NeoFronteras

Gusanos tratados con antidepresivos viven más

Área: Biología — lunes, 26 de noviembre de 2007

Encuentran que la administración de un fármaco usado para el tratamiento de la depresión alarga la vida de gusanos adultos.

Foto
Nematodo Caenorhabditis elegans. Foto: Amy Pasouinelli, NIH.

Un equipo de investigadores de Howard Hughes Medical Institute (HHMI) liderados por Linda B. Buck encuentra que la administración de un fármaco usado para el tratamiento de la depresión alarga la vida de gusanos adultos. El descubrimiento ha sido una sorpresa para los investigadores implicados.
El fármaco utilizado fue mianserín (comercializado como Tolvon y distinto del Prozac, Paxil o Zoloft) y alarga la vida de los gusanos nematodos Caenorhabditis elegans en un 30%. El nematodo C. elegans es el típico animal de experimentación en los laboratorios de genética y desarrollo, es fácil de criar y compartimos muchos genes con él.
El estudio indica que esta extensión del promedio de vida en estos gusanos se podría relacionar con el alargamiento de la vida basado en dietas de restricción calórica, ya que la administración de este fármaco a gusanos de referencia que ya estaban en dieta de restricción calórica no producía ningún efecto sobre la duración de sus vidas. No obstante los investigadores no tiene una explicación detallada para el fenómeno.
Desde hace ya bastantes años se sabe que para ciertas especies de animales de laboratorio (como moscas de la fruta, ratones, levaduras…) se puede alargar su esperanza de vida sometiéndolos a una dieta en la que las calorías están restringidas. Aunque se han propuesto varios mecanismos que explican o tratan de explicar el fenómeno, los expertos todavía no están seguros de las razones últimas por las que esto ocurre.
Los investigadores de este descubrimiento que difundimos hoy no saben exactamente cómo el mianserín ralentiza el envejecimiento, pero el compuesto debe de actuar de la misma manera que como lo hace sobre humanos: bloqueando ciertos receptores para el neurotransmisor serotonina. La serotonina es uno de los compuestos químicos que las neuronas usan para comunicarse entre ellas. En este caso regula funciones relacionadas con el estado de ánimo, el apetito o la percepción sensorial. Ha visto además que el fármaco también bloquea receptores para el neurotransmisor octopamina.
Algunas observaciones apoyan la idea de que la serotonina y la octopamina se complementan entre sí en el contexto fisiológico. Quizás la serotonina indica la presencia de comida y la octopamina su ausencia. Así por ejemplo se sabe que el C. elegans usualmente pone huevos sólo cuando hay comida disponible.
El mianserín tiene un mayor efecto bloqueando receptores de serotonina que de octopamina, según los autores. Éstos especulan que quizás el fármaco produce un desequilibrio entre uno y otro, haciendo que se dispare un estado no real de hambre, estado que activa los mismos mecanismos de ralentización del envejecimiento que se dan en la dieta hipocalórica. Podríamos decir que los gusanos «creen» estar en dieta hipocalórica aunque no lo estén. Hay que recalcar que el fármaco no hace que los gusanos coman menos, factor que sugiere que la ralentización del envejecimiento no está relacionada con la ingesta real de menos calorías.
Este descubrimiento forma parte de un proyecto que estudia el efecto de 88.000 agentes químicos sobre la esperanza de vida de los nematodos. Hasta ahora han hallado 119 de estos compuestos químicos. Entre ellos han encontrado cuatro (incluyendo el mianserín) que alargan la vida en un 20 o 33 por ciento. Estos cuatro compuestos están relacionados con la inhibición de la serotonina en humanos.
En este proyecto esperan encontrar fármacos que alarguen la vida en animales adultos, aunque algunas de estas sustancias puedan tener efectos deletéreos durante el desarrollo. Una vez identificadas estas sustancias pretenden estudiar su efecto y averiguar más cosas sobre los mecanismos genéticos del envejecimiento.
Otros equipos de investigadores han trabajado sobre los mecanismos genéticos del envejecimiento con aproximaciones diferentes, obteniendo también cierto éxito. En este caso pretenden encontrar las dianas químicas de estas sustancias alargadoras de vida y así identificar los genes adicionales importantes en el proceso de envejecimiento. Por ejemplo, pudieron ver que los gusanos a los que les suprimió ciertos genes relacionados con la desaceleración del envejecimiento en la dieta hipocalórica no se veían beneficiados por el mianserín.
De entrada ya han identificado qué tipo de células son afectadas por los fármacos, porque los receptores de serotonina sólo se pueden encontrar en las neuronas, y otros tipos de células (no sólo del sistema nervioso) tienen receptores de octopamina.
Puestos a elegir el modo de alargar la vida podemos ya hacerlo entre ser moscas hambrientas o gusanos «felices». ¿Cuál elegiría usted?

Fuentes y referencias:
Nota de prensa en Howard Hughes Medical Institute.
Artículo original en Nature (resumen).

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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5 Comentarios

  1. Martín:

    Las formas cambian. Los métodos, todos ellos fútiles, que intentamos son diferentes, pero el deseo imposible es el mismo. Hubo un tiempo en que algunos ingenuos soñaron con beber de las aguas de la fuente de la eterna juventud. Ahora nosotros soñamos con que una suerte de increíbles (quizás imposibles) modificaciones genéticas nos den lo mismo: la inmortalidad. Probablemente estemos tan lejos de esa misma meta como lo estaba hace siglos Ponce de León.
    De todas las criaturas que han poblado y pueblan este mundo sólo el hombre es consciente de su propia mortalidad. Ya bastante carga es ser mortal como para además tenerlo que saber. Por eso siempre hemos soñado con lo imposible.
    Podemos intentar crear grandes obras literarias o artísticas, hacer un gran descubrimiento científico, formar parte de un gobierno histórico o simplemente tener hijos. Muchos persiguen su trocito o sucedáneo de inmortalidad y que así los que vengan después sepan que uno ha vivido. Sólo quieren dejar una huella, una herencia real o simbólica de una vida no vana, de su paso por este mundo. Como si al ser recordados revivieran en las mentes de los demás.
    Pero en el fondo del alma lo que a todos nos gustaría es no perdernos todo lo que vendrá después: las vidas de nuestros descendientes, la siempre nueva distribución de nieve depositada con gracia sobre las montañas en invierno, el rostro único de otra mujer bonita, los destellos fulgurantes y nunca iguales del sol sobre la superficie siempre inquieta del mar, los cambios políticos y sociales por venir, y sobre todo los secretos aún desconocidos del Universo que otros podrán en algún momento desvelar y que nosotros no veremos. Nos perderemos, sobre todo, las respuestas a algunas preguntas que nos planteamos una y otra vez y para las cuales no obtenemos satisfacción.
    Quizás algún día futuro, inalcanzable y sideral, una hipotética civilización justa herede el Universo y todo lo que contiene porque haya sido capaz de desvelar el secreto último de la vida. Quiero pensar que los individuos de esa raza superior, dotados de vida eterna, puedan alcanzar a lo largo de sus largas existencias unas cotas de sabiduría que nosotros no podemos ni concebir. Ellos, como semidioses que serán, abandonarán por fin los miedos y supersticiones que nos atenazan y serán por fin libres y felices. Quizás, cuando piensen en nosotros lo hagan como ahora nosotros lo hacemos de nuestros antepasados homínidos; pero quiero creer que nos verán de forma cariñosa, amable y comprensiva, y que, como seres imperfectos que somos, nos perdonarán todos nuestros defectos y pecados. Quizás incluso nos guarden cierta reverencia por tener el coraje de intentar lo imposible siendo tan débiles y limitados. Al fin y al cabo seremos los antepasados de los dioses, los seres que abrimos el camino del cielo y la vida eterna, y que cuando estábamos cerca de tocar el infinito con la punta de los dedos se nos fue negado.
    Pero claro, todo esto, lo que se dice nosotros, nunca, definitivamente nunca, lo sabremos.

  2. Martín:

    Por cierto, puestos a elegir entre mosca hambrienta o gusano «feliz» es preferible seguir siendo hormiga perpleja.

  3. Alejandro Sánchez:

    No es biológicamente imposible la inmortalidad. De hecho existe un organismo que ostenta tal categoría en el reino animal: El erizo de mar.
    Vi un documental donde los biólogos se toparon con erizos que soportaron las criminales detonaciones nucleares del pacífico… las de los años 1950 y los bicho estaban rozagantes, como si el tiempo no existiera para ellos.
    La ciencia puede, y de hecho no está lejos, de hallar la fuente de la eterna juventud.
    Otra cosa es si nos conviene vivir para siempre. Es como El Poema de Gilgamesh… si vives para siempre, ¿qué importancia tiene la vida entonces?¿Qué nos importará valorar si total, vamos a vivir para siempre? Por otro lado, la evolución se detiene, ya no hay más transmisión de genes ni mutaciones posibles, ya que la inmortalidad y eterna juventud hará que la población mundial se aceleré en su crecimiento, al punto que ya no será posible tener hijos…y ahí muere la evolución de la especie humana.
    Todas estas cuestiones deberán resolverse una vez hallada la fórmula para la eterna juventud. Mientras, que la ciencia investigue sin freno alguno.

  4. tomas:

    Me refiero a una afirmación del comentario de Alejandro:
    Parece que, en efecto, no es biológicamente imposible la inmortalidad, pero es la primera noticia que tengo, y dudo mucho de ella, referida a la inmortalidad de los erizos de mar. El que sobrevivieran a una explosión nuclear no demuestra nada. En primer lugar hay unas mil especies diferentes de estos erizos, creo que todos con reproducción sexual, lo que ya implica una evolución. La inmortalidad que puede sospecharse, habría que buscarla en los organismos, supongo que unicelulares en su mayor parte, que se reproducen sólo, única y exclusivamente, por gemación o por partenogénesis. Y aún así han evolucionado por otras causas ajenas al intercambio de material genético. No estoy seguro de que los animales que resulten de una partenogénesis sean una exacta reproducción del que los generó. Aunque sospecho que la vida debió comenzar con ellos, es posible que su evolución se haya dado a causa de la radiación terrestre, por ejemplo. En tal caso su evolución no va en contra de su inmortalidad. Espero mejorar mi conocimiento sobre el tema y salir de esa duda.

  5. NeoFronteras:

    Efectivamente, que un organismo sea resistente a la radiación no significa que sea inmortal. Además de la leyenda sobre la cucarachas, la bacteria radiodurans es capaz de vivir y proliferar en los circuitos de un reactor nuclear. Otros extremófilos lo hacen en otros ambientes igualmente agresivos.
    Que se sea biológicamente inmortal tampoco significa que necesariamente se viva por siempre, pues una agresión lo suficientemente intensa acaba con la vida de cualquier organismo por muy resistente que sea.
    De todos modos, en el caso que sea concebible un organismo pluricelular biológicamente inmortal, lo debe de ser desde el mismo momento de su concepción, porque no se puede reprogramar todas y cada una de las células de un organismo. Los seres inmortales, si alguna vez existen, lo serán desde el nacimiento.
    Si la inmortalidad se da en humanos algún día habrá cambios sociales, filosóficos y religiosos inmensos. El menor de los problemas será una supuesta superpoblación. Sólo la coexistencia de una clase de «superhombres» genéticamente manipulados para no enfermar y morir (y probablemente más inteligentes) con «gente normal» ya sería traumático.
    El problema de la superpoblación es probablemente, a día de hoy, el peor problema de este planeta. Ninguna inmortalidad podrá ser peor que el crecimiento exponencial actual. Cualquier ahorro provocado por la mortalidad queda automáticamente compensado en pocos años.
    La opción que tenemos es no ser tantos y tener recursos alimenticios, energéticos y educativos para todos; o ser muchos y que la mayoría viva en la pobreza económica, energética, ecológica, moral y cultural. Por desgracia se ha elegido la segunda.

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