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Sobre la toma irracional de decisiones

Un estudio indica que la toma irracional de decisiones debidas al efecto marco vendría de un sistema de atajo en la toma de decisiones y no sería una consecuencia emocional.

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En muchos estudios de Psicología social o de Psicoeconomía se usa dinero de verdad que se apuesta en ciertos juegos.

A veces incluso se juega en países en vías de desarrollo en los que la vida es más barata para así poner sobre la mesa el sueldo promedio mensual o más dinero. En la Universidad de Duke han investigado recientemente sobre la toma de decisiones irracionales en este tipo de juegos.

En una primera versión de uno de los juegos al voluntario se le dan 20 dólares y a continuación se le da a elegir entre dos opciones. En la primera se le permite irse con 10 dólares, en la segunda puede lanzar una moneda y perderlo todo si sale cruz o llevarse los 20 si sale cara.

En la segunda versión se le dan esos 20 dólares y, otra vez, dos opciones entre las que elegir. En la primera se le quitan 10 dólares y en la segunda puede lanzar una moneda y perderlo todo si sale cruz o llevarse los 20 si sale cara.

Al parecer los voluntarios tienen a elegir más la segunda opción en el segundo juego que en el primer juego. Es más, en este segundo juego los que apuestan son más que los que optan por no hacerlo. Pero, si nos fijamos, numéricamente las ganancias o posibles pérdidas son exactamente las mismas.

A este fenómeno, de sobra conocido, se denomina efecto de marco o “framing effect”. El fenómeno es un tanto raro de explicar y por eso se suele decir que es una decisión irracional.

En la Universidad de Duke decidieron investigar este efecto usando imagen por resonancia magnética funcional sobre 143 participantes. Con ello querían ver cómo era la actividad de sus cerebros mientras jugaban al juego. La idea era contrastar las distintas teorías que pretenden explicar el efecto marco.

Según la primera teoría, el efecto está causado por las emociones, quizás porque la perspectiva de aceptar una ganancia segura (en el primer tipo de juego) hace sentirse bien al que juega y una pérdida garantizada (como en el segundo tipo) le hace sentir mal o asustado.

Según la segunda teoría, el efecto de marco es el resultado de un atajo en la toma de decisiones. Puede que sea una estrategia para aceptar ganancias aseguradas y evitar pérdidas seguras. Quizás este tipo de estrategia de decisión rápida ayuda a ganar tiempo y reduzca esfuerzos mentales a la hora de calcular qué es lo más adecuado. En ciertas circunstancias puede ser mejor decidir rápido que tardar tanto en decidir que la posible ganancia ya se haya esfumado.

Pues bien, se sometió a estos voluntarios a multitud de decisiones sobre distintos juegos en los que ganaban o perdían dinero mientras se vigilaba su actividad cerebral. Se comparó la actividad registrada con una base de datos de imágenes de este tipo (Neurosynth) que representaban la actividad asociada con diversos contextos: emocional, descanso, trabajando, etc.

Los participantes que tomaban en estos juegos las decisiones que hemos llamado irracionales, correspondientes al efecto marco, presentaban una actividad cerebral que se parecía más a las imágenes de control correspondientes a descanso o actividad normal que a otros estados.

Los voluntarios cuyos resultados eran inconsistentes con el efecto marco tenían una actividad cerebral más similar a la que se tiene trabajando o realizando una tarea.

Los resultados indican, por tanto, que el efecto marco es el resultado de una falta de esfuerzo mental o al uso de un atajo en la toma de decisiones y que la realización de esfuerzo mental puede contrapesar el efecto marco.

Los investigadores incluso fueron capaces de predecir la decisión que tomaban los participantes basándose en la actividad cerebral observada cuando se basaban en esta hipótesis. Sin embargo, cuando se tenía en cuenta el estado emocional del individuo no fueron capaces de realizar este tipo de predicción.

Según los investigadores, el estudio sugiere posibles estrategias para hacer que la gente tome mejores decisiones. En lugar de recurrir a sus emociones, que son siempre difíciles de medir, es mejor tomar una aproximación más general a la toma de buenas decisiones de forma rápida y fácil.

Aunque el resultado se podría resumir diciendo que, simplemente, somos vagos a la hora de pensar. Quizás los de marketing ya lo descubrieron hace tiempo cuando al lado de tabletas de chocolate negro a 1,05 euros ponen un “pack oferta” de esas dos mismas tabletas a 2,30 euros.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
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