Actividad cerebral e improvisación en el jazz
Unos científicos concluyen que los músicos de jazz alcanzan la creatividad en la improvisación gracias a que logran desconectar las regiones cerebrales relacionadas con la inhibición y autocensura.
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En el café Lighthouse en Hermosa Beach (California) Lee Morgan y su banda dieron una serie de conciertos en 1970, justo un par de años antes de que Morgan fuera asesinado por su novia. En uno de ellos interpretaron «Absolutions», y durante más de 22 minutos estos músicos de jazz improvisaron hermosos pasajes hipnóticos para delicia de los amantes de este tipo de música que allí había. Y es que hay temas de jazz que interpretados en directo se sabe cuando empiezan pero no cuando acaban. La improvisación es una de las esencias del jazz y en ella se unen la espontaneidad y la creatividad.
Estudiar algo tan volátil como la creatividad artística no es fácil para la ciencia, pero al fin y al cabo ésta es un producto del cerebro humano, y éste puede ser estudiado en el presente gracias a la moderna tecnología. Unos científicos del Johns Hopkins han descubriendo que cuando los músicos de jazz improvisan desactivan las regiones cerebrales relacionadas con la inhibición y autocensura, dejando que la autoexpresión fluya.
Charles J. Limb, uno de los investigadores implicados, afirma que cuando los músicos de jazz improvisan, generalmente con los ojos cerrados, lo hacen en un estilo que trasciende las reglas tradicionales de la melodía y ritmo generando una música que no ha sido interpretada con anterioridad que es completamente espontánea.
Aunque recientes estudios se han concentrado en entender qué partes del cerebro están activas durante la audición de música, pocos había que hubieran estudiado la actividad del cerebro de quien espontáneamente crea e interpreta música. Limb y sus colaboradores trazaron un plan para hacerlo utilizando resonancia magnética nuclear. Esta permite ver qué áreas cerebrales están más activas en el cerebro en un momento dado. Reclutaron a seis pianistas académicamente formados en jazz como voluntarios para los experimentos. Otros voluntarios que aprendieron de oído en la comunidad de jazzística también participaron.
Para el estudio se valieron de un teclado musical especialmente diseñado. Los sistema de imagen por resonancia magnética nuclear usan potentes imanes y la presencia de objetos metálicos en las cercanías es peligrosa. Por eso se creó un teclado especial que no contuviera piezas metálicas que fueran atraías magnéticamente por el aparato. También se creó unos auriculares especiales para que los músicos pudieran escuchar lo que interpretaban.
A los voluntarios se les pidió realizar varios ejercicios. En el primero se les pedía memorizar una secuencia de notas y escalas, y se les proporcionó el sonido de un metrónomo como guía mientras tocaban. En el segundo ejercicio se les pedía que improvisaran al ritmo de un metrónomo y en una clave determinada. En el tercer ejercicio se les pidió que tocaran una canción determinada que tenían que memorizar con anterioridad mientras que una grabación de un cuarteto de jazz sonaba como fondo. En el último ejercicio se les pidió que improvisaran según esa misma música de fondo.
Durante todos los ejercicios el sistema de imagen de resonancia magnética nuclear funcional (RMNF) exploraba la actividad de sus cerebros.
Los científicos analizaron después los datos proporcionados por el sistema de RMNF. Como las áreas cerebrales activadas durante la memorización tienden a estar activas durante la interpretación se sustrajeron las imágenes correspondientes, quedando sólo las áreas activas debidas a la improvisación. El patrón cerebral durante las improvisaciones solicitadas era muy similar en todos los casos.
Encontraron que una región cerebral conocida como córtex prefrontal dorsolateral, región frontal del cerebro que se extiende a los lados, mostró un actividad muy baja durante la improvisación. Esta región cerebral está relacionada con la planificación de acciones y la autocensura. Así por ejemplo, esta región está activa durante una entrevista de trabajo para poder escoger las palabras adecuadas durante la misma. Desactivar esta región produce menos inhibiciones.
Los investigadores vieron además un aumento de la actividad del área del córtex prefrontal situado justo en el centro del lóbulo frontal del cerebro. Se ha asociado tradicionalmente esta región con la autoexpresión y actividades relativas a la individualidad, como cuando se cuenta una historias sobre uno mismo.
Según Limb el jazz es frecuentemente descrito como una forma de arte extremadamente individualista. Cree que lo que pasa cuando eres músico de jazz e interpretas es que estás contando tu propia historia en forma musical y desactivas los impulsos que pueden entorpecer el flujo de ideas novedosas.
Limb sugiere que este tipo de actividad cerebral podría darse también en otro tipo de comportamientos de improvisación como parte integral de la vida de los artistas y no artistas. Pone como ejemplo el caso de cuando la gente improvisa palabras en una conversación o improvisa soluciones a un problema. Añade que «sin este tipo de creatividad, los humanos no hubieran avanzado como especie. Esto es una parte integral de lo que somos.»
Estos mismos investigadores planean usar técnicas similares para ver si les ocurre lo mismo a otros artistas como poetas o pintores, así como a los no artistas.
Fuentes y referencias:
Nota de prensa en Johns Hopkins Medical Institutions.
Artículo en PLoS ONE.
1 Comentario
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viernes 2 mayo, 2008 @ 1:01 am
Estoy haciendo un trabajo sobre esto, si alguien sabe de donde sacar más información porque que avise.
Gracias.