- NeoFronteras - http://neofronteras.com -

La política modifica el cerebro

El análisis de la actividad cerebral mientras se juega un juego de apuestas permite predecir la tendencia política del individuo.

Foto
Actividad cerebral en la ínsula izquierda y la amígdala derecha para demócratas (azul) y republicanos (rojo) durante la toma de decisiones arriesgadas. Fuente: PLos One.

Las neurociencias están avanzando mucho en los últimos años gracias a los aparatos de resonancia magnética nuclear funcional. Con ellos podemos ver qué partes del cerebro están más activas cuando realizamos ciertas tareas.
Incluso ya se tienen ciertas capacidades de lectura de pensamiento muy primitivas, lo que levanta ciertas inquietudes por lo que pueda pasar en el futuro. No solamente ciertos regímenes podrán usar este tipo de técnicas, sino que en los países “democráticos” siempre habrá una parte atemorizada de la población dispuesta a renunciar a parte de su libertad e intimidad a cambio de una supuesta seguridad. Se empieza por “terrorista” y luego se termina con cualquier sospechoso.
Este tipo de opciones están enmarcadas dentro de lo que son las distintas ramas del pensamiento político. Generalmente dividimos el espectro político en conservadores y progresistas. Pero, ¿tenemos cierta libertad real de tener cualquier pensamiento político o ya tenemos cierta predisposición? Y si tenemos esa libertad, ¿el seguir una determinad doctrina política nos condiciona el cerebro?
Un equipo de neurocientíficos ha mostrado recientemente que conservadores y progresistas usan diferentes partes del cerebro cuando toman decisiones arriesgadas. Además demuestran que esas regiones pueden ser usadas para predecir qué partido político prefiere una persona en concreto. El estudio sugiere que mientras que la influencia genética o de la educativa de los padres puede tener un papel significativo, el ser conservador o demócrata cambia las funciones cerebrales.
El equipo de Darren Schreiber de la Universidad de Exeter trabajó junto a colaboradores de la Universidad de California en San Diego para explorar las diferencias en el funcionamiento de los cerebros de ciudadanos de EEUU, tanto republicanos como demócratas.
En un experimento anterior se vigiló la actividad cerebral de los participantes mientras que éstos jugaban a un juego simple de apuestas. Luego estos investigadores tuvieron acceso a los registros públicos de los partidos políticos para saber su afiliación. Más tarde se usó un nuevo análisis sobre 82 de esos participantes teniendo en cuenta la nueva información.
Encontraron que tanto demócratas como republicanos no se diferenciaban por el riesgo que asumían en el juego, pero sí que mostraban diferencias en su actividad cerebral durante la toma de decisiones arriesgadas.
Los demócratas mostraban una significativa mayor actividad en la ínsula izquierda, una región asociada con las relaciones sociales y la autoconsciencia. Mientras que los republicanos mostraron una mayor actividad en la amígdala derecha, una región relacionada con el sistema de pelea o huída. Estos resultados sugieren que unos y otros hacen funcionar procesos cognitivos diferentes cuando piensan acerca del riesgo.
La actividad de estas regiones puede usarse para predecir la tendencia política de una persona con una precisión del 82,9%. Este resultado se puede comparar con el modelo tradicional usado en ciencias políticas, basado en la afiliación de los padres para predecir la de los hijos, que tiene una exactitud del 69,5%. Otro modelo basado en diferencias de la estructura cerebral distingue republicanos y demócratas con una exactitud del 71,6%.
Según Schreiber, aunque se ha demostrado que la genética contribuye a las diferencias ideológicas, la porción de variación en la afiliación política explicada por la amígdala y la ínsula es significativamente mayor, lo que sugiere que la afiliación a un partido crea un ambiente sesgado que puede alterar el cerebro por encima de los efectos de la herencia.
Estos resultados pueden allanar el camino hacia un nuevo tipo de investigación científica sobre el comportamiento de los votantes, lo que podría proporcionar una mejor comprensión de las diferencias en la manera de pensar de conservadores y progresistas. Según Schreiber “la habilidad de predecir con precisión la política de partido usando sólo la actividad cerebral mientras se apuesta sugiere que la investigación de las diferencias neuronales básicas entre votantes podría proporcionarnos perspectivas más poderosas que las herramientas tradicionales de las ciencias políticas”.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4037 [1]

Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original. [3]