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Cianobacterias sobreviven a condiciones espaciales

Cianobacterias árticas consiguen sobrevivir al espacio tras 18 meses de condiciones de vacío y alta radiación.

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La vida se abre paso o, al menos, en algunos casos puede sobrevivir a condiciones que son muy extremas.

Desde hace unos años se realiza un experimento muy interesante en la Estación Espacial Internacional. En su exterior hay unos módulos en los que se depositan algunas bandejas con organismos para comprobar su resistencia a las duras condiciones del espacio.

Allí reciben radiación cósmica y rayos ultravioletas muy intensos que alteran su ADN, pero también soportan condiciones de vacío y grandes fluctuaciones de temperaturas. Todo ello durante largos periodos de tiempo.

En estas páginas de NeoFronteras ya vimos en el pasado el éxito que tuvieron los tardígrados y los líquenes al sobrevivir a semejante prueba.

Ante todo hay que decir que estos y otros seres no viven y prosperan en esas condiciones, sino que se encuentran en un estado de vida latente y luego se les hace volver a la vida en los laboratorios terrestres. No les sería posible vivir allí, entre otras cosas, porque el vacío espacial evapora cualquier cantidad de agua que puedan contener.

Ahora se publican los resultados de un experimento de este tipo, pero realizado con cianobacterias, que está dirigido por Thomas Leya (Instituto Fraunhofer). Al parecer estas “algas” son tan buenas como los tardígrados y los líquenes en esto de volver a la vida después de un largo paseo espacial.

Los investigadores implicados especulan que quizás el descubrimiento pueda tener aplicaciones industriales, en cosméticos, para la obtención de alimentos o para un posible viaje a Marte.

Las cianobacterias en cuestión pertenecen a la cepa CCCryo 101-99 Sphaerocystis sp que el propio Leya aisló en un lago del archipiélago de Svalbard, en el Ártico, así como cianobacterias antárticas, cyanobacterium Nostoc sp y Sphaerocystis sp, todas ellas criófilas que viven en ambientes muy fríos.

Estos organismos han logrado evolucionar hasta poseer estrategias de adaptación a las condiciones en las que viven en su ecosistema natural. Principalmente se desecan para así resistir largas temporadas de intenso congelamiento. La supervivencia a las condiciones espaciales no es más que un efecto secundario de esta adaptación a su medio natural.

Este mismo equipo de investigadores tiene una amplia experiencia en la realización de experimentos en tierra para estudiar las estrategias de supervivencia de hongos, musgos, algas y cianobacterias de las regiones polares.

Prepararon las muestras con una pequeña desecación previa antes del viaje espacial. Se enviaron al espacio dentro de una cápsula Progress el 23 julio de 2014.

Las algas en cuestión pasaron un año y medio expuestas a las condiciones antes mencionadas junto a otros organismos. La única separación entre las muestras y el espacio vacío fueron unos filtros de densidad neutra que atenuaban la luz solar.

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Allí desarrollaron su estadio anaranjado de animación suspendida, que es lo típico que les ocurre a las colonias de algas verde-azuladas cuando las condiciones no son favorables.

Pese a las condiciones soportadas, las cianobacterias CCCryo 101-99 pudieron volver a la vida una vez se las bajó al laboratorio en tierra firme. Sólo una de las muestras no sobrevivió.

Una posibilidad obvia de este tipo de resultados es saber si es posible que la panspermia se diera en la Tierra hace miles de millones de años si algún meteorito cargado con microorganismos resistentes llegó a la Tierra. Aunque el experimento se encuadra dentro del proyecto BIOMEX de pruebas sobre las posibles condiciones de vida en Marte, incluido el viaje hasta allí.

Debido a que la radiación también daña de ADN humano, estos investigadores creen que analizando las algas se podrían averiguar los carotenoides u otros biomarcadores de la misma responsables de esta estrategia adaptativa, algo que se podría adaptar al ser humano en un hipotético viaje a Marte.

También sería importante poder cultivar en Marte para así poder tener una colonia marciana viable habitada por humanos. Las algas, que se criarían dentro de invernaderos semitransparentes, además de producir oxígeno serían una fuente de comida.

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Entre las posibles aplicaciones cosméticas está la producción de cremas solares para la piel con componentes de algas que la protejan frente a los rayos ultravioletas.

Además, las algas pueden ser un buen suplemento nutricional gracias a su alto contenido en ácidos grasos omega-3, que ellas usan como mecanismo de reparación. La obtención de estos ácidos es todavía cara y el uso de algas podría abaratarlo para que su venta fuera comercialmente rentable.

Estos investigadores han recolectado unas 500 especies de organismos polares y de otros ambientes extremos para así testar su resistencia, pero se estima que debe haber 100.000 especies de este tipo, aunque muy pocas hayan sido identificadas. Por tanto, esto indica que las posibilidades de encontrar más casos de resistencia a las condiciones espaciales deben ser altas.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa (pdf). [2]
Supervivencia de tardígrados a condiciones espaciales. [3]
Supervivencia de liquen a condiciones espaciales. [4]
Las garrapatas sobreviven al vacío. [5]
Fotos: ESA/ROSCOSMOS y Thomas Leya / Fraunhofer IZI-BB