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Vida basada en rayos cósmicos

Proponen que vida extraterrestre sencilla podría alimentarse indirectamente a partir de la radiación cósmica.

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Como dijo uno de los personajes de Jurasic Park “la vida se abre paso”. Una vez se inicia, esta se adapta a todo tipo de ambientes, algunos microorganismos incluso viven en ambientes muy extremos.

Hay extremófilos que viven en aguas a más de 100 grados y a alta presión, que viven en medios muy ácidos o muy alcalinos, etc. Algunos de estos microorganismos viven incluso dentro de la corteza terrestre. Así por ejemplo, Desulforudis audaxviator vive a 2,8 km de profundidad y obtiene su energía de la radiación emanada por el uranio que hay allí. Fue descubierta en una mina de oro sudafricana, que es uno de los pocos sitios a gran profundidad a los que ha podido llegar el ser humano. Posiblemente esté presente este tipo de extremófilos más abajo aún.

Este microorganismo es capaz de vivir en completo aislamiento fuera del resto de la biosfera, sin oxígeno, en total oscuridad y a 60 grados centígrados. Sobrevive allí gracias a que la desintegración radioactiva del uranio de las rocas circundantes produce hidrógeno y sulfato que este microorganismo usa para construir sus propias moléculas orgánicas a partir del agua, carbón inorgánico y nitrógeno a partir del amoníaco de las rocas.

Desulforudis audaxviator ha inspirado a un científico y este propone que puede haber vida en el Universo que esté basada en la radiación ionizante como fuente de energía, incluidos los rayos cósmicos.

Según Dimitra Atri (Blue Marble Space Institute) si este microorganismo hace esto, aquí en la Tierra, no hay impedimentos para que la vida en otros mundos no haga la misma cosa.

La vida en la superficie terrestre está basada en la luz del Sol y en la fotosíntesis. Las plantas forman el primer eslabón trófico a partir del cual viven el resto de los seres vivos. En la fotosíntesis se sintetizan sustancias orgánicas ricas en energía a partir de agua, dióxido de carbono y luz solar. La energía que contienen estas moléculas así obtenidas se puede recuperar gracias a la oxidación que se produce durante la respiración celular.

La radiactividad del uranio en la mina sudafricana rompe las moléculas de agua y sulfuros produciéndose sulfatos, hidrógeno y agua oxígenada. Desulforudis audaxviator no usa la energía del uranio directamente, sino que absorbe estos compuestos y toma la energía que contienen en provecho de su propio metabolismo. Parte de la energía obtenida es usada para reparar el daño producido por la propia radiación.

Según Atri, algunas formas de vida extraterrestre podrían usar un sistema similar a partir de los rayos cósmicos galácticos, que son partículas de alta energía que cruzan el Universo y que se cree son producidas en parte por las supernovas.

En la Tierra hay un escudo magnético y una atmósfera que nos protegen en parte de esta radiación, pero en otros cuerpos, como Marte, Plutón o las lunas de los planetas jovianos, incide directamente sobre sus superficies y puede aportar energía como para mantener microorganismos como Desulforudis audaxviator.

Las simulaciones que Atri ha realizado indican que esta radiación es suficiente como para mantener una pequeña comunidad microbiana en esos mundos, excepto en la Tierra, así que no se puede descartar una vida de este tipo en otros cuerpos del Sistema Solar o más allá.

Normalmente, cuando se buscan mundos habitables, se buscan planetas con atmósfera densa. Pero en este caso se trataría precisamente de lo contrario: un planeta con escasa atmósfera.

Según Atri, Marte podría ser un buen candidato a albergar este tipo de vida, pues tiene agua en su subsuelo y su composición rocosa permitiría que la radiación cósmica generarse subproductos que aprovechase esa vida.

Sin embargo, parece que esta forma de vida no se podría dar en otros cuerpos, como los planetas rocosos errantes, pues sus temperaturas serían muy bajas.

Uno de los problemas es que si la radiación es excesiva entonces las moléculas orgánicas son destruidas y no hay manera de reparar el ADN. No habría manera de compensar este efecto negativo y todo estaría esterilizado.

Atri planea llevar algunos ejemplares de Desulforudis audaxviator al laboratorio para comprobar si con niveles de radiación cósmica como los que hay en Marte o Europa estos microorganismos pueden prosperar.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [2]
Foto: NASA.