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Bacterias troposféricas

Se ha podido encontrar gran variedad de microorganismos que parecen vivir a mucha altura en la atmósfera terrestre.

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En los últimos años ha cambiado bastante el concepto que teníamos de biosfera terrestre. Durante este tiempo no sólo se han encontrado extremófilos en los sitios más insospechados, sino que la biosfera se extiende a sitios como la corteza terrestre. Si contamos ésta, la biomasa de la Tierra podría doblarse.
Pero también en la atmósfera viven multitud de microorganismos. Un estudio reciente ha contabilizado la variedad de esta vida aérea en la troposfera media y alta, que es aproximadamente la sección de la atmósfera entre los 6 y los 10 km de altura sobre la superficie.
No se sabe todavía si estos microorganismos viven de los recursos que hay allí o si simplemente han terminado flotando en esa zona. Pero lo que sí se ha podido confirmar es que esos microorganismos eran viables y no estaban muertos.
De todos modos, el papel que podrían tener estos microbios puede ser importante en el clima y el tiempo atmosférico. Ya se demostró en el pasado que algunas bacterias habían evolucionado para formar proteínas de membrana que facilitan la formación de cristales de hielo. Esto favorece las precipitaciones y con ello la dispersión de las bacterias en cuestión. En ausencia de partículas de polvo las bacterias pueden, por tanto, hacer de núcleos que condensación y facilitar la formación de nubes.
Aunque se trate de sólo de transporte de bacterias a lo largo de largas distancias, este tipo de estudios puede ser interesante para investigar en modelos de dispersión de enfermedades contagiosas.
En programa GRIP (Genesis and Rapid Intensification Processes) de la NASA ha permitió la toma de muestras a baja y elevada altura con una avión DC-8, tanto sobre el océano como sobre tierra firme. La idea era estudiar la formación de tormentas tropicales. Se tomaron muestras antes y durante la formación de los huracanes Earl y Karl en 2010. No se pretendía solamente la búsqueda de microorganismos, sino todo tipo de partículas en suspensión que pudieran influir en la formación de huracanes.
Pero los investigadores se vieron sorprendidos por la gran cantidad de microorganismos que había en la troposfera, un ambiente que en principio no parece muy hospitalario. Había mucha variedad de especies, principalmente bacterias, pero no todas las bacterias estaban representadas en ese ambiente.
Para atrapar las partículas en suspensión se valieron de unos filtros especialmente diseñados y para el análisis de los microorganismos de la típica técnica PCR de multiplicación de ADN.
Las muestras tomadas sobre el océano contenían principalmente bacterias marinas, mientras que las tomadas sobre tierra firme contenían principalmente bacterias terrestres. Además comprobaron que los huracanes tenían un gran impacto sobre la distribución y dinámica de las poblaciones microbianas.
Las bacterias constituían los representantes de la vida más numerosos, en concreto eran 10 veces más numerosas que los hongos. Estaban además representadas por 17 taxones diferentes, incluyendo aquellas capaces de metabolizar compuestos de carbono, como el ácido oxálico, que son ubicuos en la atmósfera.
Los investigadores quieren estudiar en el futuro si algunas bacterias están diseñadas para vivir a esas alturas. Además quieren comprender el papel de estos microorganismos en la atmósfera y determinar si llevan a cabo funciones metabólicas en la troposfera.
Se especula que quizás para algunos de estos microbios las condiciones en la alta troposfera no sean tan duras y que constituyan un nuevo tipo de extremófilos, pero aún no se puede asegurar.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original. [3]