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Algunos peces reconocen caras humanas

El pez arquero es capaz de reconocer las caras humanas, una habilidad que en los vertebrados se creía reservada sólo a los animales con neocórtex cerebral.

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Los peces arqueros son unos peces de agua dulce o salobre famosos por su peculiar forma de cazar. Estos peces escupen un chorro de agua por su boca por encima de la superficie del agua que alcanzar a los insectos que quieren cazar. El chorro los derriba de la rama o planta sobre la que se encuentren y caen sobre el agua. Entonces, el pez sólo tiene que comerse la presa.

Esta peculiar forma de cazar exige que el pez pueda reconocer el insecto aún estando bajo el agua, pero, además, puede ser usada por los investigadores para condicionar el comportamiento de estos peces. Así por ejemplo, los investigadores pueden colocar ciertas dianas por encima del agua que suelten comida si son alcanzadas por el chorro del pez. Al cabo de un tiempo el pez reconocerá las dianas que proporcionan comida.

El caso es que Cait Newport (University of Oxford) y sus colaboradores han realizado uno de estos experimentos con estos peces (Toxotes chatareus) en el que las dianas eran distintas caras humanas. En total usaron un grupo de 44 fotos de caras que eran presentadas por pares. Una era “conocida” y soltaba comida y la otra era “desconocida” y no lo hacía en caso de ser alcanzada por el chorro del pez arquero.

Este animal era capaz de reconocer las caras adecuadas en un 81%-86% de las ocasiones. Incluso era capaz de realizar esta tarea cuando se eliminaban de la foto características tan importantes es como la forma de la cabeza o el color.

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Del experimento se desprende que el pez arquero es capaz de reconocer caras humanas, algo que parece un tanto extraño si se media un poco, pues estos peces no necesitan esta habilidad en la Naturaleza.

Para los humanos, como animales sociales que somos, el reconocimiento de caras es importante para así poder relacionarnos con nuestros semejantes de forma rápida y apropiada. Pero reconocer caras no es sencillo, al fin y al cabo todos los rostros tienen dos ojos, una nariz una boca, etc. Las diferencias entre unas caras y otras son muy sutiles, aunque a nosotros no nos lo parezca debido a nuestra gran habilidad en reconocer diferencias en los rostros humanos. Una habilidad que no es tan efectiva cuando tratamos de distinguir las caras de los animales de una misma especie. En su día se hipotetizó que esta tarea de reconocer caras es tan difícil que sólo podría ser lograda por los primates, que tienen cerebros grandes y complejos.

Hay dos teorías rivales sobre el reconocimiento de caras. La primera sostiene que esta capacidad es innata y descansa en circuitos neocorticales y la segunda sostiene que esta habilidad es aprendida a través de la experiencia y descansa sobre la circuitería general de reconocimiento de patrones del cerebro, por lo que el reconocimiento de caras no sería distinto del reconocimiento de cualquier otra forma.

Las aves sí poseen neocórtex y supuestamente por esta razón las aves sí son capaces de reconocer las caras humanas en los experimentos que se han realizado al respecto. Algo que a la luz de de un nuevo descubrimiento según el cual las aves tienen tantas neuronas como los primates en el prosencéfalo [1] tampoco parece tan extraño. También algunos animales domésticos saben reconocer caras humanas.

El reconocimiento de caras es algo para lo que se suponía necesaria la existencia de un neocórtex cerebral. Los peces están mucho más abajo (si es que “arriba” o “abajo” tienen un significado real) en el árbol filogenético de los vertebrados que nosotros. Nuestros antepasados eran peces, pero el cerebro moderno con su neocórtex apareció mucho más tarde, un neocórtex que los peces no tienen.

Los humanos tenemos una región especializada en el cerebro que es la que se encarga del reconocimiento facial, lo que sugiere que debe de haber algo especial en las caras. Hay personas con una condición neurológica conocida como prosopagnosia con esa parte alterada que son incapaces de distinguir unos rostros de otros, incluso las caras de sus seres queridos más cercanos. Sin embargo, estos humanos sí son capaces de distinguir otras formas.

El experimento no sólo demuestra que el pez arquero tiene una notable habilidad de discriminar patrones, sino que además proporciona pruebas de que los vertebrados que carecen de neocórtex, y que no tienen la prerrogativa evolutiva de discriminar rostros humanos, pueden de todos modos realizar esta discriminación con un alto grado de precisión.

Este pez se suma a las abejas en esta capacidad de distinguir rostros humanos sin necesidad de neocórtex.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [3]
Reconocimiento facial en las abejas [4]
Foto de cabecera: Wikipedia.
Foto posterior: Cait Newport, Guy Wallis, Yarema Reshitnyk y Ulrike E. Siebeck