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Formación de carcinógenos en el humo de tercera mano

El humo del tabaco, una vez impregna las paredes, mobiliario o ropa, sufre cambios químicos al reaccionar con otros contaminantes produciendo aún más carcinógenos.

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El “humo de tercera mano” parece aún más peligroso de lo que se creía. En una serie de experimentos realizados en Berkeley Lab. En superficies de celulosa contaminadas con residuos de nicotina procedentes de humo de tabaco se ha encontrado que la presencia de algunos carcinógenos se multiplica por 10 después de una exposición de tres horas a los contaminantes del medio.
La nicotina procedente del humo del tabaco se pega a virtualmente a cualquier superficie y permanece allí mucho tiempo después de que el cigarrillo que originase el humo se haya apagado. Impregna los suelos, paredes, moqueta, muebles o alfombras durante semanas o meses (e incluso la ropa y piel humana). Además reacciona con los contaminantes que hay en interiores y exteriores, principalmente con el ácido nitroso, produciendo potentes carcinógenos como las nitrosaminas específicas del tabaco o TSNAs en sus siglas en inglés.
Según Hugo Destaillats, investigador del Berkeley Lab, las TSNAs están entre los agentes carcinógenos más amplios y potentes presentes tanto en el tabaco sin quemar como en el humo de tabaco.
Este investigador y sus colaboradores realizaron experimentos en los que se usó celulosa como modelo de superficie interior de una casa y se expuso a ésta al humo de tabaco. Al cabo de tres horas comprobaron que los niveles de TSNAs se habían multiplicado por diez respecto a la cantidad originalmente presente. En el ambiente del experimento se había introducido ácido nitroso en una concentración de 60 partes por mil millones en volumen, que es aproximadamente la cantidad alta aunque razonable que se puede encontrar en interiores. La fuente en interiores de este compuesto son las instalaciones de gas mal ventiladas y en exteriores los vehículos con motores de explosión interna. A veces pueden darse filtraciones de este compuesto en la cabina de camiones o en el interior de otros vehículos.
Los TSNAa están ausentes del humo recién emitido por el tabaco, aunque éste contiene otras nitrosaminas como NNA. También se encontró que, debido al mecanismo antes descrito, se formaba NNN y NNK, que también son potentes carcinógenos.
Según estos investigadores el humo de tercera mano representa un peligro importante para la salud a través de la exposición dérmica, polvo, inhalación e ingestión. En particular sería especialmente peligroso para los niños pequeños debido a sus especiales hábitos de comportamiento.
El estudio sostiene que ventilar abriendo la ventana de la habitación en la que se está fumando no elimina el peligro del humo de tercera mano. Tampoco fumar en exteriores es una mejora, según uno de los coautores. La razón es que los fumadores que salen fuera a fumar traen al interior los residuos de nicotina en la piel y en su ropa una vez han terminado de fumar. Una vez en el interior empiezan a formarse compuestos del tipo TSNA.
Los peligros del humo de segunda mano se han documentado muy bien. Entre sus consecuencias están las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, enfermedades pulmonares y defectos de nacimiento. Sin embargo, sólo recientemente las autoridades son conscientes de la amenaza que esto supone.
Cualquiera que haya entrado en una habitación, vehículo o ascensor donde haya fumado alguien sabe que el olor persiste durante mucho tiempo. Aunque los científicos eran conscientes de que los componentes volátiles del tabaco impregnaban las superficies y que finalmente podrían reaccionar con el ambiente, este estudio es el primero que cuantifica la reacción de estos compuestos con el ácido nitroso del ambiente.
El trabajo también se aplica a los cigarrillos electrónicos, que consisten en tubitos en los que se vaporiza eléctricamente una disolución de nicotina. Se supone que proporcionan una experiencia similar a la de fumar sin que produzcan cáncer. Además, como no hay combustión los usuarios de este tipo de dispositivos pueden saltarse las restricciones impuestas por las leyes. Igual que en los cigarrillos normales los residuos de nicotina expuestos al ambiente producen los mismos componentes cancerígenos.
Según Kamlesh Asotra, del University of California’s Tobacco-Related Disease Research Program, este estudio podría ser sólo la punta del iceberg.
En el artículo publicado por estos científicos se sugieren varias medidas a tomar para reducir este peligro. Además de implementar ambientes 100% libres de humos en lugares públicos, sugieren la autorestricción del uso del automóvil en áreas residenciales. Y en los edificios en donde se haya fumado aconsejan reemplazar moquetas, cubiertas de paredes y el mobiliario contaminado.
Estos investigadores están ahora estudiando la estabilidad a largo plazo de las TSNAs producidas en interiores mediante este proceso. Además, intentan estudiar la química que hay detrás de la formación de estos compuestos.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa de Berkeley Lab. [2]
Artículo origoinal en PNAS (resumen). [3]
Ilustración de cabecera: máquina empleada en la investigación. Fuente: Roy Kaltschmidt, Berkeley Lab Public Affairs.