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Generosidad y religión en niños

Los niños educados en hogares seculares son más generosos que los educados en familias religiosas.

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Cada día se acumulan más pruebas de que el ser humano nace con una ética preinstalada. Los detalles de la misma serían modulados posteriormente por la cultura de la sociedad en la que se vive. Esta moral o ética no dependería enteramente de la religión.
Los creyentes argumentan que sin religión el ser humano caería en el egoísmo y la barbarie, por tanto necesita de unas reglas religiosas que le tienen que decir lo que está bien y lo que está mal.
Sin embargo, experimentos recientes muestran otra cosa y los niños sin doctrina religiosa se muestran más compasivos y muestran más generosidad que los niños educados en una religión.
Los niños procedentes de familias religiosas, especialmente las musulmanas, muestran una mayor inclinación a juzgar las fechorías de los demás como algo malo y castigan a los que las cometen.
El estudio se basa en una muestra de 1170 niños de distintas partes del mundo y es el primer análisis a gran escala de su tipo. Este estudio sugiere que la religión y el comportamiento moral no necesariamente van de la mano, al menos en niños.
“Nuestros hallazgos apoyan la noción de que la secularización del discurso moral no reduce la bondad humana”, dice Jean Decety (University of Chicago), líder del estudio.
Ya en estudios anteriores se había puesto en duda el estereotipo de que la gente religiosa es más moral que la gente no religiosa.
En las encuestas la gente religiosa informa de altos niveles de actividad caritativas. Pero no está claro si esto es así o es una exageración. Además, no parece que el espíritu altruista esté confinado a los miembros de las religiones.
En pruebas reales sobre generosidad se producen resultados confusos. Un estudio encontró que tanto las personas religiosas como no religiosas comparten más dinero con desconocidos después de haber leído frases que contenías palabras religiosas como “Dios” o “espíritu”. Pero las personas eran también más generosas después de leer textos con palabras seculares de autoridad, como “policía”. Otro estudio encontró que la gente más religiosa era tan proclive a evitar rodeando a un extraño en apuros como la gente menos religiosa.
Este nuevo estudio se hizo con niños de entre 5 y 12 años de Canadá, China, Jordania, Turquía, Sudáfrica y EEUU. Incluía a 510 musulmanes, 280 cristianos y 323 niños no religiosos. Es el primero con una muestra tan grande en mirar cómo los comportamientos religiosos y morales se dan en niños a lo largo del globo. Está enfocado solamente en una faceta del comportamiento moral: el altruismo o disposición de dar a algún otro un beneficio que tiene un coste personal.
En las pruebas se empleó unos objetos de valor para los niños: pegatinas. A cada uno de ellos un adulto le pedía que escogieran 10 pegatinas, pero que no tenía mucho tiempo de distribuirlas las pegatinas a los otros niños (una excusa). Así que se les pedía que pusiera alguna de las 10 pegatinas en un sobre para compartirlas con otros niños, niños que se suponía que estaban en la misma escuela y grupo étnico. Los investigadores usaron el número de pegatinas que metían en el sobre como una medida del altruismo.
Los niños no religiosos destinaban 4,1 pegatinas en promedio a ser compartidas, mientras que los cristianos destinaban 3,3 y los musulmanes 3,2.
Además, pudieron comprobar que los niños pertenecientes a familias más religiosas (algo que midieron con una encuesta a los padres) eran los menos altruistas.
La edad, estatus socieconómico y país de origen jugaban también un papel, pero esto no era suficiente como para superar las pronunciadas diferencias de carácter religioso. En niños mayores el reparto era más estricto, mientras que los niños religiosos más pequeños eran menos proclives a compartir.
En otra parte del experimento se hacia a los niños ver un vídeo en el que un niño hacía alguna fechoría a otro. Entonces tenía que clasificar cómo de malo era el incidente y cómo de severamente querían que se castigara al perpetrador.
Los niños no religiosos tendían a clasificar los incidentes menos severamente que los religiosos. Pero los niños musulmanes en promedio tendían ser mucho más severos y a buscar el castigo más duro que los cristianos y seculares.
Decety no sabe muy bien por qué todo esto, pero sugiere que el patrón en los niños religiosos parece ligado a un fenómeno que denomina ‘licencia moral’. Esta se daría cuando un persona siente (aunque sea a nivel subconsciente) que tiene permiso para hacer algo que está mal porque se ven a sí mismo como la persona moralmente correcta.
Benjamin Beit-Hallahmi (Universidad de Haifa) sospecha que los resultados obtenidos en este estudio están conectados a la importancia que muchas religiones otorgan a la autoridad externa y la amenaza del castigo divino. Mientras que los niños en hogares religiosos aprenden a actuar fuera de la obediencia a un observador con poder, los niños educados en hogares seculares pueden ser educados para seguir las reglas simplemente porque es lo más correcto que hay que hacer. Entonces, si no hay nadie mirando, los niños de hogares no religiosos se comportan mejor.
Decety está ya extendiendo este mismo estudio a 14 países y explorando si la religión influye sobre cómo los niños deciden distribuir los bienes entre diferentes personas de un grupo. Espera obtener los mismos resultados.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [2]
Foto: Generosity, por Hasib en Flickr.