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Sobre el origen de los placentarios

Un nuevo estudio reconstruye el primer mamífero placentario a partir del cual se diversificarían todos los demás después de la extinción del Cretácico.

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La Paleontología es una ciencia que, en general, no tiene gran impacto en los medios de comunicación, salvo que se trate de un nuevo homínido. Es de suponer que ello se debe a que los vemos como nuestros más directos antepasados, pero una rama extinta de homínido puede que, precisamente, no esté formada por antepasados nuestros, sino que nosotros y ellos compartamos los mismos antepasados. Pero uno de los primeros mamíferos sí que puede que sea nuestro antepasado común, tanto de nosotros como de todos los seres del género homo.
Un equipo científico internacional, después de dos años de estudios, ha conseguido recrear el árbol filogenético de los mamíferos placentarios más preciso hasta la fecha.
El nuevo estudio se basa tanto en datos genéticos como físicos y ha permitido realizar una reconstrucción del que sería el antepasado de todos los mamíferos placentarios. La reconstrucción de este antepasado común pudo realizarse gracias a la base de datos MorphoBank que es de acceso público. Además, el resultado muestra, contrariamente a lo que se creía hasta ahora, que los mamíferos empezaron a diversificarse hace 65 millones años, justo después de la última gran extinción que se llevó por delante a los dinosaurios. Este estudio podría ayudar a comprender cómo sobrevivieron los mamíferos a los cambios climáticos del pasado y como pueden verse afectados por las condiciones ambientales del futuro.
En la actualizad hay más de 5000 especies de mamíferos placentarios, que van del murciélago abejorro de 1,5 gramos a la ballena azul de 180 toneladas. Entre los mamíferos placentarios no están los mamíferos marsupiales (canguros y similares), ni monotremas (equidna y similares).
Estos científicos analizaron la anatomía de los fósiles de primates entre los que se encontraban distintas especies de monos, lemures y humanos, pues era importante entender la relación entre mamíferos vivos y extintos antes de preguntarse nada más. Esto les dio una nueva perspectiva de cómo los grandes cambios influyen en la historia de la vida, como lo fue la extinción de los dinosaurios. Esta extinción sentó las bases de toda la diversificación de los mamíferos, que incluye nuestro antepasado remoto dentro de la rama de los mamíferos placentarios.
Para este estudio se analizaron 4500 rasgos de 86 especies de mamíferos, incluyendo 40 extintas que sólo conocemos a través de sus fósiles. Esos rasgos incluían la presencia o no de alas, de ciertos dientes o huesos, estructura cerebral, plegamientos cerebrales, córtex, estructura de los úteros, organización de la placenta, etc. Además compararon 27 genes comunes a los mamíferos placentarios actuales. La base de datos generada en la que se basa este estudio es 10 veces mayor que las generadas en estudios previos.
Hasta ahora la evolución de los mamíferos placentarios ha sido interpretada de diferentes modos dependiendo de los datos analizados. El registro fósil sugiere que, aunque los mamíferos existían antes de la extinción de los dinosaurios, no se diversificaron hasta que se éstos se extinguieron. Esta diversificación se debería a las posibilidades abiertas por la falta de competencia de los dinosaurios, que antes de la extinción ocuparían gran parte de los nichos ecológicos. Los paleontólogos no han encontrado ningún ejemplar de mamífero placentario que sea anterior al impacto del famoso meteorito.
Por otro lado, los análisis basados solamente en datos genéticos predicen una variedad de linajes de mamíferos placentarios que se remontan al Cretácico tardío y que sobrevivirían a la última gran extinción. Incluso se ha sugerido que los primates habrían divergido evolutivamente de otros mamíferos antes de esa extinción de los dinosaurios.
Sin embargo, este nuevo estudio, que tiene en cuenta además los restos fósiles los genéticos, dice que la diversificación se dio después de esta gran extinción.
Lo más fascinante del estudio probablemente sean los distintos resultados obtenidos al basarse en datos morfológicos y genéticos. Dependiendo si se usan unos u otros se llegan a grupos de animales que están o no cerca en el árbol filogenético. El uso de ambos tipos de datos permite una precisión que de otro modo no se tendría.
Hay resultados curiosos que se desprenden del estudio, como que los tupáyidos y los lemures voladores están igualmente relacionados con los primates, cuando antes se creía que eran los lemures los más relacionados con los primates de los dos. También muestra que el superorden de los afroterios (mamíferos africanos que incluye a los elefantes y osos hormigueros) evolucionaron a partir de antepasados ya extintos procedentes de América, cuando ya estaba en Atlántico entre medias.
Según la reconstrucción realizada en este estudio, el antepasado de todos los mamíferos placentarios, y por tanto nuestro, apareció unos 400.000 años después de la gran extinción. Esta hipotética criatura, que presumiblemente no ha dejado restos en el registro fósil, sería insectívora y pesaría entre 6 y 245 gramos. Tendría pelo cubriendo su cuerpo y una cola, tendría tres pares de molares en cada mandíbula, pariría una única cría ciega y sin pelo, poseería un cerebro complejo con un gran lóbulo para interpretar los datos olfativos y un cuerpo calloso que conectaría dos hemisferios cerebrales.
Después de la gran extinción se produciría, por tanto, un Big Bang en la diversificación de mamíferos, con especies con representantes en los 10 mayores grupos de mamíferos placentarios y que aparecerían en un intervalo de 200.000 años.
Los mamíferos placentarios no fueron los únicos mamíferos que sufrieron este tipo de diversificación después de la extinción del Cretácico. Los marsupiales experimentaron un explosión similar aunque menor y con sólo un linaje que dio lugar a todas las especies.
Pero, desde que aparecieron los placentarios, no siempre las han tenido todas consigo. Desde entonces algún grupo se ha extinguido por entero durante este tiempo.
Naturalmente hay investigadores que se muestran cautos con este nuevo estudio y siguen proponiendo una diversificación de los placentarios anterior a la extinción del Cretácico.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original. [3]
Ilustración: Carl Buell