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¿Hay bases biológicas en la fonética humana?

Un estudio encuentra pruebas de la existencia de unas bases biológicas en la fonética del lenguaje que preceden al aprendizaje de la lengua materna en humanos.

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Sabemos que probablemente haya una gramática universal preinstalada cuando nacemos y que la lengua materna que aprendemos la adapta. Pero, ¿existe algún tipo de fonética universal?, ¿cómo condiciona la biología el lenguaje? Y, si es así, ¿hay precondicionamientos biológicos previos al nacimiento? ¿Hay estructuras fonéticas que preceden a la experiencia?
Una limitación es obvia, nuestro aparato fonador puede producir unos sonidos y no otros, así que esa limitación biológica siempre estará ahí. Pero, considerando solamente los sonidos que podemos producir, ¿hay preferencias fonéticas a lo largo de todas las lenguas?
Los lingüistas siempre han notado que, pese a la variabilidad del lenguaje humano, hay ciertas preferencias en los sonidos de las palabras en todas las lenguas humanas. Se ha planteado si esto es un reflejo de la existencia unas bases biológicas del lenguaje. Un reciente estudio proporciona pruebas que apoyan esta idea al demostrar la existencia de ciertas preferencias en el sonido de las palabras que ya estarían predeterminados en el niño al nacer.
Ciertos sonidos, como los que empiezan por “bl” están en el comienzo de muchas palabras en muchas lenguas humanas, pero otros sonidoso sílabas prácticamente no aparecen, aunque se consideren lenguas muy distintas. Al parecer hay muchos ejemplos al respecto y a la hora de formar palabras se suele preferir ciertos sonidos frente a otros, independientemente de la lengua considerada.
Pero encontrar pruebas de la existencia de unas bases biológicas del lenguaje que precedan al aprendizaje de la lengua en humanos no es sencillo. Un grupo de investigadores de Sissa Medialab ha encontrado pruebas que apoyan esta hipótesis.
Según estos investigadores la existencia de estas preferencias están ya presentes a los pocos días del nacimiento cuando el recién nacido es incapaz de hablar y tiene escasos conocimientos de la lengua y, sin embargo, se puede inferir que tiene un sesgo o preferencia hacia ciertas palabras frente a otras.
Estos investigadores usaron métodos no invasivos (como la espectroscopia funcional del infrarrojo cercano) para medir la actividad cerebral de recién nacidos mientras les hacían escuchar ciertas palabras. Algunas palabras contenían sonidos preferidos por las lenguas reales, mientras que otras contenían sonidos no habituales. Descubrieron que el cerebro de los bebés reaccionaba de manera significativamente diferente a los dos tipos de sonidos y reflejaban las preferencias observadas a lo largo de los lenguajes humanos. Además, la respuesta en el comportamiento era similar a la respuesta en el comportamiento observada en las grabaciones realizadas en experimentos similares con humanos adultos.
Según los investigadores, es difícil de imaginar cómo sonarían las lenguas humanas si no compartieran esta base común. Además somos afortunados de que es base común exista. De este modo los niños nace ya con la habilidad de distinguir palabras humanas, sean de la lengua que sean que tienen que aprender, de otros sonidos que no son palabras.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original. [2]
Ilustración: Wikimedia Commons.