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Los peines de mar y el árbol de la vida

Según resultados recientes los peines de mar estarían en la base del árbol de la vida animal, incluso por debajo de las esponjas.

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Aunque se parezcan a las medusas, los ctenóforos, “medusas peine” o “peines de mar” no lo son. De hecho incluso forman su propio filo.
Su nombre viene de las líneas de cilios iridiscentes que están situados a lo largo de sus cuerpos y que les permiten nadar. Tradicionalmente se situaba en el árbol de la vida a estas criaturas entre la rama formada por los cnidarios (medusas y las anémonas) y la rama formada por los animales con cabeza y que incluye a los humanos, peces o caracoles. Son unas criaturas más complejas que las esponjas, pues tienen nervios, músculos, distintas capas de tejidos, órganos sensibles a la luz… Sin embargo, los análisis de su genoma realizados recientemente indican que aparecieron antes que las esponjas. Algunos de los estudios previos ya fueron cubiertos por NeoFronteras en su día.
Ahora, un grupo de la Universidad de Washington dirigido por Billie Swalla ha secuenciado el genoma del peine de mar Pleurobrachia bachei y ha presentado sus resultados en un congreso en San Francisco. Este estudio sitúa a los peines de mar en la base del árbol de la vida animal.
Otro grupo, esta vez de la Universidad de Florida, ha hecho lo propio con Mnemiopsis leidyi y ha llegado a resultados similares.

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Fotografía del peine de mar Mnemiopsis leidyi. Nos da la mejor idea de cómo era el más remoto de nuestros antepasados animales. Fuente: William Browne/Univ. of Miami.

Los peines de mar son depredadores que cazan a sus presas gracias a unos tentáculos, para lo cual tienen que ejercer una acción de activa para la que necesitan órganos sensoriales y un sistema nervioso que procese información. Una esponja es un mero filtrador pasivo sin sistema nervioso ni órganos sensoriales ni tejidos diferenciados. Pero, al aparecer, los peines de mar precedieron a las esponjas, lo que contradice la visión tradicional de que la vida animal evolucionó a partir de seres muy simples como las esponjas.
Ahora no queda más remedio que imaginar una vida animal previa que precedió a las esponjas, ctenóforos y cnidarios. Todos estos seres son animales muy simples que se han conservado casi sin cambios desde hace cientos de millones de años, pero otras especies anteriores pudieron correr peor suerte y desaparecer para siempre. Como, además, los animales de cuerpo blando fosilizan raramente, no sabemos cómo serían esos primeros animales. Incluso podrían ser diferentes de los modernos peines de mar o de las esponjas.
Pero gracias a las modernas técnicas genéticas podemos inferir que tales seres una vez existieron sobre nuestro planeta.
Los genes y la expresión genética encontrados en estos genomas apoyan la idea del origen remoto de los peines de mar. Así por ejemplo, se ha encontrado que estos seres forman los nervios con un conjunto de genes único y calificado de “alienígena” por alguno de los investigadores implicados. Alguno de ellos especula que quizás los peines de mar descienden de los organismos de la fauna de Ediacara encontrados en registro fósil. Hace un par de años un paleontólogo afirmó que algunos ejemplares de 580 millones de años de edad se parecían a los peines de mar.
Otra particularidad es que estas criaturas son los únicos animales que carecen de ciertos genes que son cruciales para producir microARN (cadenas cortas de ARN que ayudan a regular la expresión genética). Tanto las esponjas como los peines de mar carecen de familias de genes que el resto de los animales sí poseen.
La alternativa a esta nueva hipótesis es que un alto grado de acumulación de mutaciones genéticas haya hecho que el linaje de los peines de mar parezca más cercano a la base del árbol de la vida animal que lo que en realidad le correspondería. Análisis de las proteínas ribosómicas no indican que los ctenóforos estén por debajo de las esponjas.
Si es verdad que las esponjas evolucionaron después de los peines de mar se puede pensar que entonces tuvieron que perder parte de la complejidad ancestral por el camino. La alternativa es que las esponjas posean una complejidad que sea difícil de apreciar a primera vista, pero que los científicos ya han empezado a apreciar.

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Fuentes y referencias:
Noticia en Scientific American [2]
Árbol filogenético con ramas. reordenadas. [3]
Reconstruyendo el árbol filogenético. [4]
No somos esponjas evolucionadas. [5]
Foto cabecera: peine de mar fotografiado por geirf, vía Flickr.