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Cianobacterias para reverdecer desiertos

Usan una mezcla de cianobacterias fotosintéticas para detener las dunas y que sobre ellas puedan crecer plantas.

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La desertificación es un problema en muchas partes del mundo. No es tanto que en un desierto llueva poco, sino la escasa o nula vegetación que hay para retener el suelo. Sin esta protección al final solo quedan rocas desnudas y dunas de arena. Lo malo es la irreversibilidad del proceso. Una vez que se ha perdido el suelo ya no pueden crecer plantas. Además, las plantas modifican el clima allí donde crecen y favorecen las lluvias, por lo que su ausencia no ayuda.
Uno de los países en donde se padecen problemas de desertificación es China, por ejemplo en las cercanías del desierto de Qubqi. En esa región una cabaña ganadera excesiva ya ha destruido la frágil capa de líquenes, algas y musgos del suelo. Esta capa criptobiótica mantiene unidos los granos de arena y tierra en el suelo y sin ella se acelera la erosión y desertificación. El problema es tal que la dunas de arena ya amenazan infraestructuras vitales como carreteras o ferrocarriles y las ciudades y granjas cercanas sufren tormentas de arena.
Chunxiang Hu (Academia de Ciencias China, Instituto de Hidrología en Wuhan) ha desarrollado un sistema para intentar paliar el problema.
Para retener la arena se ha tratado de plantar hierbas duras, pero el viento todavía puede llevarse los granos de arena que hay entre medias. Así que Hu añade a las dunas una mezcla de cianobacterias fotosintéticas resistentes a las condiciones secas para retener mejor la arena.
Estas cianobacterias producen filamentos pegajosos que ayudan a mantener los granos de arena juntos. Fijan dióxido de carbono gracias a la luz solar al ser fotosintéticas. Además, al crear materia orgánica, ayudan a crear suelo productivo sobre el que puedan crecer plantas.
En un experimento a gran escala esta investigadora y sus colaboradores cultivaron estas cianobacterias en unas charcas cercanas y rociaron el terreno a tratar periódicamente con una disolución de ellas cada pocos días. Han realizado esto durante ocho años y ahora publican los resultados.
Pudieron comprobar que en la parte sombreada de las dunas que fueron rociadas se desarrolló una corteza biológica de 1 cm de grosor. En la parte soleada la corteza desarrollada tenía la mitad de espesor. Además en la superficie crecieron plantas.
Según Brian Whitton (Durham University), no implicado en la investigación, el método es vital para regiones semiáridas, pues pueden reverdecerse en una escala de tiempo razonable. Según este ecólogo, si no se hace nada se necesitarían siglos para una recuperación de estas regiones por métodos naturales.
En la actualidad Hu y su equipo están usando este método en los márgenes de carreteras y vías férreas del norte de China, así como en las cercanías de los campos de cultivo. Planean tratar 133 kilómetros cuadrados de terreno con esta técnica en los próximos 5 años.
Aunque se ha intentado usar este método desde los años ochenta no se había realizado un trabajo de campo a esa escala hasta ahora.
La técnica podría ser usada en otros lugares en donde hay problemas de desertificación, incluidos países como los EEUU.
Las cianobacterias han estado sobre este planeta desde hace miles de millones de años. Proporcionaron el primer oxígeno atmosférico y crearon las primeras estructuras biológicas sobre este mundo: los estromatolitos. Estas estructuras rocosas tienen forma de seta y se forman en los ambientes acuáticos, crecen gracias a que las cianobacterias de su superficie van acumulando granitos de arena. No deja de curioso que ahora también nos ayuden, usando un método similar, a detener los desiertos que hemos desbocado por nuestras malas prácticas.

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Fuentes y referencias:
New Scientist.
Artículo original. [2]
Foto: NeoFronteras.