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¿Hay bases biológicas en la fonética humana?

Área: Lenguaje,Neurología — domingo, 6 de abril de 2014

Un estudio encuentra pruebas de la existencia de unas bases biológicas en la fonética del lenguaje que preceden al aprendizaje de la lengua materna en humanos.

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Sabemos que probablemente haya una gramática universal preinstalada cuando nacemos y que la lengua materna que aprendemos la adapta. Pero, ¿existe algún tipo de fonética universal?, ¿cómo condiciona la biología el lenguaje? Y, si es así, ¿hay precondicionamientos biológicos previos al nacimiento? ¿Hay estructuras fonéticas que preceden a la experiencia?
Una limitación es obvia, nuestro aparato fonador puede producir unos sonidos y no otros, así que esa limitación biológica siempre estará ahí. Pero, considerando solamente los sonidos que podemos producir, ¿hay preferencias fonéticas a lo largo de todas las lenguas?
Los lingüistas siempre han notado que, pese a la variabilidad del lenguaje humano, hay ciertas preferencias en los sonidos de las palabras en todas las lenguas humanas. Se ha planteado si esto es un reflejo de la existencia unas bases biológicas del lenguaje. Un reciente estudio proporciona pruebas que apoyan esta idea al demostrar la existencia de ciertas preferencias en el sonido de las palabras que ya estarían predeterminados en el niño al nacer.
Ciertos sonidos, como los que empiezan por “bl” están en el comienzo de muchas palabras en muchas lenguas humanas, pero otros sonidoso sílabas prácticamente no aparecen, aunque se consideren lenguas muy distintas. Al parecer hay muchos ejemplos al respecto y a la hora de formar palabras se suele preferir ciertos sonidos frente a otros, independientemente de la lengua considerada.
Pero encontrar pruebas de la existencia de unas bases biológicas del lenguaje que precedan al aprendizaje de la lengua en humanos no es sencillo. Un grupo de investigadores de Sissa Medialab ha encontrado pruebas que apoyan esta hipótesis.
Según estos investigadores la existencia de estas preferencias están ya presentes a los pocos días del nacimiento cuando el recién nacido es incapaz de hablar y tiene escasos conocimientos de la lengua y, sin embargo, se puede inferir que tiene un sesgo o preferencia hacia ciertas palabras frente a otras.
Estos investigadores usaron métodos no invasivos (como la espectroscopia funcional del infrarrojo cercano) para medir la actividad cerebral de recién nacidos mientras les hacían escuchar ciertas palabras. Algunas palabras contenían sonidos preferidos por las lenguas reales, mientras que otras contenían sonidos no habituales. Descubrieron que el cerebro de los bebés reaccionaba de manera significativamente diferente a los dos tipos de sonidos y reflejaban las preferencias observadas a lo largo de los lenguajes humanos. Además, la respuesta en el comportamiento era similar a la respuesta en el comportamiento observada en las grabaciones realizadas en experimentos similares con humanos adultos.
Según los investigadores, es difícil de imaginar cómo sonarían las lenguas humanas si no compartieran esta base común. Además somos afortunados de que es base común exista. De este modo los niños nace ya con la habilidad de distinguir palabras humanas, sean de la lengua que sean que tienen que aprender, de otros sonidos que no son palabras.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Ilustración: Wikimedia Commons.

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2 Comentarios

  1. tomás:

    Pero, según tengo entendido, el futuro bebé ya puede oír dentro del vientre materno varios meses antes del nacimiento, lo que invalidaría esos ensayos con recién nacidos.

  2. Miguel Ángel:

    Efectivamente, amigo «tomás», podría ser interesante realizar ese mismo estudio evitando toda exposición a sonidos de voces humanas: requeriría escoger una muestra de embarazadas incapaces de hablar y mantenerlas en aislamiento sin radios, televisores, etc.
    De todas formas apostaría a que el resultado de esa prueba fuese que, aún privados de exposición prenatal a las voces humanas, los bebés siguiesen mostrando altos niveles de atención al escuchar la voz humana y predilección por determinados sonidos, confirmando así lo que viene a apuntar el estudio.
    También podemos fijarnos en las primeras sílabas que emiten los bebés que suelen ser pa-pa o ba-ba (la p y la b se parecen mucho. Si saltamos a lenguas no europeas como el árabe, papá se dice babá, mi trabajo me permite conocer a muchos marroquís y he podido comprobar que el ba-ba es el sonido inicial preferido por esos niños.
    Y ahora que lo pienso, puedo preguntarle a algún chino…y ya os contaré.

    En definitiva, un estudio más que viene a confirmar para nada somos una «tabula rasa».
    El verano pasado pude disfrutar de un buen ejemplo de manos de mi hija Lucía, que por aquel entonces tenía 13 meses: la llevaba cogida en brazos por la casa de un familiar y, al pasar por la bodega, noté que la niña me agarraba más fuerte porque se había asustado. Me giré hacía donde estaba mirando y descubrí el motivo de su miedo: un tejón disecado que mostraba sus fauces abiertas.
    Estoy seguro de que era la primera vez que veía a ese animal y experiencias traumáticas con otros animales tampoco había tenido.

    Un abrazo precondicionado.

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