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Calentamiento ártico y olas calor veraniegas

Un nuevo estudio relaciona el calentamiento del Ártico debido al cambio climático y los episodios de olas de calor veraniegas a latitudes medias.

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La gente de la calle no entiende o no quiere comprender que ya se están notando los cambios inducidos por el calentamiento global, sobre todo cuando hay inviernos muy fríos. Pero, precisamente esos inviernos fríos pueden ser una manifestación del cambio climático, aunque sea anti-intuitivo.
El problema del cambio climático es que no afecta a todas las regiones del globo por igual. El Ártico se calienta a un ritmo doble que el resto, lo que amplifica el efecto del calentamiento al retirar el hielo blanco y sustituirlo por la roca o el mar oscuros.
Pero los climatólogos han señalado que esta amplificación ártica puede estar cambiando ya los patrones de circulación y estar causando las tormentas de nieve y grandes heladas en EEUU, Europa y Asia en invierno a latitudes medias de la última década.
Un nuevo estudio sugiere que este fenómeno ártico puede estar también provocando fenómenos de olas de calor como la vivida en Rusia en 2010.
La absorción de mayor luz solar por la retirada de los hielos árticos hace que el efecto sea aún mayor durante el mínimo de cubierta helada a finales de otoño y comienzos del invierno. Esto recalienta aún más el océano y se libera más humedad a la atmósfera. Estos flujos producen un ciclo de retroalimentación que intensifica el calentamiento de la región.
Uno de los resultados de la amplificación ártica es que hay menos diferencia de temperatura entre el Ártico y las latitudes más bajas. Esto podría estar debilitando los vientos al haber un menor gradiente de temperatura a nivel global, en particular de la corriente en chorro polar. Se ha podido ver que esta corriente se ha ido debilitando en los últimos 36 años.
La idea es que a mitad del invierno esta corriente polar debilitada puede estar promoviendo que el aire frío de la región, al no estar tan confinado, llegue a zonas más al sur, provocando las tormentas de nieve que, por ejemplo, están sufriendo los EEUU en los últimos años.
Según Dim Coumou (Instituto para el Impacto del Clima en potsdam, Alemania) el mismo fenómeno de amplificación Ártica está provocando las olas de calor en verano. Los episodios de calor intenso están aumentando en todo el globo debido al calentamiento global en sí, pero sobre ese fenómeno de base se añaden unas condiciones de circulación atmosférica que favorecen las olas de calor, según este investigador.
La corriente en chorro polar tiene unas oscilaciones lentas (olas de Rossby) que provocan un bloqueo atmosférico que exacerba las olas de calor. Pero en este nuevo estudio se centra en las ondulaciones rápidas transitorias de Rossby.
Coumou y sus colaboradores muestran cómo la energía de este sistema climático ha cambiado en el tiempo desde 1979.
La energía cinética de los sistema meteorológicos, como los ciclones y anticiclones, están íntimamente ligados a la corriente en chorro. Si esta es fuerte, la cizalladura en el sistema de vientos es fuerte y, precisamente, la cizalladura es la que genera los remolinos que son los ciclones y anticiclones. Así que si se reduce la corriente en chorro se reduce la energía cinética de estos sistemas.
Los datos observacionales de junio, julio y agosto desde 1979 a 2013 del hemisferio Norte a latitudes entre 35 y 70 grades indican un declive global de la energía cinética de entre un 8% y un 15% en verano. Es importante en este punto fijarse en que trata de medidas y no de predicciones de modelos.
El caso es que esto ha provocado un descenso de las tormentas de verano y estas son importantes a la hora de traer humedad y aire fresco del océano hacia el interior continental. En ausencia de estas tormentas de verano se producen más sequías y episodios de intenso calor, como el que padeció Rusia en 2010.
Según los expertos del campo, el nuevo trabajo es importante a la hora de fijar los mecanismos que ligan la amplificación ártica con los patrones meteorológicos a latitudes medias y es convincente a la hora de relacionar el cambio climático con una menor número de tormentas de verano.
Coumou dice que al aplicar los modelos climáticos a esta situación se puede ver que lo que está pasando es sólo el comienzo y que las olas de calor se intensificarán y harán más frecuentes en el futuro.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Gráfico: NOAA.