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La emoción en la música es universal

Miembros de una tribu africana, que nunca habían sido expuestos anteriormente a la música occidental, reconocieron casi las mismas expresiones de alegría, tristeza y miedo en dicha música que cualquier oyente occidental.

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Aquel que tiene sensibilidad para la música probablemente se pondrá triste o melancólico al escuchar el adagio para cuerdas de Samuel Barbel. Quizás se vea también hipnotizado y transportado a un lugar exótico por Duke Pearson y su «The Phantom» o su «Wahoo!», o quizás se alegre al oír una canción pop tan tonta como «The party punch» de oh no! oh my!
Cada cual tenemos nuestros gustos particulares. Además estamos condicionados por nuestra historia vital y las asociaciones personales que hacemos con determinadas piezas musicales a la hora de juzgarlas. A pesar de todo, en nuestro foro interno, creemos que las sensaciones que recibimos son universales y que otros seres humanos, o al menos otros con una sensibilidad similar a la nuestra, se sentirán de la misma manera que nosotros al oír ciertas canciones, aunque pertenezcan a una cultura diferente. Sentimos que no puede ser de otra manera.
Pero esto choca con lo que ciertos antropólogos, con su relativismo cultural, nos dicen. En su obsesión por dogmatizar la idea de que absolutamente todo lo que hace el hombre es cultural, afirman que los sentimientos experimentados al escuchar ciertas músicas serían meras convenciones sociales dentro de un determinado contexto cultural y que, en teoría, deberían de ser distintas para cada sociedad.
Frente a las opiniones nada mejor que el método científico y sus experimentos. Según han demostrado Thomas Fritz y sus colaboradores del Instituto Max Planck la música puede que sea más universal de lo que los antropólogos nos dicen.
Para ello se hizo escuchar a unos nativos africanos, que nunca habían escuchado la radio, música occidental y se les pidió que calificaran cada pieza según las emociones percibidas como alegre, triste o aterradora. Según los resultados obtenidos al menos la expresión de esas tres emociones básicas es universalmente reconocida.
Según Fritz este hallazgo podría explicar por qué la música occidental ha tenido éxito globalmente, incluso en culturas que no enfatizan fuertemente el papel de la expresión emocional en su música.
La expresión de las emociones es algo básico de la música occidental y la capacidad de la música de hacer llegar expresiones emocionales es con frecuencia un prerrequisito de su apreciación en Occidente. Sin embargo, en otras tradiciones culturales, la música es apreciada en función de otras cualidades, como la coordinación del grupo en determinados rituales.
En este estudio Fritz, Stefan Koelsch y otros colaboradores querían saber si los aspectos emocionales de la música occidental eran apreciados por gentes que no habían sido expuestos previamente a esta música. No había casi estudios previos al respecto, aunque si se habían hecho al revés, para ver si los occidentales apreciaban, por ejemplo, la música indú.
Para encontrar personas que nunca habían escuchado música occidental viajaron a Camerún, al extremo norte de las montañas Mandara donde viven los miembros de la tribu Mafa, uno de los 250 grupos étnicos del país. Llevaron un ordenador portátil y un panel solar para alimentarlo como medio de reproducción musical.
También usaron las mismas pruebas con occidentales como referencia para poder establecer bien la comparación.
Según este estudio los miembros Mafa, que nunca antes habían sido expuestos a la música occidental, reconocieron casi las mismas expresiones de alegría, tristeza y miedo que cualquier oyente occidental y en un grado que estaba por encima de lo que cabría espera de una elección al azar. Aunque los autores admiten que entre los mafas había gran variabilidad en las respuestas, con dos participantes de entre veinte en el nivel aleatorio en sus respuestas.
Según los investigadores tanto los mafas como los occidentales utilizaron los mismos indicadores para juzgar la expresión emocional de la música que escuchaban, aunque el patrón estaba más marcado en los oyentes occidentales.
Manipulando la música los investigadores encontraron que ambos grupos de personas encontraban más agradable las canciones originales que las versiones alteradas. Esto se podría explicar en parte por el aumento de disonancia de los tonos manipulados.
Concluyen que mafas y occidentales mostraron habilidad para reconocer las tres emociones básicas de expresión emocional por encima de nivel atribuible al azar. Esto indicaría que la emoción expresada por la música occidental puede ser universalmente reconocida de la misma manera en la que se reconocen las expresiones faciales humanas o el ritmo, tensión y entonación del habla.
¿Qué pasará con otras emociones no analizadas en este estudio? ¿Serán igualmente universales? ¿Y con las personas sordas al tono?* ¿Y qué opinarán otras culturas de la pieza 4′ 33» de John Cage?

Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [1]
Artículo original (resumen). [2]
Actividad cerebral e improvisación en el jazz [3]
Foto cabecera: «Lliam» por Nwardez, vía Flickr.

* Al igual que hay personas ciegas a los colores pero capaces de ver hay personas sordas al tono capaces de oír. A estas personas en general no les gusta la música y en general ignoran su condición.