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Una isla remota recubierta de basura

Las playas de la isla desierta Henderson situada en el Pacífico sur son las que más desperdicios acumulan de todo el mundo.

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Imagine, amable lector, que le dicen que va pasar unas vacaciones en una remota isla desierta del Pacífico Sur. La idea suena agradable, ¿verdad? Sin embargo, puede que al final le tocase compartir la isla con 18 toneladas de desperdicios plásticos.

La noticia ha aparecido estos días en los informativos de televisión. Una expedición científica liderada por Jennifer Lavers (University of Tasmania) a la isla Henderson ha descubierto que sus playas están recubiertas por parte de la basura plástica que los humanos arrojamos al mar.

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La isla Henderson es un pedazo de tierra inhabitado de unos 5 km de largo que está a 5000 km de cualquier continente. Sin embargo, presenta la mayor densidad de contaminación sólida de todo el mundo, consistente en un 99,8% en plásticos.

Este equipo de investigadores ha contabilizado 38 millones de trozos de plástico sobre sus playas que suman 18 toneladas de basura. La densidad de plásticos y similares es de 671 trozos de plásticos por metro cuadrado. Estos fragmentos miden más de 2 mm y llegan a una profundidad de 10 cm. Calculan que cada día se añaden 3570 trozos de plástico en una sola de sus playas. No parece que estos investigadores hayan contabilizado los microplásticos.

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Hace ya tiempo nos hicimos eco en NeoFronteras de la famosa “isla” de plástico que flota en el Pacífico norte. Se trata de una región de este océano en donde las corrientes concentran los plásticos flotantes. Una región similar se descubrió en 2013 en el Pacífico sur que se forma por motivos similares. Esta mancha de basura tiene una densidad de 400.000 partículas plásticas por kilómetro cuadrado.

La isla Henderson se sitúa justo al borde de este gigantesco vórtice sur de basura y por eso se depositan en sus playas tantos desperdicios.

Los plásticos han revolucionado la industria desde el pasado siglo y cada vez se produce una mayor cantidad de ellos. La producción anual en los años cincuenta era de una 1,7 millones de toneladas. En 2014 fue de 311 millones de toneladas y sigue aumentando.

Se usan en todo tipo de cosas, pero sobre todo sobre todo en envoltorios, envases y bolsas de sólo un uso que se tiran a la basura. La venta de productos desechables incrementa considerablemente este tipo de deshechos. Finalmente, la gestión de las basuras no siempre es la adecuada y muchas veces termina simplemente en el mar en donde es arrastrada por las corrientes marinas. Los productos orgánicos se degradan, pero los plásticos no, sólo son troceados en fragmentos cada vez más pequeños.

Es triste ver, por ejemplo, colillas en las cumbres de las montañas, bolsas negras de plástico atrapadas a miles en los espinos de la sabana africana o playas cubiertas con pajitas de refrescos.

Las playas de la isla Henderson son un ejemplo más. En ellas los investigadores han encontrado botellas, bolsas, pajitas, encendedores, cubiertos de plástico, maquinillas de afeitar, cepillos de dientes y restos de aparejos de pesca (boyas, redes y cabos).

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Las etiquetas encontradas sobre algunos de estos objetos indican que algunos de estos desperdicios proceden de Asia y Europa, pero la mayoría proceden de Sudamérica, posiblemente debido a las corrientes marinas. Estos desperdicios han estado acumulándose durante décadas. Así por ejemplo, se han encontrado soldaditos de plástico que eran populares en los setenta. Al ser inhabitada nadie limpia las playas de esta isla y la basura se acumula.

Los fragmentos de plástico son un serio problema para el aparato digestivo de numerosas especies marinas y representan una barrera en las playas para animales pequeños, sobre todo invertebrados, pero también para las tortugas que necesitan poner sus huevos en esas playas. Se estima que en el mundo hay más de 200 especies de animales en riesgo de ingerir fragmentos plásticos. Son una amenaza para el 55% de las aves marinas del mundo.

El peligro de los microplásticos [1] en el mundo todavía se está evaluando, pero ya se sabe que es un problema directo para pequeños animales. Los grandes pueden verse afectados por ellos debido a la capacidad de los plásticos para absorber y concentrar sustancias tóxicas, como pesticidas y similares.

Según Lavers la contaminación plástica marina debería ser puesta a un nivel de amenaza contra la humanidad similar al del cambio climático. “Como el cambio climático, tiene un efecto de legado. Pones dióxido de carbono en la atmósfera o plástico en los océanos y ambos se quedarán ahí”, añade Lavers.

De momento no hay planes para limpiar las playas de esta isla.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [3]
Fotos de las playas de Henderson: Jennifer Lavers, University of Tasmania.