro que constituye una marca mundial en la extensión de la vida un organismo vivo. Ya en 2005 el mismo grupo de investigadores informaba haberla multiplicado por 5.
La levadura utilizada (Saccharomyces cerevisiae) es un organismo que está entre los más estudiados y mejor comprendidos a nivel molecular y genético, siendo el típico modelo de laboratorio. Aunque comparadas con otros organismos superiores las levaduras son muy sencillas, han permitido descubrir algunos de los genes y caminos reguladores más importantes en el proceso de envejecimiento y en diversas enfermedades, tanto en ratones como en otros mamíferos.
Esta levadura es un organismo microscópico emparentado con los hongos. Gracias a ella obtenemos productos como el pan o la cerveza. La levadura vive alrededor de una semana.
Los científicos esperan que ciertos fármacos remeden de algún modo los efectos conseguidos sobre estas levaduras y se puedan aplicar en humanos para así aumentar la esperanza de vida sana de los mismos.
En un estudio reciente (Cell 130, p247-258, 2007) se informaba que un ratón con una mutación genética identificada anteriormente por el grupo de Longo vivían un 30% más que los ratones normales, y que además era resistente frente a problemas de corazón y huesos sin que se observaran efectos secundarios.
El grupo de Longo planea investigar sobre el aumento de la vida en ratones y además estudiar una población humana en Ecuador cuyos individuos portan una mutación análoga a la descrita en la levadura.
Las personas con dos copias de esta mutación tienen una estatura pequeña entre otros defectos. Ahora están ya identificando familiares con sólo una copia de esta mutación y que aparentemente parecen normales. Esperan que muestren una incidencia reducida a ciertas enfermedades y una esperanza de vida mayor que el promedio.
Longo advierte que una mutación que alargue la vida puede que lleve aparejado el precio de un déficit en el crecimiento y otros problemas de salud, y que encontrar a gente con vidas alargadas por encima de lo normal sin que padezcan efectos secundarios no va a ser fácil.
En el artículo de Cell del pasado 14 el grupo de Longo describe haber desarrollado una levadura que es un modelo para los síndromes Werner/Bloom que afectan a los humanos. Las personas que están afectadas por estos síndromes (incurables a día de hoy) sufren de envejecimiento prematuro y de una alta incidencia de cáncer que finalmente les termina matando.
La misma mutación que juega un papel central en la multiplicación por 10 de la vida de las levaduras invierte el proceso de envejecimiento en esta enfermedad según los autores.
Longo sugiere que, a pesar de haber usado para el estudio un organismo tan simple, se debería de considerar la realización, en humanos afectados de Werner/Bloom, de un ensayo con fármacos que alteren estos caminos de antienvejecimiento, especialmente el camino molecular relacionado con el factor IGF (Insulin Growth Factor). Quizás no funcione, pero cree que merecería la pena.
En el artículo de PLoS genetic, Longo y sus colaboradores identifican el mayor solapamiento de genes previamente implicados en el alargamiento de la vida en levaduras o mamíferos y aquellos relacionados en la expansión de la vida bajo restricción calórica.
Han identificado tres factores de trascripción, que son muy importantes en el efecto de la restricción calórica, pero a la misma vez han mostrado que no son suficientes, porque incluso sin estos factores la restricción calórica puede seguir alargando la vida un poco más. Es de suponer que debe de haber algún factor más todavía por descubrir.
La restricción calórica, que consiste en mantener al organismo hambriento de manera controlada, consigue que el sujeto (en general un modelo animal) aumente su esperanza de vida y sufra menos enfermedades.
Los científicos creen que la escasez de nutrientes dispara en el organismo un modo de mantenimiento que le permite redirigir la energía, en lugar de al crecimiento y reproducción, hacia los sistemas antienvejecimiento hasta el momento que pueda comer y reproducirse con normalidad.
Este sistema se está ensayando ya en primates y humanos por parte de otros grupos de investigación.
Quizás algún día podamos vivir mucho más, o incluso ser virtualmente inmortales. Y a usted, ¿le gustaría ser inmortal?

Fuentes y referencias:
– Nota en University of Southern California. [1]
– Longevity mutation in SCH9 prevents recombination errors and premature genomic instability in a Werner/Bloom model system (resumen). [2]
– Life Span Extension by Calorie Restriction Depends on Rim15 and Transcription Factors Downstream of Ras/PKA, Tor, and Sch9. [3]
– Gusanos tratados con antidepresivos viven más. [4]