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Fósiles de más de 3700 millones de años

Se publica un resultado según el cual se han hallado restos fósiles de microorganismos en rocas con una edad de entre 3770 y 4300 millones de años.

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Si se confirma será una pequeña revolución científica. El hallazgo de posibles fósiles de hace más de 3700 millones de años confirmaría un origen temprano de la vida.

Hasta ahora había pruebas químicas isotópicas en rocas antiguas que indicaban que la vida podría haberse originado hace 3800 millones de año, pero, a falta de otros tipos de pruebas fósiles, algunos expertos del campo se resistían a creerlo.

La razón fundamental para no creerse algo así estaría en la cantidad de tiempo que estos expertos estiman que necesitaría la abiogénesis para darse y el tiempo que tardaría esa vida recién formada en evolucionar hasta formas de vida independientes que pudieran tener un metabolismo lo suficientemente sofisticado como para dejar esos rastos isotópicos. Pero también está en asunto del bombardeo intenso tardío.

Las misiones Apolo pudieron contribuir a la ciencia. Además de las imágenes de la superficie se contó con las muestras traídas a la Tierra que pudieron ser analizadas en los laboratorios.

Uno de los descubrimientos que se derivan de esas misiones es el del Bombardeo Intenso Tardío (BIT), que se dio entre hace 4100 y 3900 millones de años. Durante esa época numerosos asteroides chocaron contra la Luna y, por tanto, contra la Tierra. Así que es fácil imaginar que el Bombardeo Intenso Tardío habría esterilizado cualquier vida que pudiera haber sobre la Tierra e incluso haber eliminado el agua líquida que hubiera.

Se han encontrado, además, supuestas pruebas de este BIT en otros cuerpos del Sistema Solar gracias a las imágenes enviadas por misiones no tripuladas.

Se cree que el fenómeno se debió a una reconfiguración orbital de los tres planetas gaseosos exteriores del Sistema Solar, que se desplazaron hacia el cinturón de Kuiper. Este proceso alteró las interacciones gravitatorias del Sistema Solar y provocó esta lluvia de planetesimales procedentes de este cinturón y del de asteroides.

Recientemente se ha puesto en cuestión la existencia o cronología del BIT basándose en relaciones isotópicas. Así que podría ser que sí que fuera posible que la vida se iniciara hace 3800 millones de años o más.

Las dificultades para demostrar este punto vienen de que en la Tierra hay erosión y tectónica, por lo que la cantidad de rocas de esa edad son muy escasas. Incluso las pocas rocas de edades muy antiguas que se conservan están muy alteradas al sufrir presiones, calentamientos y plegamientos, así como alteraciones químicas de diverso tipo, por lo que es difícil interpretar los resultados.

Si a todo eso le unimos la dificultad que tienen los microorganismos para fosilizar, la posibilidad de demostrar la existencia de vida muy temprana es más bien escasa.

Ahora se publica un resultado según el cual se han hallado restos fósiles de microorganismos en rocas de entre hace 3770 y 4300 millones de años. Por tanto, la vida no sólo se podría haber iniciado hace 3800 millones de años, sino que podría ser incluso más antigua. Por tanto, estos restos fósiles serían al menos unos 300 millones de años más antiguos que los fósiles más antiguos de estromatolitos encontrados hasta ahora.

Aunque hay afirmaciones de fósiles de estromatolitos de hace 3700 millones de años encontrados en Groenlandia, algunos expertos dudan de esta afirmación, así que sólo quedan los fósiles de estromatolitos australianos de hace 3400 millones de años encontrados en Australia como la prueba más fuerte de vida temprana.

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En concreto, en este caso se han encontrado filamentos y tubos microscópicos en rocas del cinturón de Nuvvuagittuq en lo que hoy es Quebec (Canadá). El cinturón de Nuvvuagittuq contiene algunas de las rocas sedimentarias más antiguas conocidas.

Los tubitos y fibras encontrados (ver foto de cabecera) están compuestos por hematita (un óxido de hierro) que, a veces, se bifurcan y termina en bultos. Estas formaciones son comunes en fósiles más recientes asociados con la actividad oxidativa en chimeneas hidrotermales de bacterias para así conseguir energía. Por tanto, estas estructuras son muy similares a los que dejaría bacterias que metabolizaran el hierro. De hecho, estas rocas parecen que están asociadas a lo que podría ser una chimenea hidrotermal de la época rica en hierro.

Además de estas estructuras los investigadores implicados han encontrado trazas de carbono, calcio y fósforo que tendrían origen biológico al ser estos elementos comunes en los seres vivos. A lo que hay que añadir rosetas y gránulos de grafito. Estas rosetas y gránulos también han sido hallados en rocas de esa edad, pero su origen biológico es tema de debate. Aunque en este caso contienen apatita (fosfato cálcico), lo que apoyaría su origen biológico. Estas estructuras compuestas de esos minerales es lo que se espera de procesos de putrefacción, tal y como se ha documentado en el registro geológico hasta la actualidad, según los autores.

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Las fuentes hidrotermales aparecen en las dorsales oceánicas o en las zonas de subducción, pues en esos lugares hay magma debajo que alimenta con calor y energía el sistema de chimeneas. El agua que expelen estas chimeneas viene cargada de minerales como el sulfuro de hierro. Cuando el agua se enfría se depositan estos minerales creándose la propia chimenea.

Pero esta agua cargada y caliente hace de un buen foco termodinámico que alimenta sistemas biológicos. Todavía hoy se da esto mismo en los océanos terrestres y los seres que ahí viven lo hacen “desconectados” de la fotosíntesis basada en la luz solar.

También se ha propuesto que la vida podría estar en lugares como las lunas Europa o Encelado si hubiera estas chimeneas, en este caso alimentadas energéticamente por las fuerzas de marea.

El descubrimiento apoyaría la hipótesis de que la vida se inició de un modo caliente en este tipo de chimeneas en las profundidades del fondo oceánico y esta génesis estaría desconectada de los mares someros y del Sol.

Según Dominic Papineau (University College London), líder del estudio, el hallazgo no excluye una vida de esa edad en aguas someras de tipo estromatolito generado por tapetes de cianobacterias fotosintéticas, pues ambas formas de vida podrían proceder de un ancestro común más antiguo.

Ya no queda mucho margen para seguir viajando hacia el pasado. Este planeta como tal tiene unos 4550 millones de años, así que, según este resultado, la vida habría aparecido al poco de formarse la Tierra.

Los autores del estudio se atreven a realizar una predicción. Como, según ellos, el hallazgo apoya la idea de que la vida en la Tierra se desarrolló en un tiempo en el que tanto la Tierra como Marte tenían agua líquida en la superficie, entonces sostienen que se encontrarán pruebas de vida en Marte hace 4.000 millones de años, pues de lo contrario, eso significaría que la Tierra sería una excepción.

Pese a todo, hay escépticos que ponen en duda el hallazgo, principalmente porque esas estructuras podrían haberse creado por métodos no biológicos y porque en esa época no había oxígeno que permitiera la oxidación del hierro, principalmente porque no habría fotosíntesis que lo produjera, ni mecanismo que lo llevara en abundancia al fondo marino si hubiera cierta fotosíntesis realizada por cianobacterias en aguas someras.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [2]
Fotos: Matthew Dodd y D. Papineau.