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Llamamiento de las Naciones Unidas a favor de los polinizadores

Un informe de Naciones Unidas alerta sobre las graves consecuencias que tendría no proteger a los polinizadores.

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La población de muchas especies de abejas, abejorros, mariposas y otros polinizadores está disminuyendo a ritmos alarmantes. Esto pone en peligro la producción de frutas y verduras para el ser humano y un negocio de 570.000 millones de euros a escala mundial.

Además, la desaparición de polinizadores es un desastre para la biodiversidad y el mundo natural.

En vista de este problema las Naciones Unidas han elaborado un informe de alerta sobre el asunto. El informe ha llevado más de dos años de estudio a un gran grupo de científicos a lo largo de todo el mundo. Científicos que han trabajado junto a varias agencias de las Naciones Unidas (NU). El informe es un meta-análisis basado en una multitud de artículos publicados en revistas científicas en los que se ha tratado este problema.

Según este informe hay unas 20.000 especies de polinizadores. Sin ellos las flores de muchas plantas no pueden ser polinizadas y, por tanto, no producen fruto o lo dan de muy baja calidad. Pero 2 de cada 5 de estas especies de invertebrado polinizadores, como las abejas de todo tipo y las mariposas, han emprendido la senda de la extinción. Algunas de estas especies ya se han extinguido, como las dos especies de abejorros que lo han hecho en Reino Unido y la que ha desaparecido en EEUU.

Otros polinizadores, como los colibríes o los murciélagos tropicales están sólo un poco mejor, con 1 de cada 6 especies en peligro.

Recordemos que muchas veces la labor de un polinizador no la puede suplir otro. En esos casos las flores están adaptadas a la fisonomía de un polinizador en concreto y ambos han coevolucionado durante millones de años. La forma de la flor se adapta a la trompa de la mariposa que la poliniza o al pico del colibrí. La desaparición del polinizador significa la desaparición de la planta y, por tanto, de también otras especies que viven de ella.

Según Simon Potts (University of Reading), autor principal del estudio, estamos en un periodo de declive y las consecuencias negativas van a ir aumentado. Si se quiere alimentar a la población mundial de 2050 el papel de los polinizadores es crucial.

El problema no es ya tanto la abeja melífera, de las que se ha hablado mucho y que está experimentando un declive dramático, sino también de otros insectos polinizadores.

El número de colmenas domesticas de abeja melífera ha caído en EEEUU de 5,5 millones de 1961 a 2,5 millones en 2012 por culpa del síndrome de despoblamiento de las colmenas. Ahora se ha recuperado hasta las 2,7 millones. Pero en peor situación están las abejas silvestres y los abejorros, de los que depende gran parte de la polinización.

Hay varias causas en este declive. Entre ellas está la poca diversidad de flores por culpa de los monocultivos, que producen un solo tipo de flores durante un escaso periodo de tiempo al año. A lo que hay que añadir la pérdida de hábitats. También está el uso de pesticidas como los neonicotinoides, que atacan el sistema nervioso de estos insectos. El calentamiento global está también afectando la época de floración de algunas especies y cambiando el clima local en algunos lugares. Finalmente están las enfermedades, los parásitos y patógenos que van de los virus a las bacterias.

Las NU han creado un grupo de trabajo semejante al IPCC del clima para hacer un seguimiento de la biodiversidad en la Tierra. Este informe sobre los polinizadores es uno de los que ha conseguido publicar de los varios en los que trabaja. Este grupo se estableció en 2012 y se denomina IPBES (Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services).

El informe ha sido aprobado por el congreso de las NU celebrado en Kuala Lumpur el 26 de febrero pasado y en él estaban representados 124 países.

Se alerta sobre el problema, pero se ofrecen soluciones parciales. Según el informe hay que hacer otro uso de la tierra de cultivo y sopesar el uso de pesticidas. Esto es algo que se puede hacer a nivel local y la política de cada país puede implantar medidas sin contar con los demás. Además, las medidas pueden ser fáciles y baratas, según David Inouye (University of Maryland).

No todos son optimistas, Dave Goulson (University of Sussex) se cuestiona si alguna acción a nivel básico pueda finalmente ayudar a los polinizadores a raíz de este informe. Añade que estamos a las puertas de la sexta extinción masiva global y que los implicados se pasan miles de horas escribiendo documentos acerca de la biodiversidad, pero que no se toman acciones reales que traten las causas de esta catástrofe ecológica.

De todos modos, este informe del IPES no está libre de polémica, pues algunos de los “científicos” seleccionados provienen de la industria, a pesar de que el IPES requiere que todos los autores principales (40 en este caso) carezcan de conflictos de interés. Esto es algo que denuncia Axel Hochkirch (Universidad de Trier, Alemania).

Se han podido señalar algunos factores importantes a nivel local que contribuyen al asunto, como por ejemplo en EEUU, en donde el gran problema son las grandes extensiones de monocultivos, sitios en los cuales las flores silvestres están desapareciendo o están totalmente ausentes.

En Europa el 97 de la superficie cubierta de hierba silvestre ha desaparecido desde la Segunda Guerra Mundial, pero es en esas áreas en donde los polinizadores de los que hablamos prosperan.

Una solución que se ha sugerido en estos casos es plantar líneas de plantas silvestres para así ayudar a los polinizadores, por ejemplo a lo largo de las lindes de las tierras. Algunas medidas se han tomado en el Reino Unido, en donde las instituciones pagan a los granjeros y agricultores por plantar plantas silvestres que sirvan a los polinizadores para obtener alimento.

El otro gran problema es el uso de pesticidas, especialmente los insecticidas. Se ha demostrado que dosis no letales de estos pesticidas, especialmente los neonicotinoides, tienen graves efectos sobre los polinizadores, como ya vimos en NeoFronteras en el pasado [1].

Los herbicidas, además, tienen el efecto de matar las hierbas de cuyas flores se alimentan estos polinizadores. Para Simon Potts el papel de los pesticidas es definidamente dañino y según él se necesitan menos aplicaciones y más inteligentes de estos productos químicos.

En 2013 la Comisión Europea impuso un veto temporal al uso de los neonicotinoides (clothianidin, thiamethoxam y imidacloprid). La EFSA (European Food Safety Authority) está revisando en Parma la seguridad de estos productos y se espera que se complete el análisis en enero de 2017.

Pero un problema que no es fácil de solucionar es el del calentamiento global, pues en este caso no se puede actuar localmente, sino globalmente. En el futuro la situación será aún peor conforme se vayan notando los cambios en el clima.

En la actualidad el IPBES está trabajando en cuatro estudios regionales que incluyen África y las américas y un estudio separado sobre la degradación del suelo que se espera se publique en 2018.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa sobre el informe. [3]
Web de IPBES. [4]
Foto: NeoFronteras.