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Explican la prosopagnosia

Un grupo internacional de neurocientíficos consigue encontrar la base neurológica de la ceguera a las caras.

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Comentábamos el año pasado en esta web que según unos resultados los afectados de «ceguera a las caras» congénita representaban un porcentaje muy superior a lo que se había estimado con anterioridad, concretamente un 2% de la población. La prosopagnosia o «ceguera a las caras» es una condición neurológica que impide a quienes la sufren reconocer a la gente por su rostro. Todos sabemos lo incómodo que es cuando no conseguimos reconocer a alguien que nos saluda. Imagine entonces cómo debe de ser la vida social de aquellos que no reconocen nunca una cara.
Ahora, y por primera vez, unos científicos han sido capaces de elaborar un mapa de la disrupción del circuito neuronal de personas que sufren de prosopagnosia congénita. Además, han podido ofrecer una explicación biológica para este fascinante desorden.
Afectando a un 2% de la población la prosopagnosia congénita se manifiesta como una incapacidad de reconocer rostros en la ausencia de daños neurológicos obvios en individuos que tienen intactas su visión e inteligencia.
Un equipo de investigadores de Carnegie Mellon University, Kings College (Londres) y Ben-Gurion University (Israel) usaron un sistema de tactografía y difusión tensorial para analizar el cerebro de un grupo de sujetos con edades comprendidas entre los 33 y los 72 años y estudiar así este desorden. Descubrieron que, a diferencia de los cerebros normales, el cerebro de las personas aquejadas de prosopagnosia congénita presentaba una reducción en la integridad de la sustancia blanca en la región del córtex visual. Además, la extensión de esta reducción de materia blanca estaba relacionada con la severidad de la condición.
La sustancia blanca es uno de los tres componentes principales del sistema nervioso. Es un tejido a través del cual los mensajes pasan entre diferentes áreas de sustancia gris del sistema nervioso. Las personas con prosopagnosia congénita no pueden reconocer las caras, mientras que su habilidad de reconocer objetos permanece intacta.
Este descubrimiento podría llevar a una mejor comprensión de otros desórdenes neurológicos, como la dislexia, en la que una alteración neurológica similar podría estar presente.
En muchos casos la prosopagnosia congénita se hereda genéticamente y este resultado podría ayudar en los intentos de encontrar las relaciones entre genética y desarrollo cortical.
Este desorden es además interesante porque ayuda a entender cómo y bajo qué condiciones el cerebro es o no es «plástico», pues estos individuos parecen no ser capaces de compensar su incapacidad a la hora de reconocer caras aunque hayan tenido una más que suficiente oportunidad de hacerlo a lo largo de su vida. En otros casos distintos a este una lesión cerebral que incapacite para algo es finalmente compensada cuando otras partes del cerebro aprenden a asumir las funciones que antes realizaba la parte afectada.
Muy pocas terapias se han podido desarrollar para ayudar a las personas con prosopagnosia, aunque frecuentemente algunos individuos aprenden a usar estrategias de reconocimiento «rasgo a rasgo» o indicadores secundarios como el color del pelo, la voz o la forma corporal. Debido a que el rostro parece funcionar como un rasgo típico de identificación en la memoria, puede ser difícil para la gente con esta condición mantener la información sobre las personas o llevar una vida social como la de los demás.

Fuentes y referencias:
Nota en Carnegie Mellon University. [1]
Artículo original (resumen). [2]
Sobre la incidencia de la ceguera a las caras. [3]