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Más entropía de que lo creíamos

Calculan que en el Universo hay 30 veces más entropía de lo que previamente se creía.

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Usted, amigo lector, es una singularidad termodinámica. Representa un alto nivel de complejidad y orden respecto a su entorno. Entorno que se degrada continuamente (y no sólo desde el punto de vista económico y social).
El grado de desorden de un sistema lo podemos medir a partir de la entropía, cuanto más alta sea ésta, más desordenado está dicho sistema. Según el segundo principio de la termodinámica, en todo sistema cerrado siempre aumenta la entropía. Si un ser humano en crecimiento no se degrada es porque exporta entropía a su alrededor, o en otras palabras, no es un sistema cerrado. Conforme nos hacemos mayores los mecanismos biológicos de reparación que mantienen ese orden van fallando y al final morimos.
No obstante, la entropía total del Universo, que es el sistema aislado más grande que podemos considerar, aumenta sin cesar. El Universo partió de un grado muy alto de orden y por tanto con una entropía muy baja. Desde entonces la entropía no ha hecho más que aumentar. Algunos señalan a este aumento de entropía como el mejor indicador de la flecha del tiempo, que siempre va del pasado al futuro y nunca al revés.
Usted, amigo lector, así como el que esto escribe, desaparecerá algún día, y la entropía ganará esa pequeña batalla particular. Pero, ¿y todo lo demás?
A los físicos les gusta imaginar futuros distantes, tan distantes que casi no los podríamos ni imaginar si no fuera por la ayuda de las potencias de diez. Les gusta pensar, a través de experimentos mentales, acerca de la capacidad del Universo de sustentar vida en ese remoto futuro, aunque seguro que esa vida no sea humana. De algún modo quieren una brizna de inmortalidad obtenida por mediación de sus representantes futuros. Seres vivos que al igual que ellos piensen, sientan y sueñen. Quizás, creen, que si alguien sueña y siente, entonces ellos (nosotros) también lo hacen (hacemos) de alguna manera.
La capacidad de producir trabajo y, por tanto, la capacidad de crear islas de baja entropía (como usted y yo) disminuye a medida que la entropía total del Universo aumenta. Llegado un punto de entropía máxima, cuando ya no haya energía libre disponible, no habrá máquinas termodinámicas en funcionamiento de ningún tipo (ni siquiera motores de gasolina) y por tanto tampoco habrá vida. ¿Cómo de lejos estamos de ese punto? El gato de Cheshire contestaría: «depende de en dónde nos encontremos en este momento».
Ahora, unos físicos de la Australian National University han descubierto que el Universo contiene 30 veces más entropía de lo que creíamos y, por tanto, estamos más cerca del fin de lo que suponíamos. Lo malo es que no saben todavía dónde situar ese fin.
Chas Egan y Charley Lineweaver han llegado a esta conclusión después de tener en cuenta la entropía de los objetos del Universo visible, desde las estrellas hasta el fondo cósmico de microondas pasando por los agujeros negros. Incluso han contabilizado la entropía que correspondería a la materia oscura. La contribución más alta a la entropía total viene de los agujeros negros, sobre todo de los agujeros negros supermasivos.
Todo ese espectáculo cósmico maravilloso que nos rodea, todas esas estrellas y galaxias en casi perpetua danza contribuyen a la entropía total, pero, según Lineweaver, esta contribución es prácticamente despreciable si la comparamos con la entropía de los agujeros negros supermasivos de los centros galácticos.
Estos investigadores han medido cuanta entropía hay ahora. Para saber durante cuanto tiempo el Universo será capaz de sustentar algún tipo de vida, hace falta saber la máxima entropía que puede éste aguantar. El próximo paso que quieren ahora dar será precisamente el cálculo de esa muerte térmica. No es tarea fácil, en un Universo en expansión acelerada, el vacío se enfría muy rápidamente. Además, puede que antes de que llegue la muerte térmica otros tipos de apocalipsis cosmológicas se hayan dado ya.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo en ArXiv. [3]
Foto cabecera: NASA.