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No nos gusta estar a solas con nuestros pensamientos

Algunos humanos prefieren recibir pequeñas descargas eléctricas antes que estar a solas con sus pensamientos.

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Según una serie de estudios mucha gente simplemente no se siente cómoda con sus pensamientos. No consideran esa experiencia placentera y prefieren hacer algo, lo que sea, en su lugar. Prefieren escuchar música, leer, usar sus teléfonos móviles… Incluso prefieren recibir pequeñas descargas eléctricas antes de solamente pensar.
Parece que cuando la gente pasa tiempo a solas con sus pensamientos es menos feliz.
Este resultado es un tanto contradictorio, pues todos tenemos la experiencia de desconectarnos placenteramente del mundo mediante el pensamiento de vez en cuando. Puede pasar cuando nuestra mente se escapa y dejamos volar la imaginación en el lugar de trabajo o mientras que estamos en un atasco de tráfico.
Timothy Wilson (Harvard University) y sus colaboradores empezaron sus estudios con estudiantes universitarios, que son los sujetos que normalmente están más a mano de las universidades. Se les pidió que estuvieran a solas durante un periodo de tiempo que iba de los 6 a los 15 minutos sin ninguna distracción y que informaran sobre lo placentera que fue la experiencia según una escala de puntos. La mitad dijo que no fue una experiencia en la que disfrutaran y que además les era muy difícil concentrarse.
Pensando que quizás el resultado sufriera un sesgo por la edad o por la condiciones del experimento, los sorprendidos investigadores extendieron la idea a otros ensayos en los que además hubiera voluntarios de todas las edades. En total se realizaron 11 estudios en los que había un total de 409 participantes de entre 18 y 77 años de edad. Esencialmente los resultados fueron los mismos. Incluso a la gente mayor tampoco les gustaba estar a solas consigo misma.
Al parecer, a las personas no les gusta desengancharse del mundo y cuando lo hacen no lo disfrutan especialmente.
Según las encuestas la gente suele gastar su tiempo libre haciendo cosas, como leer, ver la tele, socializando, etc. No suelen pasar tiempo relajándose o pensando.
Los investigadores no creen que el resultado esté condicionado por la presencia de dispositivos electrónicos en la vida moderna (como los smarphones), sino que sería consustancial al ser humano.
Los distintos estudios que hicieron estos investigadores se realizaron en distintos escenarios, incluso en las casas de los participantes, lo que solía terminar en engaño por parte de los voluntarios al no poder resistir la tentación de escuchar música o hacer cualquier otra actividad.
A raíz de este resultado los investigadores se plantearon si los voluntarios, en lugar de preferir una actividad placentera, preferían incluso algo desagradable antes que estar a solas con sus pensamientos. Entonces diseñaron otro estudio en el que la alternativa era recibir pequeñas descargas eléctricas. Dichas descargas se administraban a voluntad por parte del participante apretando un botón.
Resultó que muchos de los participantes preferían las descargas eléctricas, incluso cuando previamente decían que preferirían pagar dinero antes que recibir descargas. Un 76% de de los participantes varones apretaron al menos una vez el botón, mientras que un 25% de las mujeres también lo hicieron. Se especula que esta diferencia pueda ser debida a que los hombres suelen buscar más las sensaciones que las mujeres.
Los humanos tenemos ese gran cerebro lleno de experiencias positivas y con la capacidad de construir fantasías e historias y cuando caemos dormidos nuestra mente elabora todo tipo de mundos de fantasía. Así que debería de gustarnos el estar a solas con nuestros pensamientos al poder entretenernos a nosotros mismos fácilmente. Pero no parece que este sea el caso.
Lo paradójico es que a casi todos les parecía muy agradable soñar despierto o tener fantasías, pero esto lo disfrutan más cuando se da de manera espontánea y no cuando se busca a propósito. Así que, aunque soñamos despiertos durante el día, esto es algo que sucede de manera espontánea, pero la presión de pensar porque nos lo ordenan puede ser algo poco placentero.
Parece que la mente humana está diseñada para conectarse al mundo. Incluso cuando estamos a solas con nosotros mismos nuestra atención se centra en el mundo exterior. Estamos constantemente mirando al mundo exterior en busca de algún tipo de entretenimiento.
La incomodidad en el caso que relatamos provendría de la carencia de control sobre nuestros pensamientos, de la dificultad de obligar a nuestra mente a centrarse en un tema por un tiempo prolongado. Sin un entrenamiento en meditación o en técnicas de control de pensamiento nos es difícil estar a solas con nosotros mismos y preferimos cualquier actividad exterior.
Los investigadores especulan que la experiencia negativa de estar a solas con nosotros mismos proviene de las señales de aburrimiento que recibimos y de la dificultad de controlar nuestros pensamientos. Si la mente está diseñada para conectarse con el mundo y no le damos algo en lo que concentrarse entonces le es difícil saber qué hacer.
Sin embargo, hay personas que sí disfrutan más de pensar que otras. Así por ejemplo, estos estudios mostraron que la gente más cooperativa disfrutaba más de ellos mismos cuando se les solicitaba no pensar sobre nada. Los individuos que admitían que soñaban despiertos de vez en cuando también eran más felices que el resto cuando se les dejaba a solas con sus pensamientos.
Además, los individuos que informaban de tener una experiencia positiva en este tipo de experimentos afirmaban que era porque pensaban acerca de acontecimientos futuros, generalmente acerca de sus seres queridos. Mientras que los que informaban tener una experiencia negativa generalmente era porque pensaban acerca del trabajo.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Julie Edgley, vía Flickr.