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Polvo de frenos y neumáticos también son contaminantes

El polvo generado por los frenos y los neumáticos puede ser malo para salud cuando se junta a los sulfatos ácidos de la atmósfera.

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Si el lector cree que la batalla por el aire limpio de las ciudades se va a detener en la prohibición de los automóviles con motor diésel se equivoca.

Los motores de gasolina también contaminan el aire, los de combustión interna a gas natural o gas licuado del petróleo lo mismo, pero es que los eléctricos también lo hacen.

Al parecer, el polvillo que sueltan los frenos y los neumáticos con su simple uso también contribuyen a la contaminación del aire y esto afecta a los vehículos de “cero emisiones”, como los eléctricos. Estos polvillos contienen, entre otras cosas, finas partículas metálicas de cobre, hierro y manganeso que comprometen la salud respiratoria de las personas. Estas partículas reaccionan con otras partículas del aire ricas en sulfatos y generan un aerosol tóxico.

Estas reacciones suceden por encima de calles y carreteras con mucho tráfico y cuando los compuestos de azufre de la atmósfera, en general producido por otros tipos de polución, reaccionan con esos metales (en principio insolubles) y generan nuevos compuestos con una solubilidad aumentada que los hace más propensos a producir estrés oxidativo cuando son inhalados.

Rodney Weber (Georgia Tech) y colaboradores han realizado un trabajo para estudiar el alcance de este problema.

Los sulfatos ácidos han sido asociados con diversos problemas de salud. La hipótesis antigua venía de decir que los sulfatos ácidos quemaban directamente los pulmones debido a su acidez, lo que producía los problemas de salud. Pero este efecto no era por sí sólo suficiente como para generar un problema de salud, pues su cantidad no era muy alta. Pero estos sulfatos hacen que los metales que se inhalen vean afectada su solubilidad y esto sí que explica el problema.

Los investigadores implicados en el estudio recolectaron muestras de aire en dos lugares de Atlanta, una cerca de una autopista interestatal y otra a 420 metros de una carretera urbana importante de la ciudad. Luego analizaron su composición y pH.

Al parecer el polvo soltado por los frenos al desgastarse las pastillas es peor que el polvo soltado por los neumáticos.

Una cantidad significativa de partículas de sulfatos del ambiente tenían un tamaño similar al de las partículas metálicas, lo que sugería que ambos fueron mezclados en partículas individuales que en el transcurso de las horas y días permitía al sulfato ácido convertirlas en su forma soluble.

Para cuantificar cómo de peligroso puede ser este aerosol soluble, los investigadores implicados desarrollaron un sistema de análisis del potencial oxidativo basado en anteriores estudios epidemiológicos que simulaba la respuesta a la toxicidad de esa mezcla en las células del organismo humano.

En esos estudios anteriores se observó que el pico de toxicidad estaba correlacionado con la cantidad de metales solubles contenidos en las partículas, algo que sucede cuando las partículas metálicas entran en contacto con sulfatos ácidos.

Eso significa que los metales pueden ser absorbidos directamente por riego sanguíneo una vez son inhaladas por los pulmones, en donde pueden ser repartidas por el resto del cuerpo y causar daño a través del estrés oxidativo.

Aunque las muestras tomadas relativamente lejos de la autopista contenían menos de estos metales, hay de todos modos una polución que puede viajar desde allí por el aire a otros lugares y causar problemas de salud en las áreas colindantes.

Sin embargo, los frenos y neumáticos no son las únicas fuentes de estas partículas. Las incineradoras y otras formas de combustión también producen estos compuestos que también se pueden mezclar con los sulfatos del aire y generar el mismo problema.

De todos modos, la cantidad de las partículas de sulfatos del sureste de los EEUU ha decrecido en los últimos 15 años debido a una menor emisión de dióxido de azufre procedente de las centrales térmicas, que ahora se usan menos. Lo malo es que hay todavía suficiente cantidad como transformar en solubles las partículas metálicas que se generan.

A lo largo de estos últimos años, las emisiones de los vehículos procedentes de sus tubos de escape han ido disminuyendo, pero las emisiones de los frenos y neumáticos no lo han hecho en la misma medida. Incluso afecta a los vehículos eléctricos, así que habrá que tener muy en cuenta este problema en los próximos años si queremos que la salud de las personas no se vea afectada.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Josh Brown.