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Futuro peligro para el 70% de los árboles

Independientemente de la región considerada, una vez el clima se haga un poco más seco y cálido, los árboles empezarán a sufrir y morir.

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Ahora que en el hemisferio boreal los árboles están perdiendo las últimas de sus hojas y tiñen de amarillo, marrón y rojo el paisaje y los suelos, no está de más recordar que damos por sentado la existencia de los bosques. Quizás al hombre occidental no le importe el destino de las selvas y de toda la biodiversidad que contienen, pero quizás le importen los bosques que tiene cerca.
Un árbol es un ser increíble. Es capaz de llevar agua desde suelo a altura increíbles que superan los cien metros para realizar allí el milagro de la fotosíntesis. Se necesitaron muchos millones de años tras la incursión en tierra firme por las plantas para que los humildes musgos y hepáticas evolucionaran hasta conseguir la vascularidad y se levantaran del suelo en busca de la luz.
El trasporte del agua en un árbol se realiza a través del xilema, un tejido que contiene un conjunto de canales que se extiende desde la raíces a las hojas. Los poros de las hojas permiten la evaporación del agua y ésta evaporación succiona el agua que hay debajo. Cuanto más seco sea ambiente de la copa del árbol más rápidamente se producirá este proceso.
Si el ambiente es demasiado seco y hay poca agua en el suelo se producen problemas, no sólo porque el árbol trata de conseguir el agua que necesita y que no obtiene, sino porque además cuando trata de extraerlo del suelo puede introducir burbujas de aire en el xilema obstruyendo los canales. Finalmente puede ocurrir que el todo el sistema sufra un fallo hidráulico que desemboque en la muerte del árbol.
Esto es muy similar a lo que les ocurre a las plantas de interior de nuestros hogares (generalmente no “se mueren”, sino que son asesinadas), pasado un umbral sin haberlas regado ya no se pueden recuperar, porque aunque la planta esté todavía viva y la reguemos, el agua ya no sube por el tallo.
Lo malo es que toda especie de árbol está adaptada a una climatología concreta y el ser humano está cambiándola. Los animales pueden intentar emigrar a otro sitio, pero los árboles, como unidades no pueden hacerlo y la velocidad a la que emigra un bosque completo es muy lenta.
Ahora un estudio pone de manifiesto que muchos árboles y bosques morirán por culpa del cambio climático.
Steven Jansen de la Universidad de la Ulm (Alemania) y sus colaboradores han analizado en la literatura científica qué especies pueden ser más susceptibles a este fallo hidráulico. Consiguieron recopilar información al respecto sobre 226 especies de árboles en 81 localizaciones distintas a lo largo del mundo. A partir de ahí calcularon los márgenes de seguridad respecto a la sequía mirando la diferencia entre la presión en el xilema cuando la especie en concreto sufre estrés hídrico y la presión a la que la mitad de xilema queda bloqueado.
Se esperaba que los árboles en ambientes áridos tuvieran márgenes de seguridad mayores porque ya estarían adaptados a periodos de sequía y al clima seco, mientras que los árboles en climas húmedos serían más vulnerables. La realidad es que el 70% de los árboles estudiados tenían márgenes de seguridad muy estrechos independientemente del ambiente en el que vivían. Además, en general, las angiospermas (plantas con flores) tienen más riesgo según este estudio que las coníferas.
Este resultado es especialmente preocupante porque los científicos habían pensado que los árboles en ambientes más húmedos no tendrían demasiados problemas, pero la realidad es que independientemente de la región, una vez el clima se hace un poco más seco, los árboles empiezan a sufrir y morir. Según Jansen todos los bosques son igualmente vulnerables. “Una vez el clima cambie veremos a millones de árboles sufriendo y potencialmente muriendo y no precisamente en áreas en donde el ambiente es muy seco”, añade.
Esta tendencia hacia un margen de seguridad estrecho es un reflejo del equilibrio que la planta tiene que alcanzar. Los árboles necesitan cierta tolerancia a la sequía, pero se apura al límite porque así se crece más y se compite mejor respecto a las otras plantas. Los árboles han evolucionado para sobrellevar el estrés ambiental y por tanto están ajustados a las condiciones ambientales locales.
El cambio climático que estamos provocando creará condiciones más extremas y se predicen cambios en las precipitaciones, aunque no se sabe ubicar con precisión estos cambios. El aumento de temperatura provocará de todos modos un mayor efecto de succión en el xilema que empeorará la situación.
Pero los árboles fijan el dióxido de carbono gracias a la fotosíntesis y si los bosques se reducen aumentará aún más el nivel de este gas de efecto invernadero y con ello se intensificará el cambio climático. .

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Fuentes y referencias:
Notioica en Science. [2]
Artículo original. [3]
Foto: NeoFronteras.