NeoFronteras

Sobre la primera gran extinción del Fanerozoico

Área: Medio ambiente,Paleontología — domingo, 9 de junio de 2024

La formación de montañas está vinculada a una gran extinción hace 500 millones de años

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La Tierra está en un equilibrio climático desde hace muchos millones de años y el protagonista principal es el dióxido de carbono, que es un gas de efecto invernadero.

Por un lado la meteorización es un proceso mediante el cual se secuestra carbono a las rocas continentales. Este es un proceso lento que se da continuamente, pero permite que el clima terrestre se autocorrija, ya que un clima más frío produce menos meteorización. Además, en esta fijación del dióxido de carbono también intervienen los seres vivos, que muchas veces se depositan al final de sus días en el fondo marino sin descomponerse, por lo que ese carbono queda atrapado.

Si el clima se hace muy frío por esta causa y, aunque disminuya la meteorización y el metabolismo de los seres vivos por esta causa, puede que se forme hielo que refleje la luz del sol y el planeta se enfríe aún más. Pero en este caso las erupciones volcánicas producen dióxido de carbono que calienta el clima de nuevo. El problema es cuando estas erupciones se dan en un clima cálido o de forma muy masiva y de forma súbita.

En los últimos años hemos podido comprobar cómo esta ciencias mal llamadas inútiles como la Paleontología o la Geología Básica nos aleccionan de lo que puede pasar si seguimos en esta senda de arrojar ingentes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Un nuevo trabajo nos habla de la extinción masiva que se dio hace 500 millones de años durante el Cámbrico, algo a lo que se ha llamado suceso Sinsk, que fue la primera gran extinción del Fanerozoico. La explosión del Cámbrico, se produjo, por tanto, en dos fases separadas por esta extinción.

La vida compleja se había estado expandiendo desde el inicio de esta era geológica. Sin embargo este estudio apunta a que después las placas tectónicas de la Tierra chocaron lentamente entre sí, formando montañas e iniciando una serie de sucesos desafortunados que llevaron a una extinción masiva.

En concreto estos sucesos forman una serie en cascada de cambios geodinámicos, paleoambientales y bióticos, incluyendo la pérdida de hábitats de carbonatos marinos poco profundos a lo largo del margen de Gondwana; la transformación tectónica a tectónica extensional dentro del interior de Gondwana; la extrusión de la gran provincia ígnea de Kalkarindji; la liberación de grandes volúmenes de gases volcánicos; y el rápido cambio climático, incluidas las incursiones de aguas marinas anóxicas y el colapso de ecosistemas marinos poco profundos. Recordemos que en esa época la vida compleja era fundamentalmente marina y que cualquier problema que afectaran a esos ecosistemas marinos, afectaba a la vida compleja en general.

En lo que nos tenemos que fijar más es en que esta actividad tectónica provocó que el magma subiera a la superficie de la Tierra y que grandes cantidades de gases de efecto invernadero se arrojaron a la atmósfera, por lo que se dio un rápido cambio climático. La extinción resultante diezmó grupos de animales, como los arqueociátidos, que eran esponjas marinas formadoras de arrecifes, y los hiolitos, que eran animales con pequeñas conchas cónicas.

«Es inusual señalar una causa tectónica para un evento de extinción, pero la evidencia es convincente», dice John Goodge, profesor emérito de la Universidad de Minnesota.

Goodge y sus colaboradores se dieron cuenta del vínculo existente con la tectónica de placas después de comparar notas de campo de sitios en la Antártida y el sur de Australia. Se dieron cuenta de que los dos lugares, que alguna vez estuvieron cerca uno del otro alrededor del ecuador como parte del supercontinente Gondwana, tenían registros casi idénticos de formación de montañas justo antes de la extinción.

Todo comenzó cuando Goodge y sus colegas científicos instalaron sus tiendas de campaña en un glaciar cubierto de nieve en la Antártida. Durante dos temporadas de campo, viajaron en helicóptero y motonieve a la Cordillera Holyoake y examinaron fósiles de las estructuras de los arrecifes de carbonato para identificar la extinción. Un equipo independiente encontró registros similares en Australia en 2011.

En concreto los datos de fósiles de trilobites muestran que los estratos de la Serie 2 en Ross Orogen, Antártida, y Delamerian Orogen, Australia, registran cambios sedimentarios casi idénticos y sincrónicos que marcan el suceso de extinción de Sinsk.

«Nunca se sabe cuándo algo que hiciste hace décadas se volverá realidad de una manera nueva», dice Goodge.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: John Goodge.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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2 Comentarios »

  1. tomás:

    No comprendo cómo puede llamarse inútil a la Paleontología o/y la Geología cuando tratan del conocimiento de aquello que más nos afecta, nuestro planeta y la vida pasada que ha existido. Además, precisamente, lo que hay bajo nuestros pies es lo más determinante para bien y para mal. Nos preocupa un meteorito cuya probabilidad de dañarnos es mínima y no dedicamos muchos más medios a saber sobre el interior del planeta, cuando, por ejemplo, tanto Yellowstone como Toba, «respiran» tan peligrosamente. Contra el asteriode expulsado del cinturón, tenemos proyectiles y otros métodos para desviar su peligro, pero diría que nada para evitar las colosales fuerzas del manto.

  2. tomás:

    Yo no sé si llamar «equilibrio climático» es correcto. Claro que depende de los márgenes que aceptemos, pero si solo leyendo el artículo podemos ver: «… el problema es cuando estas erupciones se dan en un clima cálido o de forma muy masiva y de forma súbita», o «…iniciando una serie de sucesos desafortunados que llevaron a una extinción masiva», o «… una serie en cascada de cambios geodinámicos, paleoambientales y bióticos…», o «… por lo que se dio un rápido cambio climático…». Todo esto sin mencionar la posible bola de hielo (aunque la última sucediera en el entorno de hace unos 600 de Ma), o los casi totales desiertos en el interior de los grandes continentes causados, en último término por la tectónica de placas.
    Quiero decir que, en realidad, la historia de la Tierra ha sido una sucesión de eventos -desequilibrios- durante los cuales ha habido equilibrios más o menos duraderos.

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