La tolerancia al calentamiento global del coral parece haberse sobrestimado. Sólo quedan 10 años para salvar los arrecifes de coral, que son los ecosistemas más ricos de los océanos.
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Según un nuevo estudio realizado por un equipo internacional, los arrecifes de coral se enfrentarán a desafíos severos incluso si el calentamiento global se limita a sólo 2 grados centígrados, un nivel que se consideraba seguro para muchos sistemas naturales y para el ser humano.
La temperatura de las aguas superficiales del mar son propensas a producir episodios más intensos de blanqueamiento del coral. Sólo bajo un escenario con acciones fuertes sobre las emisiones de gases de efecto invernadero y asumiendo que el coral evolucionará para adaptarse a cambios rápidos se podría decir que dos tercios de los arrecifes podrían estar a salvo. De otro modo sólo se puede esperar una degradación severa de los mismos.
Los arrecifes coralinos son el hogar de un cuarto de las especies de los océanos y proporcionan servicios críticos que incluyen la protección de la costa, turismo o pesca a millones de personas a lo largo del mundo.
Tanto la acidificación del mar, como el calentamiento global, ambos producidos por las emisiones de origen humano de dióxido de carbono, suponen una gran amenaza para estos ecosistemas.
Según afirma Katja Frieler (Instituto del Impacto Climático de Potsdam) los hallazgos que ha encontrado muestran que, bajo las premisas habituales sobre sensibilidad térmica, los arrecifes de coral podrían no ser nunca más ecosistemas importantes en la costa si la temperatura global aumenta de 2 grados centígrados por encima del nivel preindustrial.
Sin un incierto proceso de adaptación se espera que el 70% del coral sufra de una degradación para 2030 incluso bajo el escenario de mitigación más ambicioso. Por tanto, el umbral para poder proteger la mitad de los arrecifes de coral el mundo se estima por debajo de los 1,5 grados de temperatura de media por encima del nivel preindustrial.
Lo que diferencia a este estudio de otros realizados con anterioridad, y que apuntan en la misma dirección, es que se basa en una campaña amplía y global en la que se ha estudiado el blanqueamiento del coral en función del calentamiento. Se tomaron datos sobre 2160 localizaciones diferentes en distintas partes del mundo. Además se han empleado 19 modelos climáticos distintos con los que cubrieron distintos escenarios hasta completar 32000 años de simulaciones computacionales.
Los corales son animales, pero viven en una relación simbiótica con algas fotosintéticas que les dan su color. Esta relación se puede romper cuando la temperatura del agua aumenta y las algas se escapan del coral tornando a éste blanco. Es lo que se llama blanqueamiento coral. El coral no puede vivir sin las algas, así que si el estrés térmico continua el coral finalmente muere, dejando tras de sí el esqueleto calcáreo. Así por ejemplo, se estima que en 1998 desaparición el 16% de los corales debido a un episodio de calentamiento prolongado.
Estos investigadores también introdujeron una adaptación evolutiva en sus modelos de tal modo que la simbiosis pueda tener una tolerancia térmica mayor. Pero esta premisa se considera que es demasiado optimista, pues lo corales tienen características muy malas a la hora de desarrollar evolutivamente nuevos rasgos de manera rápida. Esto es debido a que tienen un ciclo de vida de entre 5 y 100 años y tienen niveles de diversidad bajos porque se reproducen por clonación.
En los estudios previos se calcularon los umbrales de adaptación sobre el blanqueamiento, pero no tuvieron en cuenta la acidificación. Cuando el dióxido de carbono se disuelve en el agua marina se produce ácido carbónico que entorpece el proceso de calcificación de los animales marinos, incluido el coral. El proceso de calcificación en el coral es crucial para su crecimiento y salud, si se ve afectado también puede influir en la tolerancia frente al calentamiento.
Si se tiene en cuenta este factor, este grupo de investigadores llega a la conclusión de que las premisas sobre sensibilidad térmica del coral que se tenían podrían haber infravalorado el futuro impacto del cambio climático sobre el coral.
Este estudio resalta lo cerca que estamos de un mundo sin arrecifes de coral. “La ventana de oportunidad para conservar las mayoría de los arrecifes de coral, parte de la herencia natural mundial, es pequeña”, dice Malte Meinshausen, coautor del estudio. “Cerraremos esta ventana si seguimos una década más emitiendo gases de efecto invernadero”, añade.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original. [3]