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Calentamiento no tan malo

La selva tropical de cierta parte del mundo se diversificó durante el máximo térmico de hace 60 millones de años en lugar de sufrir extinciones.

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Polen de angiospermas pertenecientes al máximo térmico del Paleoceno-Eoceno. Fuente: Francy Carvajal, STRI.

Hace unos 60 millones de años el bosque tropical sufrió una temperatura que era de 3 a 5 grados centígrados superior a la que tienen que tiene que soportar en la actualidad las plantas que lo pueblan, mientras que el nivel de dióxido de carbono era 2,5 superior al actual. Carlos Jaramillo, del Smithsonian Tropical Research Institute (STRI), y sus colaboradores dicen que, pese a todo, el bosque tropical de la época prosperó igualmente y contenía una gran biodiversidad.
La mayoría de los científicos asume que los niveles de dióxido que estamos alcanzando por culpa de nuestras emisiones (y que aumentan el efecto invernadero) tendrán un coste alto para las plantas, éstas serán incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones más cálidas y desaparecerán. En el caso del bosque tropical el factor probablemente más importante serán las sequías provocadas por este cambio climático, que finalmente provocará una extinción de las plantas que lo forman.
Hacia finales de siglo se espera que la temperatura de los bosques tropicales se eleve en 3 grados. Según ya dijo el año pasado Joe Wright, también del STRI, el mundo actual se aproxima a un escenario nuevo y no sabemos cómo reaccionarán las especies al cambio climático actual. El grupo de Jaramillo ha intentado ver qué es lo que pasó en el pasado en circunstancias similares. Al parecer, al bosque tropical no le fue tan mal como nos habíamos imaginado.
Este grupo de investigadores se puso a estudiar los granos de polen atrapados en rocas procedentes de Colombia y Venezuela que se formaron durante el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno de hace 56,3 millones de años. Entonces el mundo se calentó de 3 a 5 grados centígrados y los niveles de dióxido de carbono se doblaron en 10.000 años. Estas condiciones duraron 200.000 años.
Analizando estos granos de polen se puede saber qué plantas había en la época y en definitiva se puede inferir la biodiversidad y los procesos de extinción y evolución de la época.
Contrariamente a lo que se suponía, en cuanto al daño que este evento causó al bosque tropical, los datos indican que la diversidad aumentó rápidamente durante este periodo de tiempo. Nuevas plantas evolucionaron más rápido y algunas plantas antiguas se extinguieron. Así por ejemplo, la familia de las pasifloras apareció por primera vez durante esta época.
Por tanto, según una primera aproximación, unas condiciones un poco más cálidas no provocan un desastre sobre la biodiversidad, sino todo lo contrario. Estos investigadores encontraron lo opuesto a lo que esperaban. Así que un mayor nivel de dióxido de carbono y una mayor temperatura puede espolear la biodiversidad tropical.
Según opina Jaramillo, si no hubiera deforestación la selva puede que pudiera soportar el cambio climático.
Aunque estos resultados sugieren que el bosque tropical no sufrió en general durante este periodo, eso no significa que ese mismo escenario se dé ahora. Los supuestos beneficios del dióxido de carbono y la temperatura pueden verse contrarrestados por otros factores.
Según Kalus Winter, también del STRI, hay mucha preocupación sobre el efecto del cambio climático sobre los bosques tropicales actuales, pero “estos escenarios de horror probablemente tienen alguna validez si el aumento de temperatura da lugar a sequías más severas y frecuentes, tal y como sugieren las actuales predicciones para escenarios similares”.
Según indica esta investigación, los niveles de humedad no decrecieron significativamente durante este evento y los regímenes de lluvia se mantuvieron. No está claro que esto mismo se mantenga en la actualidad, más bien parece todo lo contrario y, por ejemplo, la selva del Amazonas sufre cada año sequías más intensas.
Que los niveles de dióxido de carbono se doblen en 10.000 años no es lo mismo que lo hagan en 100. Hay dos órdenes de magnitud de diferencia. La velocidad de cambio actual es mucho mayor que la del máximo térmico y las plantas no tienen tiempo de adaptarse o evolucionar hacia nuevas especies. Además, la selva tropical afecta al propio clima y se retroalimentan el uno al otro, quizás una evolución más pausada permita mantener el régimen de lluvias.
Además, otros expertos, como Guy Harrington de University of Birmingham (RU), ponen el énfasis en otro factor. Que las plantas de la selva se adapten no significa que lo hagan otras a otras latitudes. El estudio de fósiles de ese periodo que ha efectuado Harrington en Norteamérica indica que allí las plantas simplemente se extinguieron.
Según Matthew Huber, de Purdue University en West Lafayette, los resultados de Jaramillo puede que no se apliquen a todo el trópico, ya que las muestras procedían solamente de la parte norte de Sudamérica. Según sugieren los modelos, la parte central (actual Brasil) tendría condiciones mucho más duras. Matthew Huber predice que cuando se analicen muestras de esa región los resultados serán distintos.
Los científicos del STRI trabajan en más de 40 países del mundo realizando un seguimiento global de los bosques para así evaluar escenarios que permitan predecir los efectos del cambio climático y otros procesos a gran escala sobre el bosque tropical. Ya veremos lo que nos cuentan en el futuro, pero probablemente no sea bueno. Independientemente del cambio climático, la selva tropical y los bosques en general son destruidos de manera directa por la acción humana. Algo que puede ser vigilado por cualquiera a través de Google Maps. Es posible que en 20 años hayan desaparecido todos los bosques de la Tierra. A partir de ese momento, la temperatura que se pueda alcanzar allí 70 años después será totalmente irrelevante.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original. [3]